La plaza de la decepci¨®n
Cientos de miles de manifestantes agitan sus zapatos contra el 'rais' al grito de "?Vete ya!" - Los soldados refuerzan la seguridad en los accesos a Tahrir
Ilusi¨®n, incertidumbre, sonrisas, l¨¢grimas. Cualquier emoci¨®n era v¨¢lida ayer cuando el rumor de que el Ej¨¦rcito respaldaba las peticiones de los ciudadanos corri¨® de boca en boca. Los m¨¢s afortunados vieron en los caf¨¦s aleda?os, entre el borboteo de la shisha (pipas de agua) y el calor del t¨¦, c¨®mo se transmit¨ªa la noticia. Pero finalmente hubo l¨¢grimas de tristeza y gritos de ira cuando se supo que el presidente Hosni Mubarak se aferraba al poder, que manten¨ªa su intenci¨®n de no presentarse a las elecciones de septiembre, pero que no daba un paso atr¨¢s para aceptar las demandas de su pueblo.
Muchos de los que por primera vez se hab¨ªan atrevido a salir de casa y se hab¨ªan acercado al centro de la protesta salieron corriendo ante el temor de que los soldados se movilizaran. Pasado el primer impacto de la noticia, los zapatos salieron de los pies para estamparse contra las fotos del rais que cubren la plaza de Tahrir (Liberaci¨®n, en ¨¢rabe). Agitaron en la mano sus zapatos en un gesto que, en la cultura musulmana, muestra el m¨¢s profundo desprecio. "?Fuera!, ?vete ya, vete ya!", gritaba la multitud. "?Abajo Mubarak!".
El rumor se convirti¨® en trueno tras las palabras del presidente
"En ning¨²n caso aceptaremos un Gobierno militar", gritaban los j¨®venes
Un rumor de protesta que se convirti¨® en un trueno, como los que durante la tormentosa tarde de El Cairo hab¨ªan o¨ªdo los manifestantes, estall¨® mientras los altavoces escup¨ªan sus consignas y todo el que ten¨ªa algo que decir agarraba el micr¨®fono para jalear a sus conciudadanos. La plaza de la Liberaci¨®n se derrumbaba de emoci¨®n mientras los soldados que guardaban los accesos reforzaban la seguridad. Las dudas se hab¨ªan despejado al fin.
Durante la tarde la emoci¨®n hab¨ªa cundido entre los manifestantes cuando sobre una de las plataformas desde las que los activistas arengan a los manifestantes apareci¨® el comandante del Ej¨¦rcito, general Hassan al Roweny. Con grandes dificultades el militar hab¨ªa conseguido que su mensaje, el mismo que se hab¨ªa transmitido por televisi¨®n, llegara a los manifestantes: "Todo lo que quer¨¦is se cumplir¨¢".
El militar instaba a los manifestantes a cantar el himno nacional. Una melod¨ªa que ha sonado desde el primer minuto de la protesta, cuando los polic¨ªas les apedreaban y lanzaban gases lacrim¨®genos. Una canci¨®n que ha sido el orgullo de los manifestantes y que han gritado a cualquier hora del d¨ªa o de la noche con emoci¨®n. Sin embargo, por una vez al o¨ªr c¨®mo se les ped¨ªa cantarlo, han gritado: "El pueblo pide la ca¨ªda del r¨¦gimen. ?El r¨¦gimen ha ca¨ªdo!".
Horas despu¨¦s el clamor volv¨ªa a repetirse te?ido de indignaci¨®n y despecho. El sol hab¨ªa ca¨ªdo sobre la plaza de la Liberaci¨®n con el cansancio de 17 d¨ªas de protestas consecutivos. Los ¨¢nimos hab¨ªan ido en aumento, alimentados por el comunicado de los militares. Nadie parec¨ªa dudar de que al rais le hab¨ªa llegado la hora. Por eso la decepci¨®n fue proporcional a las elevadas expectativas.
El fantasma del golpe de Estado hab¨ªa planeado sobre la glorieta donde acampan los manifestantes. All¨ª Ahmad explicaba que "en ning¨²n caso se aceptar¨¢ un Gobierno militar". De la misma opini¨®n era Rania, una ingeniera miembro de la plataforma J¨®venes 25 de enero, que agrupa a los principales movimientos juveniles que han promovido las protestas. "Ninguna de las organizaciones de la plataforma aceptar¨ªa un Gobierno militar", explica. "Solo aceptar¨ªamos que tomaran el poder temporalmente y que lo entregasen a un grupo de personas que pudieran llevar a cabo una transici¨®n ordenada". Algo que no parece pr¨®ximo a ocurrir.
Tras la aparici¨®n de Mubarak, que se hab¨ªa retrasado hora tras hora, haciendo la espera desesperante, un par de j¨®venes que horas antes pinceles en mano trataban de inmortalizar el momento en forma de pintadas se mostraban decepcionados. Junto a sus dibujos, antes de saber lo que el presidente iba a comunicarles y a¨²n llenos de esperanza por lo que podr¨ªa venir, explicaban se?alando las paredes del edificio gubernamental de la Mogamma: "Este se llama Hermoso Egipto", explicaba Abdelrahm¨¢n. En la pared un arabesco con una filigrana de color azul se enredaba entre un sinf¨ªn de ramas y flores coronadas por una fecha: el 25 de enero.
"Los egipcios tenemos todo para ser un gran pueblo: recursos, historia, cultura y fuerza. Si nos dejan vamos a ser un gran pa¨ªs. Por eso quiero ser libre", afirma Abdelrahm¨¢n, de 18 a?os. "Quiero llamar a mi madre hoy y gritarle ?libertad! y llorar y abrazar a mis hermanos y hermanas y mirar juntos hacia este Egipto que estoy pintando, por primera vez en mi vida, con esa libertad, en una pared".
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