C¨®mo vivir sin ladrillos y sin hipoteca
Una exposici¨®n indaga en la arquitectura con fecha de caducidad, en las casas sostenibles, baratas y desmontables que propugnan otros modos de vida
Imag¨ªnese las pr¨®ximas vacaciones de verano. Primero, decidir el sitio; luego la casa o el hotel y, adem¨¢s, hacer la reserva con antelaci¨®n. A la hora de fantasear con la futura casa suele ser inevitable pensar en unas cuantas paredes, ventanas... y en la hipoteca. La exposici¨®n Ef¨ªmeras alternativas habitables rechaza estos esquemas tan poco flexibles y parte de una idea sugerente y optimista: existen otras maneras de construir (con cart¨®n, con pl¨¢stico), otras propuestas de viviendas (f¨¢ciles y r¨¢pidas de hacer, desmontables y baratas) y otras filosof¨ªas de vida. O sea, otros mundos despu¨¦s del ladrillo y la deuda con el banco.
Esta exposici¨®n, que da a conocer los grandes ejemplos de esta arquitectura, supone una de las pocas veces, por no decir la ¨²nica, que se cataloga la obra ef¨ªmera, a la que incluso los propios profesionales han prestado poca atenci¨®n. A pesar de que no surgi¨® precisamente ayer. Parte de postulados (la ecolog¨ªa, sostenibilidad, atenci¨®n al paisaje) que ya se debat¨ªan hace 80 a?os: fueron las reivindicaciones del movimiento moderno de finales de los veinte y principios de los treinta. Luego la idea de una vivienda asequible recibi¨® un impulso -obligado- tras las cenizas de la II Guerra Mundial, que exig¨ªa casas para todos, y su proceso se industrializ¨®.
Es una de las pocas catalogaciones de la obra ef¨ªmera de los siglos XX y XXI
La idea de esta muestra, a la que tambi¨¦n se puede acceder en www.efimeras.com, parti¨® de Carmen Blasco, la comisaria y profesora de la Escuela de Arquitectura de Madrid, y la ha montado con el grupo de alumnos con el que investiga. Cada una de las seis salas de exposici¨®n responde a un apartado. En Hazlo tu mismo est¨¢ la Tenda rosa (1974- 1975), del arquitecto italiano Franco Raggi, una especie de templo romano de tela que quiere reflejar la estabilidad de lo sagrado y lo provisional de la residencia del n¨®mada contempor¨¢neo. Las Casas de cart¨®n (1969), dise?adas para durar tres meses y ser quemadas tras las vacaciones, de Guy Rottier. O la Ciudad instant¨¢nea, en Ibiza, que el impulsor de la arquitectura hippie, Jos¨¦ Miguel Prada Pool, construy¨® para el Congreso Internacional de dise?o ADI-FAD en 1971.
Bajo el ep¨ªgrafe de Emergencia, se encuentran dos llamativos proyectos: Casas de cart¨®n, Paper Log House (1995), de Shigeru Ban, que se hicieron tras los terremotos de Kobe (Jap¨®n), Turqu¨ªa e India. Son autoconstruidas, con cajas de refrescos llenas de arena como cimentaci¨®n y paredes de tubos de cart¨®n. No superan los 2.000 d¨®lares (1.500 euros). Sirvieron de vivienda para los damnificados durante seis meses hasta que les construyeron las suyas. El otro proyecto es el Pink proyect (2008) o ciudad virtual de la esperanza, levantado en Nueva Orleans tras el Katrina y que es parte del proyecto solidario de Brad Pitt. Ha estado en la Bienal de Venecia y ahora llega a Espa?a.
La exposici¨®n, en la que han participado otros arquitectos como Juan Herreros, Alejandro Zaera, Ecosistema Urbano o ?ngel Borrego, tambi¨¦n echa mano de los recursos audiovisuales. El alumno Jos¨¦ D¨ªez del Corral ha ingeniado una mesa de cristal donde se pueden destripar todos estos proyectos... ?ut¨®picos? "En absoluto", responde la comisaria. "Ikea, empresas de ropa y la industria del autom¨®vil ya se ha lanzado a hacer las cosas m¨¢s sencillas y asequibles a todo el mundo".
Ef¨ªmeras alternativas habitables. Hasta el 29 de mayo en La Arquer¨ªa de Nuevos Ministerios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.