Medidas al l¨ªmite

El Gobierno ha decidido jugar todas las cartas para impedir que el desempleo siga subiendo y que, adem¨¢s, afecte principalmente a los j¨®venes y a personas que llevan m¨¢s de un a?o sin empleo. Ayer aprob¨® un plan de choque para estimular la contrataci¨®n que, en sustancia, implica eximir de las cotizaciones a la Seguridad Social a las empresas de menos de 250 trabajadores que firmen contratos a tiempo parcial a j¨®venes o parados de larga duraci¨®n y eximir del 75% de la cotizaci¨®n a las empresas de m¨¢s de 250 trabajadores que hagan lo mismo. El periodo de vigencia del plan es de un a?o, aproximadamente el plazo en el que se espera que la actividad econ¨®mica se haya robustecido lo suficiente para crear empleo.

La intenci¨®n es buena, la decisi¨®n es casi obligada, puesto que un Gobierno no puede permanecer impasible mientras crece el desempleo y se deteriora el mercado laboral, pero los resultados son dudosos. Los precedentes de est¨ªmulos fiscales o sociales a la creaci¨®n de empleo no invitan al optimismo. Como otras iniciativas anteriores, parece m¨¢s ¨²til para acompa?ar una fase de recuperaci¨®n econ¨®mica que para aumentar el empleo en una fase recesiva. En el mejor de los casos, quiz¨¢ adelante algunas decisiones de contrataci¨®n; ser¨ªa un triunfo, tal como est¨¢ el mercado laboral. El hecho de que sea un plan temporal mitiga los temores de que la pol¨ªtica laboral vuelva a los contratos basura.

El decreto incluye otra decisi¨®n esperada: una nueva ayuda de 400 euros, durante seis meses, para los desempleados que hayan agotado las prestaciones por paro. En este caso, la decisi¨®n es pol¨ªticamente tan l¨®gica como la anterior (aunque no faltan economistas neoliberales que la deploran, convencidos de que los cientos de miles de personas que quedan sin protecci¨®n hubieran hecho desplomarse los costes salariales) y m¨¢s eficaz. En el peor de los casos, librar¨¢ temporalmente a una parte de la sociedad de la pobreza extrema.