Valientes y valentines

Hay tres o cuatro bienaventurados que se llaman Valent¨ªn. No se sabe a cu¨¢l de ellos se atribuye el D¨ªa de los Enamorados. Seguro que todos ellos tienen sus razones, supuestas o reales. La teor¨ªa m¨¢s extendida es que, sobre todo en los pa¨ªses n¨®rdicos, por estos d¨ªas es cuando se aparean los p¨¢jaros y dan un toque de ternura y calidez al esquivo y escueto pero corto mes de febrero. Por otra parte, hay un mensaje subliminal en todas estas celebraciones: en cuestiones de amor no hay que ser Valiente, sino simplemente Valent¨ªn, de igual modo que no hay que ser muy macho, sino simplemente Mach¨ªn.

Sea lo que fuere, todo parece indicar que el amor es una de las cosas m¨¢s importantes del mundo para personas y animales, algo por lo que merece la pena vivir. Sin embargo, tambi¨¦n hay otro dato estremecedor: el amor es tambi¨¦n una de las causas principales de la infelicidad de los seres humanos. O sea, hay que andar con mucho cuidado en estas cuestiones tan delicadas. El amor, lo mismo que sucede con las cosas m¨¢s agradables de la existencia, se convierte con frecuencia en un peligro y una fuente de aflicciones, incluso m¨¢s que el dinero o el ¨¦xito. Por eso hay socarrones que, cuando alguien les dice que se ha enamorado, le contestan: "Te acompa?o en el sentimiento". Etimol¨®gicamente, pasi¨®n es padecer.

Pero sin amor esto ser¨ªa un muermo insoportable. Por eso va tanta gente a visitar videntes, santeros y dem¨¢s profesionales que arreglan o dicen arreglar estas cosas con m¨¦todos estrafalarios o incluso est¨²pidos. Es casi lo mismo que si vas a solventar estos temas con un confesor o un exorcista.

Pero sigue siendo cierta la frase que dijo el poeta Walt Whitman: "Quien camina una sola legua sin amor, camina directamente a su propio funeral".