El viejo pacifista que ense?a a combatir a los dictadores
Las ideas de Gene Sharp inspiran a los j¨®venes l¨ªderes de Egipto y T¨²nez
A miles de kil¨®metros de la plaza de la Liberaci¨®n en El Cairo, un anciano intelectual estadounidense camina despacio por su peque?a casa de ladrillo en un vecindario de clase obrera en Boston. Su nombre es Gene Sharp. Con su espalda encorvada y su pelo canoso, a sus 83 a?os, cuida de sus orqu¨ªdeas. No parece un hombre peligroso. Pero, para los d¨¦spotas del mundo, sus ideas pueden ser letales.
Pocos han o¨ªdo hablar de ¨¦l, pero sus escritos sobre la revoluci¨®n no violenta -principalmente el libro De la dictudura a la democracia, una gu¨ªa de 93 p¨¢ginas para acabar con d¨¦spotas traducida a 24 idiomas- han inspirado a disidentes de todo el mundo durante d¨¦cadas en Birmania, Bosnia, Estonia, Zimbabue y, durante estos d¨ªas, T¨²nez y Egipto.
En la web de los Hermanos Musulmanes est¨¢ su libro m¨¢s influyente
Su gu¨ªa para acabar con d¨¦spotas ha sido traducida a 24 idiomas
As¨ª sucedi¨® con los integrantes del Movimiento del 6 de Abril, uno de los grupos de oposici¨®n que inici¨® las protestas populares egipcias. Sus j¨®venes l¨ªderes tropezaron con el trabajo de Sharp mientras estudiaban hace unos a?os las acciones de los serbios de Otpor (Resistencia), que les hab¨ªan influido. Entre los papeles que se distribuyeron dentro de un taller que entrenaba a activistas dem¨®cratas en El Cairo, estaba el trabajo de Sharp 198 m¨¦todos de acci¨®n no violenta. Como explica Peter Ackerman, fundador del taller, Sharp es su mentor porque sus "ideas tienen poder".
M¨¢s filosofo que revolucionario, este doctor en Teor¨ªa Pol¨ªtica por la Universidad de Oxford e investigador de Asuntos Internacionales de Harvard no ha tenido contacto con los revolucionarios egipcios, aunque recientemente ha sabido que su libro estaba disponible en la web de los Hermanos Musulmanes. De hecho, ha visto los eventos de El Cairo por la CNN y apenas sabe utilizar Internet o lo que es Facebook o Twitter. Sin embargo, su tesis ha tenido una gran resonancia en la juventud ¨¢rabe.
Dalia Ziada, una bloguera egipcia, asegura que utilizaron sus m¨¦todos pac¨ªficos tanto en las revueltas tunecinas como en las egipcias. Ziada cuenta que algunos activistas tradujeron al ¨¢rabe pasajes enteros de De la dictudura a la democracia. Fue su Biblia revolucionaria. Basadas en los estudios de Gandhi, en las batallas por los derechos civiles o los boicoteos econ¨®micos, las ideas de Sharp concluyen que para avanzar en libertad hay que tener una estrategia muy elaborada contra los s¨¢trapas. La protesta pac¨ªfica es la mejor arma, porque la violencia da pie al dictador a pasar a la ofensiva y reprimir al enemigo.
Sharp, que pas¨® de joven nueve meses en una prisi¨®n federal en Danbury (Connecticut) por ser objetor de conciencia durante la guerra de Corea, sabe de lo que habla. En 1989, fue testigo de las protestas de la plaza de Tiananmen en China y, en los noventa, se col¨® a escondidas en un campamento rebelde en Birmania. Tal y como recuerda el coronel Robert L. Helvey, quien asesoraba a la oposici¨®n birmana por entonces: "Le¨ªamos el trabajo de Sharp con velas en la jungla. Ten¨ªa un conocimiento tremendo de las din¨¢micas del poder social".
Bien sea en plena acci¨®n en el campo de batalla o en el despacho de una c¨¢tedra, su vida ha estado marcada por la lucha contra la represi¨®n. Por eso, es una amenaza para muchos. En los ¨²ltimos a?os, el Gobierno venezolano de Ch¨¢vez, la Junta militar birmana o el r¨¦gimen iran¨ª le han tenido en su lista negra. Aunque no todo el mundo est¨¢ igual de impresionado con su figura. Asad Abu Khalil, un cient¨ªfico liban¨¦s y fundador de un blog sobre noticias ¨¢rabes, se queja de que los periodistas occidentales est¨¢n buscando a su Lawrence de Arabia para explicar el ¨¦xito egipcio, en lo que considera una actitud colonialista.
Refugiado en su modesta casa de Boston, Sharp parece ajeno a cualquier ruido mientras acaricia el final de su carrera. Ahora est¨¢ preparando otros manuscritos, uno sobre Einstein, quien escribi¨® el pr¨®logo de su primer libro sobre Gandhi y da nombre a una instituci¨®n que fund¨® en 1983 para estudiar la resistencia pac¨ªfica. Y cuando se refiere a Oriente Pr¨®ximo afirma, caminando con su paso lento: "Si la gente no tuviese miedo de las dictaduras, estas tendr¨ªan un gran problema".
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