La venta os sienta tan bien
Juanjo Oliva se lanza al 'pr¨ºt-¨¤-porter' con una excelente colecci¨®n
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Se?ores, hay que vender. El mito del artista condenado a la miseria por un tiempo que no reconoci¨® su genialidad no funciona en la moda. Los grandes dise?adores fueron buenos vendedores. Despu¨¦s de todo, la moda es deseo y el deseo, una mercanc¨ªa f¨¢cil de colocar. El New Look de Dior fue un prodigio de creatividad y un s¨ªmbolo de un cambio econ¨®mico, pol¨ªtico y social. Maravilloso, s¨ª. Altamente rentable, tambi¨¦n. Chanel y Vionnet vendieron (muy bien) sus m¨¢s extraordinarias obras. Balenciaga, en los cincuenta, tambi¨¦n. Y los m¨¢s influyentes dise?adores contempor¨¢neos -de Armani y Lagerfeld a Nicolas Ghesqui¨¨re y Miuccia Prada- son a la vez una realidad empresarial.
La moda espa?ola ha cre¨ªdo durante demasiado tiempo que pod¨ªa vivir en un estado de excepci¨®n. Sostener un sistema que viviera del aire. Pero alguien tiene que pagar esta cena, como cualquier otra. Y la crisis econ¨®mica ha sacado a relucir la cuenta. Esta certeza -ya ineludible- planeaba ayer sobre la tercera jornada de Cibeles Madrid Fashion Week. La buena noticia es que sus consecuencias no son necesariamente malas. A algunos les ha sentado bien meditar sobre los aspectos menos et¨¦reos de su profesi¨®n.
La moda espa?ola ha cre¨ªdo que pod¨ªa vivir en un estado de excepci¨®n
Ana Locking entreg¨® su propuesta m¨¢s vital y apetecible
Los vestidos de Juanjo Oliva miran a la alta costura de los a?os cincuenta
Davidelf¨ªn result¨® cr¨ªptico con su S¨ªndrome de Di¨®genes
Tras unos inicios en solitario lastrados por su propensi¨®n al dramatismo, Ana Locking entreg¨® su propuesta m¨¢s vital y apetecible. Especialmente, en su final de vestidos plisados (t¨®mese o qu¨ªtese la versi¨®n para hombres). "Una empresa peque?a como la m¨ªa tiene dificultades para llegar a fin de mes", explicaba. "Me he centrado en lo que me gusta. Eso favorece las ventas y tengo que vivir de lo que vendo". Aunque no todo es cremat¨ªstico en esta historia. El estallido de color que ti?e su trabajo desde que se disolvi¨® el t¨¢ndem Locking Shocking encuentra una justificaci¨®n m¨¢s rom¨¢ntica. "Ahora soy m¨¢s feliz", afirmaba con una sonrisa.
Si alguien ha salido favorecido de esta colisi¨®n con la realidad ha sido Juanjo Oliva. Su colecci¨®n para oto?o/invierno 2011 es la primera que ser¨¢ producida en serie (pueden llamarlo pr¨ºt-¨¤-porter) y alcanza una altura poco frecuente en la moda espa?ola. Trajes y vestidos miran a los vol¨²menes de la alta costura de los a?os cincuenta, pero se realizan sobre un interior de neopreno que reduce peso y costes. Dos cargas que nadie quiere hoy. "Necesito ser competitivo en precios", explicaba Oliva. Una falda gris de cintura fruncida costar¨¢ en la calle 250 euros. Las chaquetas de tweed -tejido que entra por primera vez en su vocabulario-, unos 350. No son cifras de Zara, pero tampoco de Prada. Las prendas viajar¨¢n la pr¨®xima semana a la feria parisiense Atmosphere para buscar escaparates internacionales. La excelente propuesta de Oliva -con sus inspirados colores y una bisuter¨ªa que Schiaparelli aprobar¨ªa- no pierde inter¨¦s al apretar la mano de estas prosaicas cuestiones. Al contrario, gana fuerza, sentido y relevancia.
Ahora que ya estamos convencidos de que este partido se juega mucho m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del recinto ferial en el que se celebra la pasarela madrile?a, toca asumir tambi¨¦n que las reglas son distintas en la jungla exterior. Cibeles es un espejismo. El mismo p¨²blico que aqu¨ª se api?a para entrar en el desfile de un dise?ador, fuera no toca la puerta de su tienda ni con un palo. A¨²n as¨ª, los gemelos I?aki y Aitor Mu?oz (de Ailanto) abrieron hace un a?o su primer comercio propio en Barcelona. "De momento, los n¨²meros salen y es importante tener un espacio en el que mostrar de forma completa lo que eres", aseguraban tras su desfile de ayer. Una mullida oda a la luz de invierno, inspirada por fotos de los Alpes en los a?os 20 y animada por un aumento del 15% en las ventas de la precolecci¨®n.
En esto del punto de vista y el punto de venta, hay pocos con tanto que decir como Davidelf¨ªn. Que tiene de ambos. Pero ayer el mensaje de su s¨ªndrome de Di¨®genes result¨® cr¨ªptico. La obsesi¨®n por acumular se tradujo en prendas que enga?aban al ojo y simulaban una superposici¨®n de capas inexistentes. Mientras tratabas de descifrar la silueta, la mirada se deten¨ªa en los zapatos. Botines de afilado tac¨®n de 17 cent¨ªmetros -dise?ados por Delf¨ªn en colaboraci¨®n con Christian Louboutin- que abren al instante la espita del deseo. Los quieres y los quieres ya. No hace falta m¨¢s.
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
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