Las mujeres conquistan el Oeste
Los papeles femeninos tienen peso en las pel¨ªculas importantes de los Oscar - En cambio no hay ni un int¨¦rprete afroamericano entre los 20 candidatos
La previsi¨®n meteorol¨®gica anuncia lluvia para el fin de semana y los peluqueros entran en p¨¢nico: la humedad condiciona la decisi¨®n final de muchos peinados. Hollywood vive su semana grande con m¨¢s tr¨¢fico del habitual y con gui?os desde sus dispersos escaparates a ese d¨ªa en que toda su comunidad parece tan rival como hermana. Ni el mal tiempo (que de momento solo se anuncia) resta brillo a la intensa luz californiana, esa misma que hace un siglo atrajo a la costa Oeste a los pioneros de una industria que el pr¨®ximo domingo volver¨¢ a protagonizar su particular escalada de emociones y premios.
Pero los preparativos para la gran gala, que cumple su 83? edici¨®n, tambi¨¦n se expanden hasta la costa Este, donde el semanario The New Yorker muestra en su portada un Oscar con cabeza de fara¨®n (doble gui?o a la actualidad) y donde se exhiben en la estaci¨®n Grand Central una colecci¨®n de doradas estatuillas, entre ellas las que el domingo se llevar¨¢n el mejor actor y la mejor actriz o la que recibi¨®, en 1960, Billy Wilder por El apartamento.
Las actrices ya no son comparsas en alambicadas tramas masculinas
Natalie Portman y Annette Bening mantienen un pulso por la estatuilla
Los accesos al teatro Kodak de Los ?ngeles ya empiezan a complicarse y la Academia no deja de anunciar cada d¨ªa nuevos presentadores. Los ¨²ltimos han sido Javier Bardem -entrega junto a Josh Brolin las estatuillas al mejor gui¨®n original y adaptado-, Helen Mirren, Jake Gyllenhaal y Matthew McConaughey. La f¨¦rrea organizaci¨®n que rodea la ceremonia incluye ensayos desde hoy mismo con el p¨²blico que vocifera en la alfombra roja (que fue desenrollada el mi¨¦rcoles), acreditaciones blindadas para la prensa y un abultado despliegue policial.
El cart¨®n piedra luce tan bien aqu¨ª que nadie se deber¨ªa escandalizar al comprobar que el teatro Kodak (ap¨¦ndice de un horrendo centro comercial) no supera los m¨ªnimos del buen gusto. Cumple su funci¨®n como centro neur¨¢lgico de los Oscar y como perfecto plat¨® televisivo.
Este es el a?o de una pareja de presentadores (James Franco y Anne Hathaway) que representan la cara m¨¢s fresca de Estados Unidos y tambi¨¦n el de menor presencia afroamericana de los ¨²ltimos tiempos. Pero si la cuota racial no se cumple s¨ª lo hace la de los buenos papeles para mujeres. La coletilla de que ya no se escriben grandes personajes femeninos choca con esta 83? edici¨®n de los Oscar.
Lejos de ser comparsas en alambicadas tramas masculinas o de interpretar el personaje de siempre en la comedia rom¨¢ntica de siempre, las actrices no pueden quejarse de su peso en gran parte de las pel¨ªculas que acumulan m¨¢s opciones a premios.
El sue?o de ser una de las chicas de Tarantino en Death proof -ahogado una y otra vez por reinas de instituto, pacientes esposas o, por el contrario, culpables de atroces descalabros familiares- no parece tan lejano ante un pu?ado de historias que hablan de hijas con agallas que quieren vengar a sus padres (Valor de ley y Winter's bone), acomodadas parejas de lesbianas (Los chicos est¨¢n bien), bailarinas en guerra con su cuerpo y su talento (Cisne negro), futuras reinas con capacidad de amor y decisi¨®n (El discurso del rey) o madres de cuya sombra no escapa nadie (The fighter y Animal kingdom).
Hasta en la pel¨ªcula que tiene menos mujeres en primera l¨ªnea de su reparto, La red social, gravita la sombra de una chica, esa que en el arranque de la pel¨ªcula manda a paseo a Marc Zuckerberg y que, si nos atenemos a la licencia dram¨¢tica de David Fincher y Aaron Sorkin, provoc¨® la rabia que llev¨® al nacimiento de Facebook.
Aunque el Oscar a la mejor actriz parece un pulso entre Natalie Portman y Annette Bening, son dos cr¨ªas las que el domingo tendr¨¢n su merecida puesta de largo: Hailee Steinfeld (la adolescente que, dirigida por los hermanos Coen, embarca al viejo Jeff Bridges en la venganza de la muerte de su padre) y Jennifer Lawrence (la chica que busca los huesos de sus padre en Winter's bone para no perder su casa de las monta?as de Ozark). "Ella es una hero¨ªna folk", la describe Daniel Woodrell, autor de la novela original de esta ¨²ltima pel¨ªcula. "Es el tipo de chica sobre la que escribir¨ªan una canci¨®n".
Si el western de los Coen es un cuento de hadas (ellos lo han comparado con Alicia en el pa¨ªs de las maravillas), el filme de Debra Granik es el desolado canto a una tierra en el que las viejas caravanas se han transformado en chabolas de chatarra, en la que los hombres ya no destilan licor de zarzaparrilla sino que fabrican metanfetaminas y las ni?as cazan y cortan madera. Ree es rubia y s¨®lida. Sentencia como un vaquero solitario o como una vieja diva de Hollywood: "Nunca pidas lo que te deber¨ªan ofrecer".
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