El esquivo fantasma del bar Fais¨¢n
Tras casi cinco a?os de proceso y tres jueces, el autor del chivatazo a ETA sigue siendo una inc¨®gnita - El caso se centra ahora en el an¨¢lisis de un v¨ªdeo
El chivatazo existi¨®. Eso nadie parece discutirlo. Alguien -supuestamente un mando policial- avis¨® el 4 de mayo de 2006 a un colaborador de ETA -Joseba Elosua, due?o del bar Fais¨¢n - de que ese d¨ªa iba a producirse una gran operaci¨®n contra la banda si Elosua se reun¨ªa en Ir¨²n, como ten¨ªa previsto, con un etarra del aparato de extorsi¨®n. Le transmiti¨® tambi¨¦n su temor de que la operaci¨®n hiciera fracasar el inminente proceso de di¨¢logo con ETA, en plena tregua. El chivatazo tuvo ¨¦xito: la operaci¨®n se frustr¨®.
Todo lo dem¨¢s son inc¨®gnitas. La m¨¢s obvia: ?qui¨¦n dio el soplo a Elosua? El que lo hizo, ?actu¨® por propia iniciativa o ejecutaba una orden pol¨ªtica del Ministerio del Interior? Pero hay otras: ?por qu¨¦ tras ser avisado de la operaci¨®n, Elosua, en vez de quedarse quieto en su casa o en su bar, se cit¨® con el etarra en Francia aun a riesgo de ser detenido all¨ª (cosa que no ocurri¨® ¨²nicamente porque Par¨ªs no lo autoriz¨®)? Y sobre todo: si el objetivo era no poner en riesgo el di¨¢logo con ETA, ?por qu¨¦ la operaci¨®n policial s¨ª se llev¨® finalmente a cabo el 20 de junio, s¨®lo mes y medio despu¨¦s?
Hay tres mandos imputados, entre ellos el ex director general de la Polic¨ªa
El encargado de las pesquisas es acusado por un superior de entorpecerlas
?Por qu¨¦, por ejemplo, a principios de septiembre, el Gobierno destituy¨® discretamente a uno de los presuntos implicados en el soplo, el director general de la Polic¨ªa, pero no al otro, el jefe superior de la Polic¨ªa en el Pa¨ªs Vasco? Y ?c¨®mo es que el agente encargado de investigar el chivatazo, que se?al¨® como culpables a varios colegas, es ahora acusado a su vez por un superior de ser ¨¦l quien intent¨® borrar pruebas?
El caso Fais¨¢n , que el PP ha convertido en arma contra el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, es una cadena de interrogantes y, por momentos, un relato surrealista. La causa judicial dura ya casi cinco a?os.
EL SOPLO
A las once de la ma?ana del 4 de mayo de 2006, Joseba Elosua, de 72 a?os, due?o del bar Fais¨¢n de Ir¨²n, arranc¨® su Ford Focus y sali¨® de casa por el garaje. Por el retrovisor -seg¨²n contar¨ªa ¨¦l mismo al juez meses m¨¢s tarde- vio a un hombre apostado en el portal. No se par¨® a preguntarle qu¨¦ quer¨ªa: sigui¨® su camino hacia el Fais¨¢n, adonde lleg¨® a las 11.10.
Elosua era un viejo conocido de la polic¨ªa. Su bar, vigilado desde hac¨ªa a?os, serv¨ªa al aparato de extorsi¨®n de ETA como punto de recogida del dinero entregado por empresarios vascos. Los tel¨¦fonos de Elosua estaban pinchados y en su coche la polic¨ªa hab¨ªa instalado un dispositivo para escuchar las conversaciones que tuviera dentro. Sin ese dispositivo, por cierto, no habr¨ªa caso Fais¨¢n, como se ver¨¢ m¨¢s adelante.
El 3 de mayo de 2006, la polic¨ªa se entera de que esa misma tarde se va a producir en una sidrer¨ªa de Oiartzun una cita entre Elosua, Ram¨®n Sagarzalu (otro miembro de la red de extorsi¨®n de ETA) y el dirigente del PNV Gorka Agirre. En esa cita, Agirre va a entregar a Elosua "nueve botellas de vino" -nueve millones de pesetas (54.000 euros), seg¨²n los investigadores- procedentes supuestamente de una extorsi¨®n. Y ese dinero va a ser entregado al d¨ªa siguiente al etarra Jos¨¦ Antonio Cau Aldanur, que se desplazar¨¢ hasta Ir¨²n desde Francia para recogerlo en el Fais¨¢n.
La polic¨ªa espa?ola informa inmediatamente a la francesa y al juez Fernando Grande-Marlaska. Las tres partes acuerdan que al d¨ªa siguiente, despu¨¦s de a?os de seguimiento, lanzar¨¢n la Operaci¨®n Urogallo contra el aparato de extorsi¨®n y detendr¨¢n a varios implicados, incluidos previsiblemente Cau, Elosua y Gorka Agirre.
El contexto es, sin embargo, distinto al de a?os anteriores: el 22 de marzo ETA ha declarado una tregua. El Gobierno ha dicho que, antes de sentarse a hablar con la banda, va a "verificar" que la tregua va en serio, y eso est¨¢ haciendo en esos meses de abril y mayo: la polic¨ªa comprueba, por ejemplo, que ETA ha dado orden de "congelar" la extorsi¨®n. Pero, por lo visto, el 3 de mayo se siguen haciendo entregas de dinero. El juez, en cualquier caso, decide lanzar la operaci¨®n.
As¨ª que son las 11.10 del 4 de mayo y Elosua ha entrado en el Fais¨¢n. Quince minutos despu¨¦s -seg¨²n su declaraci¨®n ante el juez-, el mismo hombre al que un rato antes ha visto frente a su domicilio entra en el bar, se le acerca y le entrega un m¨®vil. Al otro lado de la l¨ªnea, un segundo hombre que no se identifica avisa a Elosua de que sus tel¨¦fonos est¨¢n pinchados y el bar vigilado, que lo saben todo sobre la entrega de dinero y que, si finalmente Cau Aldanur viene a Espa?a y se encuentra con Elosua, ambos ser¨¢n detenidos. Todo eso, a?ade, ser¨ªa fatal para el proceso de di¨¢logo con ETA a¨²n en gestaci¨®n.
?C¨®mo se conoce el contenido de esa conversaci¨®n, que dur¨® casi nueve minutos? Porque Joseba Elosua, nada m¨¢s colgar el tel¨¦fono y devolv¨¦rselo al misterioso agente de paisano, llama a su yerno Carmelo Luquin, se monta con ¨¦l en el Ford Focus y sale escopetado hacia Francia, a encontrarse con Cau. En el coche Elosua y Luquin van hablando sin saber que la polic¨ªa lo tiene pinchado y que varios agentes est¨¢n escuchando el relato en tiempo real.
Y el relato no deja lugar a dudas. El due?o del Fais¨¢n se muestra alucinado porque un "madero" le ha dado el chivatazo para, seg¨²n le ha dicho, "no fastidiar todo el proceso" porque "hay gente que quiere que esto se rompa".
Pero el caso es que, lejos de desistir de verse con Cau, Elosua lo llama por el camino y queda con ¨¦l en el bar Talotegui de Bayona (Francia). Los polic¨ªas que est¨¢n siguiendo al Ford Focus ven c¨®mo los tres hombres se juntan en el bar y c¨®mo Elosua entrega a Cau un mont¨®n de peri¨®dicos con un sobre grande entre ellos. Sospechan, entonces, que le est¨¢ dando el dinero convenido; que la cita que ten¨ªan previsto celebrar en Espa?a se est¨¢ celebrando igualmente aunque en suelo franc¨¦s, y lo comunican a sus superiores.
Ah¨ª llega la siguiente situaci¨®n kafkiana: la polic¨ªa francesa se niega a realizar detenciones sin un permiso de las autoridades judiciales de Par¨ªs. La polic¨ªa espa?ola insiste, la francesa se enroca. Hay un cruce fren¨¦tico de llamadas entre mandos policiales de ambos pa¨ªses, en vano. Y, mientras, Elosua y Luquin comen tranquilamente en Bayona y vuelven a Ir¨²n a las 15.40.
La Operaci¨®n Urogallo se ha frustrado en Espa?a por un chivatazo, y en Francia por un problema burocr¨¢tico.
Sin embargo, s¨®lo mes y medio despu¨¦s, el 20 de junio -cuando el soplo a¨²n no ha trascendido-, la operaci¨®n s¨ª se lleva a cabo, impulsada por el juez espa?ol Grande-Marlaska y la francesa Laurence Le Vert. Son detenidas 12 personas, incluidos Elosua, Luquin y Sagarzazu. Una semana antes, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha anunciado que en verano comenzar¨¢ formalmente el di¨¢logo con ETA.
LA INVESTIGACI?N
La reconstrucci¨®n del chivatazo recogida aqu¨ª es la que se desprende de los cinco informes que elabor¨® entre julio de 2006 y 2007 el comisario Carlos Germ¨¢n, que dirig¨ªa el operativo de la Operaci¨®n Urogallo antes de que se malograse y que fue encargado por Grande-Marlaska de investigar el soplo. M¨¢s tarde el caso pas¨® a Baltasar Garz¨®n y, cuando ¨¦ste fue suspendido el pasado mayo, reactiv¨® la investigaci¨®n otro magistrado, Pablo Ruz. Investigaci¨®n que se sigue en contra del criterio de la fiscal¨ªa: esta pidi¨® el archivo en 2009 por no ver "claros indicios incriminatorios" para se?alar al autor del chivatazo.
Seg¨²n Germ¨¢n, s¨ª se le puede se?alar y no es uno, son tres: el inspector de Vitoria Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros -supuestamente el agente que abord¨® a Elosua en el Fais¨¢n y le entreg¨® el m¨®vil-; el jefe superior de Polic¨ªa del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pamies -supuestamente quien habl¨® con Elosua-; y el entonces director general de la Polic¨ªa, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo. Los tres est¨¢n imputados.
Ballesteros, Pamies y Garc¨ªa son los se?alados porque, seg¨²n el registro telef¨®nico de sus m¨®viles, se intercambiaron llamadas justo en los momentos previos y posteriores al chivatazo; Ballesteros estaba f¨ªsicamente all¨ª donde estaba Elosua (lo acreditan los repetidores de telefon¨ªa). Y, a las 11.23 -la hora aproximada en la que Elosua recuerda haber recibido el soplo-, Ballesteros estaba en el Fais¨¢n y llam¨® a Pamies. V¨ªctor Garc¨ªa no es el superior inmediato de Pamies, por eso es llamativo que se llamaran tanto ese d¨ªa; el 20 de junio, durante la operaci¨®n que s¨ª cuaj¨®, no lo hicieron.
Sin embargo, cuando en enero de 2009 el juez mont¨® una rueda de reconocimiento para ver si Elosua reconoc¨ªa en Ballesteros al hombre que le pas¨® el m¨®vil, Elosua no lo reconoci¨®; en eso, entre otras razones, se apoyaba la fiscal¨ªa para pedir el archivo. Tambi¨¦n en el hecho de que ciertos datos que el chivato cont¨® a Elosua no los conoc¨ªan los imputados sino s¨®lo quien estuviese "familiarizado muy de cerca con la operaci¨®n" que iba a desarrollarse. Y que dirig¨ªa el comisario Germ¨¢n.
Hay, por ¨²ltimo, un v¨ªdeo: el de la c¨¢mara del bar Fais¨¢n que grab¨® toda la jornada del 4 de mayo. Los investigadores est¨¢n analiz¨¢ndolo para averiguar si el inspector Ballesteros es uno de los hombres a los que se ve salir del local. La cinta tiene dos cortes, pero ninguno de ellos coincide con el momento -entre las 11.20 y las 11.30- en el que seg¨²n Elosua se produjo el chivatazo. As¨ª que lo de los cortes no aclara nada.
Para enredarlo todo un poco m¨¢s, un superior del comisario Germ¨¢n, el polic¨ªa Jos¨¦ Cabanillas, ha declarado este mes al juez que Germ¨¢n intent¨® borrar la grabaci¨®n del coche en la que se oye a Elosua narrar el soplo, la prueba clave de todo el caso. Germ¨¢n pasa as¨ª de acusador a acusado.
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba siempre ha negado que su ministerio ordenara el chivatazo. V¨ªctor Garc¨ªa fue destituido como director general el 8 de septiembre de 2006, cuatro d¨ªas despu¨¦s de ser implicado en el soplo, aunque Interior neg¨® que el cese tuviera algo que ver con eso (coincidi¨® con la creaci¨®n de un mando ¨²nico para Polic¨ªa y Guardia Civil). Enrique Pamies sigue en su cargo.
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