Bach, visto por la Real Filharmon¨ªa dirigida por Zimmermann
Lleno total en el Auditorio de Galicia en el concierto que la Real Filharmon¨ªa ofreci¨® el jueves en Santiago de Compostela. Dirigi¨® el violinista alem¨¢n Frank Peter Zimmermann, que actu¨® tambi¨¦n como solista. En programa, los dos conciertos para viol¨ªn cuerda y continuo de Bach, el concierto para dos violines y el concierto para viol¨ªn, oboe, cuerda y continuo. Tocaron tambi¨¦n como solistas el concertino de la orquesta, James Dahlgren, y la solista de oboe, Christina Dominik. La Filharmon¨ªa, con el reducido n¨²mero de efectivos requerido para este repertorio, toc¨® con sus instrumentos habituales, pero con notable adecuaci¨®n de su t¨¦cnica a la ¨¦poca y estilo de origen.
Arranc¨® la velada con el Concierto en La menor, BWV 1041, con un contraste din¨¢mico en la orquesta algo excesivo por momentos durante los dos primeros movimientos, pero de potencia sonora m¨¢s matizada en el allegro assai final. Zimmermann hizo su parte solista siempre sobrio de l¨ªnea, aunque su vibrato, siempre presente en las notas largas, le hac¨ªa quedar algo fuera de estilo.
En los conciertos dobles fue realmente notable la aportaci¨®n de los solistas de la orquesta. En el Concierto para dos violines, Dahlgren toc¨® la parte del primer viol¨ªn. En sus d¨²os con Zimmermann aport¨® un sonido terso e incisivo, en una versi¨®n muy bachiana de gran belleza y coherencia, llena de una emoci¨®n honda y serena en el largo central y fuerza en el allegro final, en el que destac¨® asimismo el continuo de Barbara Switalska al chelo.
Orquesta de calidad
En el concierto para viol¨ªn y oboe, BWV1060, el protagonismo compartido entre Zimmermann y Dominik alcanz¨® momentos de gran belleza en algunos di¨¢logos, especialmente por el fraseo de la obo¨ªsta, siempre emotivo y por momentos casi inhumano en su generosidad.
Finaliz¨® la actuaci¨®n con el concierto en mi mayor, BWV1042, con Zimmermann como solista y director. El adecuado tempo ligero en el allegro le permiti¨® una versi¨®n de car¨¢cter, llena de soltura y sencillez y con un sonido de enorme belleza, especialmente en su peque?a cadenza, antes del sereno adagio y la gran fuerza del allegro assai final. Terminado el programa dedicado a Bach, Frank Peter Zimmermann felicit¨® al p¨²blico por la calidad de la orquesta.
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