Opening, arte de la emergencia
19 j¨®venes galer¨ªas europeas participan en la secci¨®n alternativa de Arco 2011
Hace poco m¨¢s de cuatro meses, Philippe Charpentier y Alex Mor, ambos de 33 a?os, decidieron abandonar sus bien remunerados empleos en el mundo de las altas finanzas para abrir la galer¨ªa Mon-Charpentier en pleno centro de Par¨ªs. ?El tan cacareado plan B para estos tiempos inciertos? No exactamente. Su objetivo era dar a conocer obras de fuerte carga emocional y, preferentemente, de artistas latinoamericanos. Con solo cuatro creadores en su escaparate (?scar Mu?oz, Gabriel de la Mora, C¨¦line Cleron y Charwei Tsai), Mon-Charpentier es una de las 19 jovenc¨ªsimas galer¨ªas que participan en Opening, la gran sorpresa de Arco 2011. Una suerte de la feria dentro de la feria a la que solo est¨¢n invitados galeristas europeos con menos de ocho a?os de existencia.
Ninguno de los espacios que la integran tiene m¨¢s de ocho a?os
Manda Alemania, dice la comisaria, por su vitalidad y su cosmopolitismo
La apuesta, como se imaginar¨¢, es por el arte emergente. Ninguno de los creadores aqu¨ª convocados es exactamente debutante, aunque pocos est¨¢n consolidados en el mercado. Prima la fotograf¨ªa y la pintura y los temas giran en torno al yo creador. No busquen m¨¢s coincidencias. La galerista Maribel L¨®pez, comisaria de la secci¨®n, acota su territorio de caza. Buscaba creadores emergentes con cierta deriva conceptual y pertenecientes a galer¨ªas europeas. La oferta de 24 metros a cambio de 5.000 euros ha sido una oportunidad para unos espacios en los que predomina el acento alem¨¢n y austriaco. "He trabajado en Berl¨ªn", argumenta la comisaria, "y es un ¨¢rea que conozco muy bien por su vitalidad. No debe extra?ar su presencia masiva porque all¨ª, en Alemania, el intercambio de nacionalidades es muy intenso, tanto al frente de las galer¨ªas como a la hora de exponer".
La galer¨ªa belga Tatjana Pieteres (Gante) es tambi¨¦n buen ejemplo de un mundo sin barreras culturales. La espa?ola Julia Spinola, de 31 a?os, expone una serie de cinco piezas en sus paredes. Con la experiencia de haber participado en varias muestras colectivas, la artista explica que la obra que exhibe en esta galer¨ªa belga es una investigaci¨®n espacial sobre el papel. Bajo la apariencia de min¨²sculos collages, por ejemplo, superpone o agujerea siguiendo los recovecos de una oreja humana.
Por su parte, Peres Projects (Los ?ngeles y Berl¨ªn) lleva seis a?os dedicada a dar a conocer artistas emergentes de Estados Unidos y Europa. Su director, el cubano Javier Peres, asegura que no tiene prejuicios a la hora de seleccionar artistas. "En un mundo globalizado, no tendr¨ªa sentido", argumenta. Y a?ade que tampoco condiciona formatos ni temas. Su pieza estrella en Arco es una escultura de Terence Koh, Ni?o al lado del mar romano, hecha con m¨¢rmol de Carrara, "como el que utilizaba Miguel ?ngel", tan blanco que la figura sorprende por la luz que irradia.
En Aratia, Beer/Kou (Berl¨ªn) dedican sus 24 metros cuadrados a la instalaci¨®n realizada por Clemens von Wedemeyer sobre el fraude que supuso el descubrimiento de los Tasaday, aquella tribu compuesta por una veintena de personas que, en 1972, segu¨ªa viviendo en la Edad de Piedra en el interior de la selva de la isla de Mindanao (Filipinas). Hubo que esperar a?os para saber que aquel sorprendente descubrimiento hab¨ªa sido un montaje. Los mapas e im¨¢genes de los informativos que dieron cobertura al falso descubrimiento forman parte de esta sorprendente obra.
La galer¨ªa lisboeta Nuno Centeno tiene, entretanto, uno de los espacios m¨¢s llamativos de todo el corral alternativo con dos obras de Mauro Conqueiro. Una de las piezas es una gran s¨¢bana con ojos y boca ante la que ha colocado un micr¨®fono. La otra es una mano en la que se ha insertado un cuchillo.
Puede que los artistas m¨¢s consolidados est¨¦n en la galer¨ªa holandesa West. El escultor franc¨¦s Vicent Ganivet vendi¨® el primer d¨ªa una gran escultura giratoria por 10.000 euros. Mientras, el holand¨¦s Harmen de Hoop encontraba tambi¨¦n abundantes clientes para sus fotograf¨ªas de espacios imposibles. En una, una cancha de baloncesto se incrusta bajo un paso elevado de trenes; en otra, la intersecci¨®n de varios cruces deja libre menos de medio metro para recrear un espacio de juego infantil con cubos y palas incluidos; en otra m¨¢s, un ni?o peque?o vuelca en un contenedor de basura una enorme colecci¨®n de mu?ecos de Mickey Mouse: un gesto que m¨¢s que un adi¨®s a la infancia es una denuncia sobre la imposibilidad de vivir en un mundo sin fantas¨ªa.
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