La andadura del espa?ol por el mundo

Ensayo. En su segunda convocatoria, el Premio de Ensayo Isabel de Polanco ha corroborado su apuesta por obras ambiciosas y de austera vocaci¨®n comercial, pues ni Las rep¨²blicas de aire (2009), del historiador Rafael Rojas, ni La andadura del espa?ol por el mundo (2010), del fil¨®logo Humberto L¨®pez Morales, son libros sencillos y destinados al consumo de grandes p¨²blicos. Sirva mi primera reflexi¨®n entonces para encomiar la valent¨ªa del premio y su opci¨®n por el conocimiento. La primera parte de La andadura del espa?ol por el mundo consiste en un recorrido hist¨®rico que arranca en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica durante los tiempos de la Reconquista y termina con la llegada del castellano a las antiguas posesiones espa?olas de Asia y ?frica, aunque los cap¨ªtulos m¨¢s sustanciosos son los dedicados a la asimilaci¨®n de la nueva lengua por parte de los pueblos ind¨ªgenas y la poblaci¨®n de origen africano. Quiz¨¢ resulta demasiado extensa la narraci¨®n de la conquista de Am¨¦rica, pero es que el autor reconstruye los hechos desde la dialectolog¨ªa y la socioling¨¹¨ªstica. As¨ª, para un historiador o un estudioso de la literatura, las notas del cap¨ªtulo tercero -por ejemplo- resultan mucho m¨¢s jugosas que el propio texto que nos remite a ellas. Por el contrario, la segunda parte del libro se nos antoja m¨¢s agradecida para el lector no especialista, sobre todo a partir del cap¨ªtulo duod¨¦cimo, donde la erudici¨®n comienza a impregnarse de amenidad y la ausencia de conocimientos ling¨¹¨ªsticos queda compensada con nuestra competencia como hablantes. Tal es una de las mayores virtudes de cap¨ªtulos como el decimoctavo ('El espa?ol, hoy') o el decimonoveno ('El futuro del espa?ol'), pues L¨®pez Morales nos impele a dialogar con la lengua viva y en movimiento. La andadura del espa?ol por el mundo es pr¨®digo en cuadros, estad¨ªsticas e informaci¨®n cuantificada que conspiran contra la fluidez de la lectura, d¨¢ndole a la obra un innecesario apresto sin¨®ptico. Tal vez si los gr¨¢ficos y las notas estuvieran al final del volumen los argumentos resultar¨ªan m¨¢s elocuentes y se apreciar¨ªa mejor el arte del que hace alarde Humberto L¨®pez Morales a la hora de titular y proponer ep¨ªgrafes, porque su sentido del humor s¨®lo es comparable a su optimismo, ya que el espa?ol -o castellano, como decimos en Am¨¦rica Latina- est¨¢ todav¨ªa muy lejos de ser la lengua en la que podr¨ªan dialogar un noruego y un japon¨¦s.