De la 'Mili' a do?a Virtudes
Escribo de memoria, que es gran riesgo: creo que la escena pertenece a una comedia de Miguel Mihura, quiz¨¢ Maribel y la extra?a familia. Una joven que trabaja en un burdel se enamora de un muchacho de origen burgu¨¦s; cuando llega la hora de presentar su familia a los parientes del chico, todas sus compa?eras de lenocinio adoptan personalidades respetables. La madame, por mal nombre la Mili a causa de los muchos reclutas que frecuentan el antro, decide que a partir de ese momento deben llamarla do?a Virtudes. Alguien comenta: "?hombre, tampoco tanto!".
Lo mismo dir¨ªa yo respecto a la reconversi¨®n edificante por la que ha optado Batasuna. Bien est¨¢ querer dejar de ser la malfamada Mili, pero de ah¨ª a convertirse en do?a Virtudes todav¨ªa hay un largo trecho. No se sale de la mala vida ni de la reputaci¨®n inmunda as¨ª como as¨ª. Desde luego, es cosa a celebrar que quienes viajaron hasta ahora en el tanque deban reconocer que se acab¨® la gasolina y que la brigada anticarros los ha neutralizado. Pero esa constataci¨®n forzosa no les convierte autom¨¢ticamente en camilleros de la Cruz Roja. Ni renuncian al trecho recorrido a ca?onazos ni lamentan las bajas que han causado. Por ahora han decidido seguir a pie ocupando territorio, pero no con bandera blanca sino con bandera de conveniencia.
Lo que me gustar¨ªa conocer de Sortu no es su actitud ante ETA, sino ante el Estado democr¨¢tico
Mayor Oreja y Jes¨²s Eguiguren, prototipos de posturas simplificadoras
Resulta curioso que los pol¨ªticos y comunicadores que m¨¢s celebran hoy a do?a Virtudes sean los que siempre m¨¢s pegas han puesto al combate eficaz contra la Mili. Si los intransigentes y crispadores les hubi¨¦ramos hecho caso en su d¨ªa, no tendr¨ªan hoy santa Virtudes qu¨¦ celebrar. Incluso ahora nos siguen aleccionando sobre la perversidad de la ley de partidos ("un c¨¢ncer de la democracia", seg¨²n uno de esos cr¨¢neos privilegiados) sin la cual, naturalmente, Batasuna jam¨¢s se hubiera visto obligada a desligarse de la violencia etarra. Se reprocha a esa ley dejar sin representaci¨®n parlamentaria a cierto sector de la sociedad vasca: en efecto, afortunadamente, porque se trata de quienes deseaban a la vez jugar a parlamentarios y a matarifes de sus adversarios pol¨ªticos. Finalmente la ley les ha obligado a elegir entre ambos papeles y parece que prefieren ser parlamentarios y pasar por ventanilla a fin de mes. Los m¨¢s finos se escandalizan porque se trata de una ley ad hoc. Hombre, todas las leyes nacen ad hoc porque son respuestas a muy concretas agresiones a la sociedad. Cuando la delincuencia adquiere nuevos perfiles hay que inventar nuevas leyes que les contrarresten, como pas¨® con las leyes antimafia y antes o despu¨¦s ocurrir¨¢ con leyes eficaces contra la pirater¨ªa en Internet que vulnera la propiedad intelectual. La Ley de Partidos se
promulg¨® pa-ra atajar el terrorismo que padec¨ªamos en Espa?a, casi ¨²nico en la Europa actual. Y como estamos viendo, fue no solo leg¨ªtima sino tambi¨¦n eficaz. Que todav¨ªa se predique contra ella demuestra que se calumnia al burro cuando se le toma por paradigma de la torpe terquedad.
Precisamente en nombre de esa ley son los jueces quienes tendr¨¢n que decidir si do?a Virtudes es legal o no. No es una decisi¨®n tan f¨¢cil como parecen creer por un lado Mayor Oreja y por otro Jes¨²s Eguiguren, por mencionar dos respetables prototipos de posturas simplificadoras. En efecto, no basta para vetarla decir que algunos virtuosos de hoy fueron proterroristas hace bien poco: tambi¨¦n Fraga Iribarne fue ministro de un dictador asesino y luego fund¨® un partido democr¨¢tico. Pero resulta raro que solo se decidan a condenar a ETA si vuelve a emplear la violencia. ?A qu¨¦ otra cosa se va a dedicar esa benem¨¦rita organizaci¨®n? ?No es la simple persistencia de la banda -reafirmada en su ¨²ltimo comunicado- una violenta coacci¨®n contra los dem¨®cratas, que recuerdan dolorosamente las fechor¨ªas ya cometidas? Si la criminalidad pol¨ªtica es mala, ?por qu¨¦ do?a Virtudes no condena a quienes la han ejercido tan abundantemente y se resisten a disolver su consorcio de asesinos? Una actitud clara a este respecto hubiera simplificado mucho la tarea de los jueces. El papel en que est¨¢n escritos los estatutos de Sortu no parece secante suficiente para absorber tantos charcos de sangre derramada...
Pero supongamos que algunos aceptamos el rechazo de la pasada Mili por la actual do?a Virtudes. A la fuerza ahorcan... y a la fuerza hay que dejar de ahorcar. Pero a m¨ª lo que me gustar¨ªa conocer no es su actitud ante ETA sino su actitud ante el Estado democr¨¢tico. Vamos, las ideas que nos traen. No olvidemos que hemos luchado contra ETA por rechazo no solo a sus medios, sino tambi¨¦n a sus fines: si los hubi¨¦ramos aceptado resignadamente, la violencia habr¨ªa acabado de verdad hace mucho. Algunos dicen que sin violencia todas las ideas son respetables. Nanay. Las publicaciones neonazis que se vend¨ªan en la librer¨ªa Europa, de Barcelona, han llevado a su propietario a la c¨¢rcel; las c¨¦lulas wahabitas donde se imparten doctrinas de islamismo radical son perseguidas y denunciadas en las comunidades aut¨®nomas en que se las localiza; no quiero ni imaginar las reacciones que suscitar¨ªa un partido no violento defensor de excluir a las mujeres de los cargos p¨²blicos... La ideolog¨ªa totalitaria de ETA deslegitima el Estado democr¨¢tico espa?ol y sus instituciones, convierte el proyecto independentista en nada menos que un derecho irrenunciable, pone en el mismo plano el monopolio legal y leg¨ªtimo de la violencia por el Estado que la violencia terrorista ("queremos erradicar de Euskadi todas las violencias... incluida la de ETA", dicen en Sortu). En una democracia son l¨ªcitas todas las ideas salvo las crimin¨®genas, es decir, las opuestas a la viabilidad del propio Estado de derecho y las que promueven la persecuci¨®n de ciudadanos por razones ¨¦tnicas, religiosas o partidistas. En los ¨²ltimos 30 a?os, en Espa?a no ha habido ideolog¨ªa m¨¢s probadamente crimin¨®gena que la propugnada por ETA y sus servicios auxiliares. Yo creo que para aceptar como do?a Virtudes a la antigua Mili debe quedar claro que renuncian a ella y no solo a la violencia que pretend¨ªa imponerla totalitariamente.
El pasado martes, Floren Aoiz public¨® en Gara un art¨ªculo titulado Si estirem tots, ella caur¨¤ i molt de temps no pot durar. Desgraciadamente, estos versos de La estaca no se refer¨ªan a ETA, como hubiera sido deseable. Acababa diciendo: "la batalla de las ideas va a adquirir cada vez m¨¢s protagonismo. Batalla de las ideas y batalla de los relatos, para contar lo que ocurre y sus razones". Aunque desde una perspectiva opuesta, suscribo este diagn¨®stico. No s¨¦ si do?a Virtudes debe pasar una cuarentena pol¨ªtica para olvidarnos de que fue la Mili: pero tengo claro que la cuarentena de la Espa?a democr¨¢tica en el Pa¨ªs Vasco debe levantarse de una vez por todas, si no queremos que el final de la violencia no sea m¨¢s que el comienzo de otro tipo de sumisi¨®n.
Fernando Savater es escritor.
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