Desislamizaci¨®n
Todas las revoluciones marcan un cambio de tendencias. Tardaremos en captar con precisi¨®n los componentes ideol¨®gicos que explican la actual oleada revolucionaria, entre otras razones porque todav¨ªa estamos en una fase incipiente. Pero la pregunta central y urgente, de cara al rumbo que tomen los dos primeros pa¨ªses que se han desembarazado de sus respectivos dictadores, es el papel que jugar¨¢ el islam pol¨ªtico.
Parece evidente que en ninguno de los dos pa¨ªses el islamismo organizado ha jugado un papel relevante en el origen y ni siquiera en la organizaci¨®n de la revuelta. En el caso egipcio, donde se halla la organizaci¨®n matriz y m¨¢s fuerte de todo el Islam sun¨ª, los Hermanos Musulmanes, son muchos los que han deducido de su bajo perfil un paralelismo con partidos comunistas clandestinos, como el espa?ol, capaces de aglutinar e incluso monopolizar la oposici¨®n pero incapaces luego de obtener mayor¨ªas. Otras voces, m¨¢s suspicaces, temen que la actual prudencia de la cofrad¨ªa sea una t¨¢ctica previa a un asalto perfectamente dise?ado para tomar el poder y crear una rep¨²blica isl¨¢mica. Esta teor¨ªa tiene sus adeptos israel¨ªes, estadounidenses y saud¨ªes, y el propio Mubarak la ha exhibido hasta el ¨²ltimo minuto para aferrarse al poder.
Surge un nuevo panarabismo, no frente a Israel sino contra los d¨¦spotas
La percepci¨®n m¨¢s com¨²n es que esta revoluci¨®n ¨¢rabe, no tan solo en Egipto, est¨¢ en manos de una generaci¨®n nueva, muy numerosa y diferenciada de las anteriores, sobre todo gracias a la irrupci¨®n masiva de la cultura globalizada de las redes sociales a trav¨¦s de tel¨¦fonos m¨®viles. Hay abundancia de mujeres descubiertas y de j¨®venes con vestimenta occidentalizada. El conflicto ¨¢rabe israel¨ª no tiene relevancia alguna en la protesta. Tampoco las mezquitas han sido un especial punto organizativo ni han irrumpido l¨ªderes religiosos. Hay que tener en cuenta que el sunismo, a diferencia del chi¨ªsmo, es una religi¨®n sin cl¨¦rigos; un punto de diferencia importante respecto al derrocamiento del sah en 1979, el otro paralelismo exhibido como espantajo por quienes quer¨ªan evitar el derrocamiento.
Hay unas incipientes e interesantes pistas demosc¨®picas, producidas por el Washington Institute for Near East Policy esta misma semana. Seg¨²n una encuesta realizada en El Cairo y Alejandr¨ªa a usuarios de m¨®viles, entre el 5 y el 8 de febrero, solo un 15% de los preguntados aprueban a los Hermanos Musulmanes, un 12% son partidarios de aplicar la sharia, y un 7% justifican el levantamiento porque el r¨¦gimen no es suficientemente isl¨¢mico. Una mayor¨ªa del 37% frente al 27% quieren que se mantenga el tratado de paz con Israel y una proporci¨®n similar se pronuncia a favor de unas buenas relaciones con Washington. Solo un 8% se han unido a la protesta porque consideran al r¨¦gimen demasiado proamericano.
Venimos de dos d¨¦cadas de intensa reislamizaci¨®n, lo que ha significado una regresi¨®n en los procesos de laicizaci¨®n de las sociedades y la aparici¨®n de un Islam globalizado muy impregnado de la identidad m¨¢s tradicional. La actual oleada revolucionaria, en cambio, emite se?ales de una desislamizaci¨®n incipiente. Olivier Roy, uno de los mejores conocedores de la evoluci¨®n del Islam pol¨ªtico, ha explicado en este mismo peri¨®dico (5 de febrero) que estas se?ales se deben a la aparici¨®n de una nueva generaci¨®n postislamista y a la evoluci¨®n de muchos islamistas hacia la democracia, en la estela de la experiencia turca.
Una novedad de esta revuelta es la sinton¨ªa entre la ciudadan¨ªa de todos los pa¨ªses ¨¢rabes, en una especie de panarabismo aglutinado por la abominaci¨®n de las dictaduras, no por el antiimperialismo ni el antisionismo. De confirmarse la tendencia, esta ser¨ªa la se?al mayor de la superaci¨®n del islamismo pol¨ªtico por una solidaridad ¨¢rabe con recorrido hacia la sociedad laica y plural.
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