Gram¨¢tica, best seller
Desde la muy temprana edad en que me inform¨¦ de que los Reyes Magos eran los pap¨¢s, he experimentado otras decepciones, una de las cuales es el escaso cr¨¦dito que merecen las listas de libros m¨¢s vendidos y, por deducci¨®n, de mayor ¨¦xito y valoraci¨®n p¨²blicos. Con notable marruller¨ªa se disimula la estimaci¨®n literaria, descargando sobre la plebe lectora la responsabilidad de comprarlos, no evaluarlos. Hasta ahora mismo, cuando nos enteramos de que uno de los libros m¨¢s difundidos es el editado por la Real Academia de la Lengua sobre el buen uso de la gram¨¢tica, disciplina agredida en grado sumo por escritores, pol¨ªticos, locutores y dem¨¢s tropa.
Ha sido pr¨¢cticamente desterrada su ense?anza de la formaci¨®n infantil y juvenil, lo que proporciona un nutrido y lamentable n¨²mero de licenciados en distintas ramas, con garrafales faltas de sintaxis, prosodia y ortograf¨ªa. El asunto empez¨® a pudrirse cuando algunos pedantes introdujeron el argot que instala el sintagma y destierra el sencillo sistema del sujeto, verbo y predicado; y no hablemos de la p¨¦rdida del lat¨ªn, aunque fuera breve barniz y antesala del conocimiento de varios idiomas, entre ellos el nuestro. Ha habido una irresponsable pol¨ªtica cuyo objetivo parece el de convertirnos en analfabetos, como si eso arreglara las cosas. Al contrario, las confunde.
El escribir las palabras como se pronuncian margina los peculiares acentos de cada regi¨®n
Preconizan que las palabras deben escribirse c¨®mo se pronuncian, solemne majader¨ªa que nos transporta al mundo de nuestros primos los orangutanes, muy cercanos, pero que carecen del verbo escrito. As¨ª son marginados los peculiares acentos de cada regi¨®n, cada pa¨ªs -si seguimos manteniendo que el espa?ol lo hablan 400 millones de personas- que han conservado vocablos, incorporado otros e inventado, sobre la marcha, la jerga cotidiana.
Quienes esto fomentan dieron el primer paso metiendo mano a la parte escrita. En lugares con dialecto propio -que no se pueden ignorar ni negar- echan mano del o¨ªdo. Y comienzan por lo m¨¢s aparatoso, la comunicaci¨®n en lugares p¨²blicos, rotulando con deliberadas incorrecciones ortogr¨¢ficas la denominaci¨®n del aviso, el comercio o el negocio con puertas a la calle. Esto ocurre no solo en el Pa¨ªs Vasco o en Catalu?a y Galicia sino que se extiende a rincones como el de esta tierra donde vivo, Asturias, que intenta justificar unos puestos de trabajo ense?ando el bable. Cierto amigo zumb¨®n, antiguo profesor y muy asturiano propone que se pronuncie a la inglesa: b¨¦ibol. Cerca del sitio donde habito hay un simp¨¢tico puebl¨ªn en la cima de una colina y la entrada y salida por carretera se proclama en castellano y en vern¨¢culo: El Puerto y El Puertu, por si los forasteros pudieran confundirse: Otro gran compa?ero de fatigas, ya desaparecido, una especie de Avinareta que pase¨® sus largas piernas por mugas y embajadas, conocedor a fondo de la lengua y su historia, se sent¨ªa hondamente vasco y espa?ol. Cuando le reprochaban que firmara con uve su apellido respond¨ªa que lo cambiar¨ªa cuando el Partido Nacionalista Vasco (PNV) hiciera otro tanto y se definiera como PNB. Yo tampoco lo entend¨ªa y me tra¨ªa sin cuidado. La entidad financiera BBV conserva la inicial maqueta de Vizcaya.
Volvamos a casa con un modismo que empleamos varias veces al d¨ªa: C¨¢i. As¨ª suena, como si fueran las letras c,a,i, pero, al trasladarlas al papel escribimos "?Qu¨¦ hay?". O "comost¨¢s" que escrito con k y as¨ª pronunciado parece el apellido de un pol¨ªtico o banquero griego de dudosa moralidad. La primera vez que estuve en Sevilla hice que me escribieran unas se?as al no entender el s¨²granpo¨¦ que sustitu¨ªa a "Jes¨²s del Gran Poder", que ning¨²n fino escritor b¨¦tico habr¨ªa trastocado.
Para quienes no piensen escribir ni una tarjeta postal -ya en declive- el sistema es aceptable. Pero la ortograf¨ªa y la sintaxis no son un capricho culterano sino la forma civilizada y congruente de expresar correctamente lo que deseamos, no mugir o ladrar deseos o necesidades. Es una buena noticia que la Academia difunda con ¨¦xito ese Manual de empleo del espa?ol. Si les saludo tras el almuerzo, dir¨¦ Bu¨¢stardes, pero escrito es buenas tardes.
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