La banca para los pobres
El venezolano Salom¨®n Rayd¨¢n trae a Espa?a su experimento bancario. Inspirado en el modelo de los microcr¨¦ditos que le vali¨® el Nobel a Yunnus en 2006, propone una f¨®rmula en la que personas con pocos recursos se prestan entre s¨ª el dinero
Salom¨®n Rayd¨¢n tiene la f¨®rmula para ayudar a los pobres sin gastarse un euro. Este emprendedor social, nacido en Anaco (Venezuela, 1956), est¨¢ al frente de una asociaci¨®n, Fundefir, que lleva 14 a?os promoviendo la creaci¨®n de grupos de cr¨¦dito y ahorro que puedan autofinanciarse. Gracias al programa Globalizer, de la organizaci¨®n Ashoka, ya ha exportado su idea a siete pa¨ªses de tres continentes diferentes.
Los grupos se llaman Bankomunales en Latinoam¨¦rica, CAF en Europa, pero en el mundo de la cooperaci¨®n internacional son conocidos por ser un m¨¦todo que supera los problemas del microcr¨¦dito. Rayd¨¢n afirma que la clave est¨¢ en regular sin caer en la bancarizaci¨®n: "Quiero que los pobres sean su propio banco".
"Yunnus ense?¨® al mundo que los pobres son financiables. Nosotros, que son autofinanciables"
La idea es simple, el mayor problema de los pobres no es la falta de ingresos, sino la irregularidad de los mismos, por eso la clave est¨¢ en un sistema de cr¨¦dito y ahorro que se adapte a las necesidades de los menos favorecidos. ?C¨®mo? Todos los miembros del grupo aportan una cantidad de dinero a un fondo, al que cualquiera podr¨¢ recurrir si lo necesita. La devoluci¨®n se har¨¢ mensualmente, en unas condiciones acordadas previamente. De esta manera, el mismo dinero fluye de unas manos a otras. Cuando el agricultor empieza a devolver lo que pidi¨® para comprar las semillas, el tendero solicita un cr¨¦dito para comprar el arroz. Al final del a?o, ambos han aumentado su ahorro gracias al inter¨¦s de sus cr¨¦ditos. En la uni¨®n est¨¢ la fuerza: una forma de evitar los bancos, pero sin que los ahorros se queden debajo del colch¨®n.
Rayd¨¢n sabe que el dinero genera dinero, por eso pretende ense?ar esa lecci¨®n, as¨ª el beneficio del capital retribuye a la misma comunidad que se autofinancia. Afirma que basta educaci¨®n y m¨¦todo para que eso sea posible. "Se convierten en due?os. En prestamistas de un dinero por el que obtienen doble beneficio: el uso que hacen de ¨¦l y el inter¨¦s. Eso opera un cambio de mentalidad muy fuerte", asegura repetidas veces.
La r¨¦plica a su explicaci¨®n no se hace esperar: ?nadie tiene la tentaci¨®n de quedarse con los fondos reunidos? "M¨¦todo", contesta lac¨®nico. El compromiso se trabaja con la pr¨¢ctica (las cantidades reunidas aumentan conforme se fortalecen los v¨ªnculos creados dentro del grupo), como si los primeros pr¨¦stamos fueran solo de prueba. Se crea sin proponerlo un c¨®digo de honor. En realidad, los pr¨¦stamos colectivos son algo tradicional en Am¨¦rica Latina o en algunos pueblos de ?frica, pero son sistemas que se basan en el turno y no en la oportunidad. Rayd¨¢n insiste en que su m¨¦todo a?ade una educaci¨®n financiera que act¨²a como barrera de seguridad. Lo cort¨¦s no quita lo valiente, por si acaso hay un doble seguro: el dinero no debe estar nunca en una mano. Diversificar disminuye el riesgo.
Pese a la suavidad de su acento venezolano y el tono did¨¢ctico de sus explicaciones, Salom¨®n Rayd¨¢n se muestra molesto cuando se tacha de idealista su sistema. Insiste en que no es una utop¨ªa: los cr¨¦ditos se devuelven en el 99% de los casos. "Empezamos en Venezuela, y funcion¨®. Seguimos por otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, y funcion¨®. Ahora estamos tambi¨¦n en Europa, y en ?frica, operamos en siete pa¨ªses y seguimos funcionando", dice con contundencia.
Rayd¨¢n tiene un m¨¢ster en la London School of Economics, pero no olvida las lecciones que aprendi¨® en la universidad, cuando estudiaba Filosof¨ªa: "El dinero hoy en d¨ªa est¨¢ aguado en valores (sociales, integradores, de confianza), tenemos que emplearlo para generar capital social". Mantener la calidad humana del dinero es una de las m¨¢ximas de los Bankomunales, pero puntualiza que tienen una aplicaci¨®n muy concreta: "Solo abogo por la racionalizaci¨®n del sistema financiero, que lo local llene los huecos que no alcanza lo global".
El m¨¦todo de las Bankomunales se est¨¢ adaptando en Espa?a, aunque con matices: los grupos son mayoritariamente de inmigrantes, y los pr¨¦stamos se emplean fundamentalmente como seguro para los gastos extra.
Desde hace cuatro a?os, Luc¨ªa, venezolana residente en Madrid, va el segundo s¨¢bado de cada mes -cuando todos han cobrado, pero a¨²n no han tenido tiempo de gastarlo- a uno de estos grupos mancomunados de ahorro y cr¨¦dito que en Espa?a se conocen como CAF (por estar gestionados por la ONG Acaf). En esas reuniones se ajusta el inter¨¦s y se paga la parte que corresponde del pr¨¦stamo, pero la reuni¨®n va m¨¢s all¨¢ de las finanzas: "Cada uno lleva algo para comer durante la reuni¨®n. Un postre t¨ªpico del pa¨ªs, lo que sea. Empezamos en el desayuno y acabamos... Bueno, cuando sea". Luc¨ªa es ingeniera inform¨¢tica, aunque se qued¨® en paro en septiembre, justo entonces, su hermano tuvo que ser operado y le cay¨® una lluvia de gastos extra: pidi¨® 2.000 euros a su grupo, La Gaitana, a un inter¨¦s que previamente hab¨ªan acordado al 1,5%.
"Muhammad Yunnus ense?¨® al mundo que los pobres son financiables. Nosotros hemos demostrado que son autofinanciables". A Salom¨®n Rayd¨¢n le gusta describir as¨ª su propuesta, como una superaci¨®n del modelo del microcr¨¦dito. Esta idea de pr¨¦stamos de hasta 50 d¨®lares para emprender o ampliar el negocio -que le vali¨® a su fundador, Muhammad Yunnus, el Premio Nobel de la Paz en 2006- fue recibida en sus comienzos como una herramienta clave para luchar contra la pobreza.
Rayd¨¢n hace tiempo que se muestra cr¨ªtico con este sistema de pr¨¦stamos: "Las elevadas tasas de los bancos que otorgan los microcr¨¦ditos ahogan a quienes deber¨ªan rescatar". Ahora Bangladesh, India, Nicaragua y otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo tambi¨¦n destacan el efecto perjudicial que ha tenido un modelo que fue recibido como la panacea. La primera ministra bengal¨ª, Sheik Hasina Wazed, que era una defensora de los micropr¨¦stamos, afirma que las entidades que los conceden est¨¢n "chup¨¢ndoles la sangre a los pobres en nombre de la mitigaci¨®n de la pobreza".
Pese a todo, el venezolano admira al fundador de las microfinanzas: "Yunnus ha hecho un gran trabajo, pero se ha distorsionado. El microcr¨¦dito no es un fracaso, sino su bancarizaci¨®n". Rayd¨¢n cree que el problema no fue la idea, sino lo que se hizo con ella: "Es un riesgo que se corre cuando lanzas tu proyecto al mundo y dejas de ser el tutor". La malinterpretaci¨®n del m¨¦todo de los Bankomunales es un riesgo que el venezolano teme, pero est¨¢ dispuesto a arriesgar para que su m¨¦todo se extienda. Resulta casi amargo o¨ªrle estas reflexiones mientras mira a la c¨¢mara en la misma escalera del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid donde hace a?os Yunnus posaba para el mismo fot¨®grafo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.