Asombrosas mujeres
Casi todas las semanas llegan libros a casa. Los mandan amigos, conocidos, colegas... A veces llegan en sobres marrones; otras, las menos, en correo urgente. Abrir el envoltorio es un ritual que descubre el contenido con la ansiedad de leer el env¨ªo. Pero un d¨ªa, al abrir el sobre acolchado, la habitaci¨®n se ilumina por alguna circunstancia que no consigo descifrar -o se ilumina m¨¢s bien la memoria pensando en otras lecturas de ese mismo autor-. Entonces se interrumpe la tarea que se est¨¢ haciendo, cualquier tarea, para abandonarse a la lectura. El tiempo entero se queda entre par¨¦ntesis y el t¨¦ se enfr¨ªa y la tarde se va vaciando en la noche que nos sorprende inesperada en medio de las p¨¢ginas, como si de un continente se tratara. Precisamente eso me ocurri¨® hace poco: al abrir el sobre la habitaci¨®n se ilumin¨® con una luz intensa, la de la inteligencia resplandeciente de la fil¨®sofa francesa H¨¦l¨¨ne Cixous. Entrevistas a H¨¦l¨¨ne Cixous. No escribimos sin cuerpo ha aparecido en castellano publicado por Icaria, una vez m¨¢s de la mano de su l¨²cida especialista Marta Segarra, editora de otros libros recientes como The Portable Cixous (Columbia University Press) y directora de la colecci¨®n -en la cual hay vol¨²menes imprescindibles como Manifiestos gays, lesbianos y queer. Testimonios de una lucha (1969-1994)-. En estas entrevistas -incluida una conversaci¨®n brillante con Foucault- se vislumbra a la asombrosa Cixous de siempre, con esa l¨ªnea de pensamiento te¨®rico que propone, entre otras cosas, una "escritura femenina" en la cual se va armando un "placer del texto" que es sobre todo combativo: si la autora no escribe sin cuerpo, exige de nosotros como lectores que leamos con cuerpo tambi¨¦n. Es decir, que entremos sin corazas en un texto sutil que discurre inesperado, que dice diciendo -porque el gerundio es el tiempo de la negociaci¨®n- y que en algunos momentos posee una inigualable prosa po¨¦tica, pues Cixous sabe que no se puede hablar de las nuevas realidades con las viejas proposiciones del lenguaje. Ocurre en Las enso?aciones de la mujer salvaje (Horas y Horas), su obra autobiogr¨¢fica para buena parte de la cr¨ªtica, la primera en la cual la autora "regresa" a su Argelia natal, si bien y como apunta Segarra, todas las obras de Cixous, en tanto indagaciones entre los acontecimientos personales, tienen algo autobiogr¨¢fico aunque sea como oposici¨®n al discurso impuesto, de autoridad. Es ese un texto en el cual el "paseante solitario" de Rousseau se ha transformado en una mujer salvaje, la autora, a la cual por las noches visita "el Viniente", esa fuerza que "sorbe y absorbe" y a trav¨¦s de la cual escribe; esa fuerza que dicta los mejores escritos -todos lo sabemos- y que no se llama inspiraci¨®n ni musa, sino lo-en-la-frontera, lo que viene, lo que est¨¢ llegando, otra vez en gerundio. Esa es la diferencia con el lenguaje desde un discurso de lo masculino del que Cixous se ve liberada dejando que lo callado hable, ya que lo que la autora pone en entredicho, como las mujeres m¨¢s l¨²cidas suelen hacer, es el propio sistema de representaci¨®n hegem¨®nico.
De eso saben tambi¨¦n otras mujeres que exponen ahora en Madrid. La artista argentina residente en Nueva York Liliana Porter regresa a Espacio M¨ªnimo con sus obsesiones deliciosas que ahora destruyen el propio concepto de cuadro al uso y su sistema espacial. En Matadero, Cabello y Carceller con Off escena: si yo fuera... reflexionan sobre el g¨¦nero y la idea misma de espacio subvertido y ficci¨®n. A todas ellas, como a Cixous, ha debido visitarlas El Viniente y, como la fil¨®sofa francesa, han subvertido el sistema de representaci¨®n -cada una a su modo- porque quiz¨¢s s¨®lo al rasgarlo aflora lo silenciado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.