Fingimientos
De las declaraciones de los dirigentes del PSOE se deduce que ser de izquierdas pasa ahora mismo por adoptar decisiones pol¨ªticas de derechas. Es lo que les ocurre a los bajos, que para llegar al estante del arroz han de comportarse como si fueran altos. Y a los antimilitaristas, que sostienen con sus impuestos al ej¨¦rcito. Y a los laicos, obligados a subvencionar a las religiones. Y a las embarazadas, que en las entrevistas de trabajo deben jurar que son est¨¦riles. Por la megafon¨ªa acaban de informar de que en este aeropuerto solo se utiliza la megafon¨ªa para informar de que no se informa, as¨ª que empiezo a buscarme la vida. Soy lo que se dice un alfe?ique, pero he de actuar como un atleta ya que las distancias en la T-4 de Barajas son infinitas y a veces, en el ¨²ltimo minuto, te cambian el n¨²mero de puerta. Ya en el avi¨®n, he de fingir que mis articulaciones son las de un chaval, de otro modo me romper¨ªa al embutirme en la ranura que la compa?¨ªa a¨¦rea llama asiento. Y aunque llevo cuatro peri¨®dicos, he de actuar como si no llevara ninguno, pues parece improbable abrirlos dentro de esta grieta. No tengo sue?o, pero hago como que s¨ª y cierro los ojos. Me acuerdo entonces de un profesor que negaba cient¨ªficamente la existencia del fr¨ªo para re¨ªrse con crueldad de nuestros saba?ones (ahora habr¨ªa negado cient¨ªficamente la existencia de soluciones econ¨®micas de izquierdas para salir del l¨ªo en el que nos ha metido la derecha ecum¨¦nica). Los alumnos m¨¢s listos se quitaban entonces los guantes rotos y el abrigo astroso y aparentaban limpiarse el sudor. Los m¨¢s tontos, a ver, hac¨ªamos lo mismo.
La vida ha sido una negociaci¨®n continua (y fracasada) con la derecha, la estatura, las distancias, los m¨²sculos, las Fuerzas Armadas, las religiones, la pobreza, la clase tur¨ªstica, el fr¨ªo, la jubilaci¨®n... La vida es una mierda.
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