Declaraci¨®n de amor sobre el abismo
El ni?o es el padre del hombre", dec¨ªa Wordsworth, y es verdad. El ni?o que fuimos, es decir, el peso de nuestra infancia, nos persigue durante toda nuestra vida; y los octogenarios, al morir, con las manos ya crispadas sobre el embozo, a menudo llaman a su madre como si fueran cr¨ªos. La ni?ez es nuestra horma o nuestra c¨¢rcel.
Correr el tupido velo, la biograf¨ªa que Pilar Donoso ha escrito sobre su padre, Jos¨¦ Donoso, el conocido autor chileno perteneciente al Boom (El obsceno p¨¢jaro de la noche es su novela m¨¢s c¨¦lebre), es un libro que intenta, justamente, encontrar la puerta de esa prisi¨®n interior. Cuando se public¨®, hace cosa de un a?o, escuch¨¦ algunos comentarios cr¨ªticos que le reprochaban a Pilar haber publicado demasiadas cosas ¨ªntimas de su padre. Y es verdad que cuenta cosas tremendas. Como, por ejemplo, que el propio Donoso confiesa en sus diarios "haber golpeado varias veces a mi madre con 'fuerza y prolongaci¨®n' (...) Pero luego quedaba lleno de culpa y de arrepentimiento". Sin embargo, hay algo tan puro, tan verdadero y tan profundo en el trabajo de Pilar que el libro no resulta en absoluto indiscreto o indecente en sus revelaciones. Antes al contrario: todo cuanto dice, hasta lo m¨¢s sangriento, est¨¢ contado en sordina, con min¨²sculas, en los ant¨ªpodas del sensacionalismo. Es un libro traspasado por el ansia de entender. Y de amar.
Correr el tupido velo
Pilar Donoso.
Alfaguara. Madrid, 2010.
446 p¨¢ginas. 18,50 euros.
Esta biograf¨ªa no es como ninguna otra. He le¨ªdo muchas, porque es un g¨¦nero que me encanta, pero me resulta dif¨ªcil recordar otro texto tan desnudo como ¨¦ste. Pilar Donoso, que fue hija adoptiva de Jos¨¦ y de su mujer, Mar¨ªa Pilar, ha publicado el libro diez a?os despu¨¦s de la muerte de sus padres (fallecieron con dos meses de diferencia). Para redactarlo, ley¨® los diarios de su padre y de su madre. ?Qu¨¦ atrevimiento! Hace falta ser muy valiente para hacer algo as¨ª: las anotaciones privadas de ambos "me enfrentan a lo que no necesariamente quisiera saber", dice la autora. "En cada p¨¢gina, sin darme cuenta, me encontr¨¦ tambi¨¦n conmigo; tuve que reestructurarme una y mil veces frente a lo all¨ª escrito, ante el desconcierto, el dolor, el amor, el miedo, el odio...".
En la primera parte del libro, Pilar incluye varias de las anotaciones que su padre hab¨ªa hecho sobre ella. Palabras terribles, frases demoledoras a las que la bi¨®grafa, con admirable entereza, no a?ade ni un comentario, ni una defensa, ni una explicaci¨®n, y que aplastan las p¨¢ginas con un peso de plomo: "Pilarcita, eternamente limitada de mente", por ejemplo.
Pocas limitaciones mentales puede tener una mujer como Pilar Donoso, a quien no conozco, pero que es capaz de escribir una obra como ¨¦sta, tan sutil y compleja. Correr el tupido velo tiene una parte de, digamos, biograf¨ªa convencional sobre Jos¨¦ Donoso; se puede seguir su trayectoria creativa, se indaga sobre la gestaci¨®n de sus libros m¨¢s importantes, se cuentan pormenores del Boom latinoamericano, de sus integrantes y de la vida literaria de la ¨¦poca. Pero, sinceramente, a m¨ª todo eso es lo que menos me importa: nunca fue uno de mis escritores preferidos, aunque desde luego era un autor notable. Ahora bien, lo que te atrapa de esta biograf¨ªa, lo que te fascinar¨¢ aunque no hayas le¨ªdo jam¨¢s ni una l¨ªnea del Donoso escritor, es lo que tiene de retrato de una familia. De una familia, como dicen los norteamericanos, "no funcional", es decir, problem¨¢tica, pero que cuenta con la ventaja de que todos sus miembros escriben bien o muy bien, se autoanalizan y han dejado inteligentes testimonios de sus avatares.
"En mi casa era imposible diferenciar esa l¨ªnea tenue entre la ficci¨®n y la realidad, y a¨²n ahora me cuesta distinguirla", dice Pilar. Y tambi¨¦n: "Asum¨ª, siendo muy peque?a, el rol de madre de mis padres. Una vez, ya viejo, me dijo: 'T¨² has sido m¨¢s madre m¨ªa que yo padre tuyo". ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de la vida visible, qu¨¦ se oculta en lo que yo llamo secretos de alcoba, que no tienen por qu¨¦ ser sexuales, sino que se refieren a ese ¨²ltimo rinc¨®n de la intimidad que a veces s¨®lo conoce nuestra almohada? En el caso de Donoso, Mar¨ªa Pilar y Pilarcita, una carga suficiente de angustia y de dolor: la madre alcoh¨®lica y depresiva, el padre perseguido por sus demonios (mala relaci¨®n con su propio padre, una bisexualidad clandestina que le avergonzaba, ataques de paranoia), la hija lidiando con sus propios fantasmas de ni?a adoptada y probablemente desprotegida: "Mi madre empezaba a tomar desde muy temprano y mezclaba el alcohol con Valium, por lo que ya a las ocho de la noche ca¨ªa inconsciente a su cama; mi padre prefer¨ªa no ver o no hacerse cargo del problema y permanec¨ªa en su altillo hasta lo m¨¢s tarde posible". Ese padre, en fin, que a veces estaba "tan lleno de s¨ª mismo" que era de un enorme egocentrismo. Y todo esto, con el tel¨®n de fondo de la inestabilidad financiera tan t¨ªpica en casi todos los artistas: "No tiene ni seguro de vida, ni retiro, ni capital, ni rentas fijas mensuales. Vive en una constante zozobra econ¨®mica".
Releo lo que he escrito y veo que el libro podr¨ªa parecer un vil recuento de miserias dom¨¦sticas, una obscena exhibici¨®n de menudillos, quiz¨¢ incluso una venganza de la hija. Pero no, nada de eso, porque Correr el tupido velo est¨¢ lleno de hermosos fragmentos de los diarios del padre y de la madre; de cartas que se intercambian entre ellos; de reflexiones de ambos y de la propia Pilar. Y c¨®mo se analizan los tres a s¨ª mismos; c¨®mo intentan entenderse y asumir sus fallos. Se quieren, se desean lo mejor y, aun as¨ª, se hacen da?o. Lo cual es una tragedia muy com¨²n, una contradicci¨®n profundamente humana. Al final, el retrato que emerge de los personajes de este libro, pese a sus errores, sus ego¨ªsmos y sus excesos, es el de un pu?ado de buenas personas intentando sobrevivir a la desdicha. Correr el tupido velo es una declaraci¨®n de amor escrita sobre el abismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.