Hereu, un candidato contra los elementos
Xavier Trias no es mejor candidato a la alcald¨ªa de Barcelona que otros antecesores suyos que fracasaron en el empe?o del centro-derecha catal¨¢n por hacerse con el control del principal Ayuntamiento de Catalu?a, como Ramon Trias Fargas y Josep Maria Cullell. Sin embargo, Trias tiene una alta expectativa de ¨¦xito en las elecciones del 22 de mayo a pesar de que compite con un Jordi Hereu que no es ni por asomo peor candidato que otros alcaldes socialistas que en el pasado reciente han logrado mayor¨ªas absolutas en importantes municipios. Pongamos tambi¨¦n solo dos ejemplos, aunque podr¨ªan ser m¨¢s: Ignacio Pujana en L'Hospitalet de Llobregat y Manuel Bustos en Sabadell. Pero desde las ¨²ltimas elecciones municipales ha crecido y se ha consolidado, incluso en el seno del PSC, la idea de que este no va a ser el caso de Hereu en Barcelona. Parece que algo ha cambiado o est¨¢ cambiando.
Cambios demogr¨¢ficos debilitan la fidelidad del voto, que era un dato fijo en las elecciones locales
Los socialistas suelen presentar a sus alcaldes como figuras id¨®neas para sus responsabilidades. Pero en no pocos casos se trata de candidatos que han triunfado m¨¢s como resultado de factores sociol¨®gicos que de otro tipo. Una gran parte de la poblaci¨®n trabajadora ha votado a la izquierda por convicci¨®n y por tradici¨®n cultural, familiar y de clase y, concentrada en determinados barrios y localidades, ha permitido al PSC ganar una y otra vez en ellas tanto si el candidato era bueno, regular o malo. Es algo tan obvio como la situaci¨®n inversa que se da con CiU y PP en Vic o en Pedralbes, por ejemplo. Esto no impide, claro est¨¢, que desde 1979 haya habido, efectivamente, una pl¨¦tora de buenos alcaldes. Tampoco niega la incidencia del factor personal en las elecciones locales, que siempre existe en mayor o menor medida.
Las dos grandes fuerzas del sistema catal¨¢n de partidos saben bien que muchos de sus triunfos locales han sido el resultado de una tendencia electoral general que trasladaba a las elecciones municipales la opci¨®n ideol¨®gica mayoritaria en cada pueblo o ciudad con independencia del atractivo de los candidatos concretos en cada caso. La marca ha sido tan importante o m¨¢s que la figura.
Esto es lo que est¨¢ cambiando. Lo que ahora se apunta es que los factores extralocales van a condicionar tambi¨¦n las pr¨®ximas elecciones municipales, pero esta vez rompiendo en perjuicio del PSC la tendencia que en el pasado le ha beneficiado en las ¨¢reas de voto obrero tradicional. Las ¨²ltimas elecciones municipales y al Parlament mostraron ya un inequ¨ªvoco debilitamiento de la fidelidad del voto tradicional de origen obrero al partido socialista. Los expertos dudan de que sea reversible. Aquella fidelidad de voto a las siglas que alcanz¨® la condici¨®n de dato territorial fijo est¨¢ desapareciendo. No se sabe si volver¨¢ o no. Por tanto, crece la proporci¨®n del voto vol¨¢til que hay que perseguir en cada convocatoria. Es un cambio fruto de factores diversos: generacionales, porque hay hijos que no votan como sus padres; econ¨®micos, porque el ascensor social ha implicado cambios ideol¨®gicos en sus beneficiarios; culturales, porque ciertas tradiciones pol¨ªticas que llevan aparejada la fidelidad a determinados partidos queda cada vez m¨¢s lejos o desaparece por muerte de su portador.
Luego est¨¢n, claro est¨¢, las condiciones de los candidatos, la bondad o maldad de los programas, el atractivo y el inter¨¦s del proyecto de ciudad, la fuerza de los apoyos medi¨¢ticos. El mayor inconveniente de Hereu parece radicar en sus escasas dotes para convertirse en un l¨ªder medi¨¢tico. Se suman as¨ª tres factores negativos para ¨¦l: debilitamiento de la fidelidad pol¨ªtico-ideol¨®gica en el voto socialista tradicional, mediocre capacidad de liderazgo y escaso o nulo apoyo medi¨¢tico. Frente a ¨¦l, Xavier Trias y CiU est¨¢n como Mariano Rajoy y el PP ante Zapatero: quietecitos, esperando a que caiga a consecuencia del malestar originado por la crisis econ¨®mica. Solo necesitan estar ah¨ª en el momento oportuno. CiU no tiene ni quiere tener un proyecto para Barcelona. En el pasado eso le ha perjudicado, pero esta vez conf¨ªa en que sea indiferente.
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