De fiel escudero a desertor
"A Gadafi o lo matan o se suicida", dice su ex 'n¨²mero dos'
Camarada de Muamar el Gadafi desde antes del golpe de Estado de 1969, Abdul¨¢ Yunis ha dejado solo al dictador en su delirio. "Me dijo que planeaba usar aviones contra la gente en Bengasi y le contest¨¦ que as¨ª matar¨ªa a miles de personas", explic¨® ayer a la cadena CNN el exministro de Interior libio, que el martes tard¨® menos de una hora en anunciar su dimisi¨®n tras el rabioso discurso de Gadafi desde Tr¨ªpoli. "Pero es un hombre testarudo. O se suicida o le matan", afirm¨® Yunis.
Alejado de la realidad, perdido entre las p¨¢ginas de su vetusto Libro Verde, Gadafi ha perdido el apoyo de su compa?ero inseparable. Seg¨²n el think tank estadounidense Stratfor, se conocieron en 1964 en el Colegio Militar de Bengasi, donde el l¨ªder libio, por entonces un joven fascinado con Mao y Nasser, constituy¨® un movimiento clandestino de militares para deponer al rey Idris. Entre ellos se encontraba Yunis.
El veterano militar ha estado siempre dentro del c¨ªrculo del s¨¢trapa a pesar de pertenecer a la tribu abidat, una de las m¨¢s numerosas, con unos 800.000 miembros, y originaria de la Cirenaica, la regi¨®n oriental del pa¨ªs donde se ha impulsado la actual rebeli¨®n.
Estratega militar de primera clase, Yunis se convirti¨® pronto en un hombre de confianza de Gadafi y en uno de los m¨¢s poderosos de Libia. En 1977 era uno de los uniformados responsables de los comit¨¦s revolucionarios, el andamiaje que se invent¨® el "nuevo r¨¦gimen popular" de inspiraci¨®n panarabista para controlar a la poblaci¨®n. Yunis hac¨ªa de enlace entre el Gobierno y la fuerza paralela de represi¨®n contra los opositores formada por tribus fieles a Gadafi, que con el tiempo gan¨® miles de adeptos en distintos pueblos, gracias a los privilegios que el r¨¦gimen conced¨ªa a la hora de comprar viviendas y coches o en la concesi¨®n de pr¨¦stamos bancarios.
Como ministro de Interior -antes fue jefe de la direcci¨®n de los paracaidistas-, controlaba todos los organismos de seguridad libios, desde la polic¨ªa hasta los servicios secretos. Con el estallido de las revueltas adquiri¨® r¨¢pidamente un papel relevante cuando tuvo que lidiar con el responsable de Exteriores italiano, Franco Frattini, que ped¨ªa al Gobierno libio que controlase sus fronteras y tomase medidas ante un posible ¨¦xodo de emigrantes.
Cuando la Revoluci¨®n del 17 de Febrero gan¨® fuerza en el este del pa¨ªs, Gadafi le encarg¨® reprimir las protestas en Bengasi, basti¨®n de la resistencia. Al mando de un batall¨®n lleg¨® a la ciudad, pero no sab¨ªa lo que le esperaba. Decenas de miles de personas tomaban las calles. Seg¨²n fuentes de la oposici¨®n libia consultadas por EL PA?S, sus hombres se negaron a disparar contra la gente y muchos desertaron. Sin margen de maniobra, el ministro de Interior fue detenido por los revolucionarios entre el lunes y el martes, tal y como informaron algunos medios locales libios. Bajo arresto, la oposici¨®n le invit¨® a unirse al movimiento. Y, entonces, sali¨® Gadafi por la televisi¨®n amenazando con un nuevo Tiananmen. No se lo pens¨® dos veces. Su camarada y mentor se hund¨ªa en la locura y Yunis salt¨® del barco. A diferencia del dictador, el exministro no quer¨ªa "morir matando" ni mucho menos acabar "como un m¨¢rtir".
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