?frica en Madrid
El vernos en otro sitio distinto del lugar en que estamos y el poder observar el pasado, vernos de ni?os, de j¨®venes, contemplar situaciones de nuestra vida de las que nos hab¨ªamos olvidado tiene algo de diab¨®lico, de m¨¢gico. A Narciso verse reflejado en las aguas le alter¨® hasta el punto de enamorarse de s¨ª mismo. Pero si encima hubiese podido fijar esa imagen y la hubiese guardado habr¨ªa pasado de la desesperaci¨®n de no poder poseerse a la melancol¨ªa de no poder detener el tiempo y de no volver a ser el mismo.
La fotograf¨ªa es el espejo que atrapa la imagen. Es el espejo encantado de nuestra sociedad. Y desde que se invent¨® no lo ha superado nada. Y cada vez nos atrae m¨¢s, como demuestra el que todos vayamos guardando en nuestro m¨®vil lo que tenemos enfrente intentando desesperadamente que no se nos escape el mundo. Se ha convertido en un gesto cotidiano de segundos lo que en otros tiempos exig¨ªa preparaci¨®n, disposici¨®n, un tr¨ªpode y gente que conociera el oficio. Y tambi¨¦n lo demuestran las numerosas exposiciones de fotograf¨ªa de nuestra comunidad. Porque una c¨¢mara de fotos, peque?a o grande, profesional o de andar por casa, se convierte en el ojo del esp¨ªritu en cuanto miramos por ella y apretamos un bot¨®n.
La historia de la fotograf¨ªa es apasionante, llena de trabas y de logros, de dificultades
La historia de la fotograf¨ªa es apasionante, llena de trabas y de logros, de dificultades. Imaginemos aquellas expediciones entre cuyos mayores retos estaba el acarrear un material fotogr¨¢fico que pesaba como el demonio. Qui¨¦n nos lo iba a decir ahora que podemos inmortalizarnos con el m¨®vil. Tambi¨¦n est¨¢ lleno de curiosidades, como el arte mortuorio que con tanto ¨¦xito desarroll¨® y que consist¨ªa en caracterizar a los fallecidos como dormidos. Se trata de captar el instante para la posteridad. Pero el instante tambi¨¦n cambi¨® en el momento en que en la realidad cotidiana se introdujo un elemento nuevo, algo a?adido a la vida normal: una m¨¢quina en la que quedamos atrapados tal como estamos en este momento, con la arruga en el vestido o la mancha de grasa en los adoquines
?Y qu¨¦ habr¨ªa ocurrido si Narciso se hubiese visto a trav¨¦s de la mirada de otra persona? Quiz¨¢ su destino habr¨ªa sido otro. La fotograf¨ªa tiene un mecanismo sutil por el que se cuelan una interpretaci¨®n, deseos, proyecciones personales. En la fotograf¨ªa se hace evidente que todos construimos la realidad a nuestra imagen y semejanza. Por eso es tan sano ver el mundo seg¨²n los dem¨¢s. Ver lo de siempre con otra conciencia. Ponernos en el lugar de los otros. Eso hacen los fot¨®grafos africanos que han retratado nuestras ciudades y forma de vida y que exponen sus trabajos en ?frica.es. 7 miradas africanas sobre Espa?a, en el C¨ªrculo de Bellas Artes hasta el 13 de marzo. No se pierdan la Barcelona de Mohamed Konat¨¦ (Mal¨ª), el Bilbao de Mamadou Gomis (Senegal), Las Palmas de Gran Canaria de Zanele Muholi (Sud¨¢frica), la Sevilla de Patrick Wokmeni (Camer¨²n), la Valencia de Arturo Bibang (Guinea Ecuatorial), el Valladolid de Nii Obodai (Valladolid) y Madrid.
Sent¨ªa mucha curiosidad por saber c¨®mo el nigeriano Emeka Okereke vio esta ciudad por la que los madrile?os vamos y venimos a nuestros quehaceres y diversiones, sinti¨¦ndola m¨¢s que vi¨¦ndola. ?C¨®mo es Madrid visto por primera vez? ?Qu¨¦ impresi¨®n causan nuestros t¨®picos m¨¢s queridos, la botella de T¨ªo Pepe, el Oso y el Madro?o, la calle Preciados...? Okereke dice en la introducci¨®n a sus fotograf¨ªas en blanco y negro y en color que lleg¨® en verano y que se encontr¨® con calor, con furor por el f¨²tbol y con las rebajas. Me encanta este Okereke que nos ha captado de un vistazo. El f¨²tbol es parte de nuestra alma, pero sin los grandes cartelones de "Rebajas", "Segundas rebajas" y "Todo al 50%" nuestras calles se quedar¨ªan mudas y nosotros sordos. La apabullante y extravagante presencia de las rebajas es la esencia de nuestra sociedad de consumo. Hay muchas m¨¢s cosas en Madrid, teatros, museos..., pero la primera impresi¨®n del viajero que pone el pie en nuestras calles es calor, f¨²tbol y rebajas. Y a?adir¨ªa que en invierno, fr¨ªo, f¨²tbol y rebajas.
Me ha reconfortado ver de nuevo, como si me hubiese lavado los ojos, lo que veo casi todos los d¨ªas, a trav¨¦s de estas fotograf¨ªas de las que tambi¨¦n distinguir¨ªa la de un largo banco en la acera en cuyos extremos hay sentados dos ancianos, lo m¨¢s alejados posibles el uno del otro, sin ninguna gana de comunicaci¨®n pero entregados a contemplar la vida que pasa. Este fot¨®grafo dice: "Tuve que observar a trav¨¦s de mis emociones". Y nosotros a trav¨¦s de las suyas.
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