Autopsia de la crisis
Dos documentos recientemente aparecidos ayudan a practicar la autopsia de la Gran Recesi¨®n. El primero es el informe de la Comisi¨®n de Control del Congreso que ha investigado las causas de la crisis; el segundo, el texto titulado Actuaci¨®n del FMI en la fase previa de la crisis econ¨®mico financiera: la supervisi¨®n en 2004-2007, elaborado por la Unidad de Evaluaci¨®n Independiente del organismo multilateral. Ambos estudios, de naturaleza muy diferente, plantean algunas conclusiones comunes: la cultura de la autorregulaci¨®n y de la desregulaci¨®n financiera, la innovaci¨®n desmesurada y opaca, son en el eje central de las dificultades sufridas desde julio de 2007.
Las ideas que amamantaron las burbujas que luego estallaron (inmobiliaria, financiera, burs¨¢til, de las materias primas, endeudamiento, etc¨¦tera) son las causantes primeras de la cat¨¢strofe, que "fue resultado de la acci¨®n e inacci¨®n humana, no de la madre naturaleza o de un modelo inform¨¢tico que se volvi¨® loco". El neoliberalismo y el neoconservadurismo dominantes contribuyeron a la debacle con el desarrollo de teor¨ªas que o bien ignoraron los factores clave de la econom¨ªa o, lo que es peor, los excluyeron por motivos ideol¨®gicos, para propiciar una agenda favorable a la desregulaci¨®n permanente. Los ciudadanos no se dieron cuenta de la que se les ven¨ªa encima porque se sent¨ªan respaldados por una teor¨ªa que les convenc¨ªa de que estaban seguros.
Ello es muy expl¨ªcito en la auditor¨ªa sobre el FMI, que habla de sesgos anal¨ªticos, presiones pol¨ªticas, autocensura, fallos de an¨¢lisis, que recomendaba que otros pa¨ªses siguieran las pr¨¢cticas de innovaci¨®n financiera de EE UU y el Reino Unido (el empaquetamiento de hipotecas de alto riesgo con otros productos, de modo que se dilu¨ªa el riesgo de las entidades financieras, se sacaba de sus balances y se dificultaba la acci¨®n del supervisor y la informaci¨®n del inversor, incapacitado para comprender el funcionamiento de los sofisticados derivados financieros) y argumentaba que "los mercados han mostrado que pueden autocorregirse y que de hecho lo hacen", etc¨¦tera.
Hay otro factor que retrotrae a los peores momentos del pensamiento ¨²nico: de los economistas del FMI se esperaba que confirmasen las ideas dominantes pues no eran penalizados aun en el caso de que fueran equivocadas, y al rev¨¦s: expresar ideas cr¨ªticas pod¨ªa arruinar la carrera de los funcionarios. Dice alg¨²n empleado consultado que no se pod¨ªa decir la verdad, cuando era cr¨ªtica con las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses m¨¢s poderosos, debido a que los gobiernos de esos pa¨ªses "son nuestros due?os".
La cuesti¨®n central es si tres a?os despu¨¦s esta realidad ha cambiado; si el FMI de hoy es distinto con la presencia del d¨²o franc¨¦s al frente (el director gerente, Dominique Strauss-Kahn, y el economista jefe Olivier Blanchard), o cuando se haga la auditor¨ªa de este tiempo se reproducir¨¢n id¨¦nticas cr¨ªticas. Y si las autoridades pol¨ªticas han entendido que la autorregulaci¨®n del sistema financiero es un mantra que lleva al abuso y la falta de transparencia. En la reciente reuni¨®n de Davos, los banqueros volv¨ªan a exigir, sin complejos, que se les dejara hacer. Sin interferencias p¨²blicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.