Pat¨¦tico
Pocas situaciones resultan m¨¢s pat¨¦ticas que la de un hombre agarrado al clavo ardiente del poder mientras patalea sobre el vac¨ªo. Y m¨¢s a¨²n cuando la acci¨®n no se desarrolla en las geograf¨ªas dominadas por distintas tiran¨ªas, sino en presuntas democracias europeas. Acabo de leer una interesante interpretaci¨®n: Italia es un pa¨ªs desestructurado en el que Berlusconi no es el efecto, sino la causa. Pero ahora sus "amadas" (l¨¦ase vilipendiadas, menospreciadas, emputecidas) mujeres han tomado la palabra y la calle para gritar que est¨¢n hartas de un mercachifle con modales de aut¨®crata que estimula los instintos m¨¢s bajos del ser humano.
Antes de seguir por el camino de los paralelismos salvar¨¦ una diferencia, juzguen ustedes si esencial, entre dos presidentes bajo sospecha: el italiano hiede a burdel mientras el valenciano desprende un aroma como ahumado de cirio. Por lo dem¨¢s, abundantes rasgos comunes: su alianza con la jerarqu¨ªa cat¨®lica, su mantenimiento en la poltrona aunque sea sembrando la desconfianza en la Justicia (cuando no modificando la ley por capricho del pr¨ªncipe), su fanfarroner¨ªa como estilo de reinar sobre un paisaje moral en ruinas, su afici¨®n por rodearse de cohortes prestas al ditirambo, su descalificaci¨®n de cualquier acto de protesta que es autom¨¢ticamente condenado como "movilizaci¨®n sediciosa", su modo de buscar en las urnas una absoluci¨®n que quiz¨¢ les nieguen los tribunales...
Y aqu¨ª viene la gran inc¨®gnita: ?Es tan dif¨ªcil cambiar el signo del sufragio emitido (el que vale) como modificar el curso de las estrellas? ?Ser¨¢ verdad que otra vez la mansedumbre social valenciana, hu¨¦rfana de discernimiento cabal, se va a traducir en una mayor¨ªa parlamentaria conservadora m¨¢s o menos absoluta? Explicaciones dar¨¢n desde la sociolog¨ªa o las artes cabal¨ªsticas, pero personalmente me parece un misterio tan insondable como los estigmas del Padre P¨ªo. Como en Italia, deber¨ªamos preguntarnos: si no ahora... ?cu¨¢ndo?
?ltimamente recibo correos que contienen extensos cat¨¢logos de agravios sobre el modo de gobernar de Francisco Camps, o/y anuncios de iniciativas y movilizaciones encaminadas a sacarle de una vez de la Generalitat. De todo este tr¨¢fico de mensajer¨ªa selecciono el que me merece la pena reenviar. Parte del cual, a su vez, vuelve reexpedido y enriquecido con reflexiones no siempre esperanzadas y que se resumen en otra pregunta angustiosa: ?pero a qui¨¦n diablos debemos votar? En llegando a este punto conviene refugiarse en la terapia mental explicada por Carlos Fuentes: "Nuestro pesimismo es el acto higi¨¦nico de nuestro optimismo invencible".
PD. Uno de los rapsodas acaba de acogerse al derecho inalienable a la libertad de expresi¨®n para poder decir que los jueces que fallan en contra de su se?orito son partidistas e injustos. Mientras, Fragments d'un any, la exposici¨®n de los foto-reporteros de la Uni¨® de Periodistes que fue censurada el a?o pasado, no ha encontrado m¨¢s local p¨²blico que el de la Universitat.
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