Del ladrillo al emprendimiento
"El ladrillo nos permiti¨® crecer, el ladrillo nos conmin¨® a la crisis". Este podr¨ªa ser el epitafio de alg¨²n promotor inmobiliario despu¨¦s de analizar su propio comportamiento empresarial. Pero la verdad, no termina aqu¨ª. El boom del ladrillo no solo ha ahogado a los promotores, sino que est¨¢ acogotando a las entidades financieras. El stock de viviendas o de inmuebles vac¨ªas y sin vender sigue engordando, a pesar del recorte y del descenso de los precios. El pasado a?o, 34.112 pisos engrosaron la lista de excedentes; o sea, de casas a estrenar. Y se contabilizan en Espa?a un total de 730.000 pisos sin utilizar.
?De qui¨¦n es la responsabilidad y qui¨¦n lo est¨¢ acusando? Se ha constatado que ni una econom¨ªa, ni un modelo econ¨®mico puede sustentarse en actividades de la construcci¨®n o en actitudes derivadas de una especulaci¨®n inmobiliaria. Tambi¨¦n se ha comprobado que ciertas instituciones financieras, en concreto las cajas de ahorros, se han comprometido hasta las "cachas" en esa din¨¢mica. Finalmente, tambi¨¦n determinados Ayuntamientos han sido muy miopes al lanzar y aprobar planes de ordenaci¨®n urbana nada sostenibles, ni viables.
El ¨ªndice de innovaci¨®n de Galicia es menos de la mitad que el de la regi¨®n europea m¨¢s desarrollada
En Galicia los datos siguen siendo preocupantes. Computando el stock de viviendas del a?o 2010, el excedente se fija en 4.462 viviendas vac¨ªas; siendo la segunda comunidad aut¨®noma con mayor infrautilizaci¨®n de las mismas, despu¨¦s de la Comunidad Valenciana, con el 13% de pisos fantasmas. En suma, Galicia arroja una contradicci¨®n y una mala gesti¨®n porque somos la comunidad aut¨®noma que m¨¢s paro posee, que menos crece y, a la vez, tambi¨¦n somos los que m¨¢s casas construimos.
Uno de los principios b¨¢sicos de la econom¨ªa podr¨ªa ser aquel que dice que "el nivel de vida depende de la capacidad de producir bienes y servicios". Esta definici¨®n se podr¨ªa catalogar de elemental y no le sobran razones. Pero, vayamos a diseccionarla y extraer consecuencias.
Engloba tanto un concepto de productividad (variable clave para lograr incrementos de renta) como un concepto de competitividad (objetivo deseable para no perder presencia y posicionamiento en los mercados). Por eso, todas las pol¨ªticas est¨¢n siendo orientadas, desde d¨¦cadas, al aumento de la productividad.
Conseguirlo exige tanto inversiones en capital f¨ªsico como avances en tecnolog¨ªa y en eficiencia de las organizaciones. Las que mayor impacto poseen son aquellas que est¨¢n relacionadas con la carrera competitiva hacia la innovaci¨®n tecnol¨®gica. La Comisi¨®n Europea public¨® recientemente un informe que contiene los indicadores sint¨¦ticos de innovaci¨®n regional, elaborados a partir de ratios como recursos humanos en ciencia y tecnolog¨ªa; participaci¨®n de la poblaci¨®n en programas de formaci¨®n permanente; gasto p¨²blico y privado en I+D+i; empleo en sectores de alta y media tecnolog¨ªa, n¨²mero de patentes, como rasgos m¨¢s sobresalientes.
El mencionado estudio arroja dos conclusiones relevantes. La primera muestra la estrecha correlaci¨®n entre los elevados indicadores de innovaci¨®n y el desarrollo econ¨®mico. Y la segunda conclusi¨®n denota el hecho de que un elevado ¨ªndice de innovaci¨®n se vincula con el fomento del esp¨ªritu emprendedor. ?D¨®nde est¨¢ Galicia? De entrada en el puesto, 142 de un r¨¢nking de 302 regiones europeas. Y, como remate, somos la octava regi¨®n espa?ola atendiendo a dicho ¨ªndice, solo por encima de Murcia, Cantabria, Asturias, Andaluc¨ªa, Rioja, Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Baleares; y evidentemente, por debajo de las restantes.
Pero, lo sustantivo es que con un ¨ªndice de 0,34 estamos por debajo de la mitad de la regi¨®n m¨¢s desarrollada de Europa (Estocolmo), y tambi¨¦n estamos muy alejados de la primera espa?ola (Madrid con un ratio de 0,61, en el puesto 31 del r¨¢nking europeo). Por tanto, el tr¨¢nsito de una econom¨ªa del ladrillo a una econom¨ªa del emprendimiento es obligado, pero no ser¨¢ f¨¢cil. Hay que vencer inercias del pasado y romper con compromisos obsoletos. Sin duda, cada d¨ªa que pasa sin apostar por este cambio va a proporcionar elementos contagiosos en el peor sentido del t¨¦rmino. Acucia la puesta en marcha de pol¨ªticas comprometidas con la innovaci¨®n, con el conocimiento y por el emprendimiento. De ah¨ª que no seamos capaces de entender un recorte a los programas de innovaci¨®n, ni tampoco la decisi¨®n de ningunear las peticiones universitarias en lo tocante a los programas de investigaci¨®n.
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