Artistas contra las cuerdas
En el a?o 2006, desde la Associaci¨® d'Artistes Visuals de Catalunya, publicamos un estudio con el objetivo de dimensionar las caracter¨ªsticas de la econom¨ªa de las artes visuales. All¨ª dimos a conocer algunos datos reveladores, por ejemplo, que los ingresos anuales obtenidos por artistas profesionales de su actividad art¨ªstica arrojaban indicadores propios de trabajadores del tercer mundo. El 53,7% no llegaba a los 6.000 euros, y el 42,4% apenas superaba los 3.000 euros anuales. Seg¨²n el INE el umbral de pobreza en Espa?a est¨¢ en los 6.278,7 euros al a?o. Resumiendo, en la ¨¦poca de mayor bonanza econ¨®mica de este pa¨ªs, los artistas ¨¦ramos un colectivo de pobres.
Con la nueva coyuntura econ¨®mica, la mayor¨ªa de los artistas somos m¨¢s pobres, y sin embargo el valor del arte es alt¨ªsimo. Las instituciones, fundaciones, bancos, cajas, gobiernos, empresas y particulares gastan enormes cantidades de dinero en arte. En las ¨²ltimas d¨¦cadas se inauguraron bienales de arte; se abrieron decenas de museos; se organizaron grandes eventos y festivales; exposiciones de corte internacional... Algunas infraestructuras eran necesarias pero, en general, las artes se convirtieron, desde el ¨¢mbito pol¨ªtico, en un elemento de instrumentalizaci¨®n ideol¨®gica o mera propaganda.
Nuestra cultura era una "figura con los pies de barro", y no por falta de medios, sino por falta de iniciativa pol¨ªtica destinada a la producci¨®n, investigaci¨®n y patrimonializaci¨®n. El centro del tsunami liberal se centr¨® en pol¨ªticas de visibilidad, en el fomento de grandes eventos e infraestructuras espectaculares. Ahora, en tiempos de crisis severa, la cultura se ha convertido en un bien prescindible, asumiendo como obvio que si hay que sanear, ser¨¢ en la cultura, en la ciencia o en la educaci¨®n. Los artistas, en cambio, pensamos que eso es un grave error y supone una hipoteca para el futuro.
Los reducidos ingresos que proporciona la actividad art¨ªstica obligan a muchos artistas a combinar esta profesi¨®n con otras actividades que generen recursos extra, recursos empleados para subsistir y financiar nuevos proyectos. Ahora se nos pide ir mucho m¨¢s all¨¢, nos piden que financiemos y proveamos de contenido una maquinaria que resopla ag¨®nica y sin recursos. No son conscientes del grado de vulnerabilidad de nuestro trabajo. La actual precariedad de la actividad art¨ªstica est¨¢ mermando las posibilidades de m¨¢s de una generaci¨®n.
Los recortes han llegado al mundo de la cultura, aunque no afectan a todos por igual. Cuando una instituci¨®n cultural cierra sus puertas, alarga o elimina actividades, suprime publicaciones o estudios, desaparecen l¨ªneas de investigaci¨®n o de producci¨®n, programa solamente colecci¨®n propia o intercambia fondos con otros centros, cuando una empresa no financia porque no encuentra incentivos fiscales, o una galer¨ªa no vende, etc¨¦tera. En todos y cada uno de esos casos los artistas somos los que peor lo pasamos. La maquinaria nos arrastra a un estadio de pobreza, inestabilidad y fragilidad que acabar¨¢ eclipsando las posibilidades de todo el sector.
Los pol¨ªticos y gestores deben asumir un compromiso serio para paliar esta situaci¨®n. Se debe asumir el c¨®digo de buenas pr¨¢cticas propuesto por la comunidad de artistas, poner en marcha medidas que fomenten la producci¨®n y experimentaci¨®n art¨ªstica, mejorar las infraestructuras de estudio y promoci¨®n del arte, promover leyes efectivas de mecenazgo, buscar nuevas soluciones a un modelo que est¨¢ cambiando. Los implicados deber¨ªan entender que el vivero cultural se est¨¢ quedando sin cosecha y no podr¨¢ dar frutos. Si esta situaci¨®n contin¨²a, el futuro nos deparar¨¢ instituciones culturales est¨¦riles y una sociedad desnutrida culturalmente.
La cultura en general y el arte en particular no son un lujo, son una prioridad indispensable. El arte lo hacen los artistas.
Daniel G. And¨²jar (Almorad¨ª, Alicante, 1966) es artista visual. Exhibir¨¢ su obra en Arco en las galer¨ªas Visor y Palma Dotze.
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