Huesos y grasas

Un a?o m¨¢s Cibeles se posiciona como el exponente de delgadez. A pesar de las promesas de empresas e instituciones todo sigue igual. Mientras tanto, cientos de ni?as siguen ingresadas en hospitales y otras tantas a la espera de una habitaci¨®n que pueda hacerles recuperar la alegr¨ªa perdida a causa de la b¨²squeda de la perfecci¨®n. Fuera, la vida real se plantea como una plataforma hacia la obesidad. La sociedad incita al consumo sin control. Los ¨ªdolos juveniles se exponen ante la sociedad como seres perfectos que consiguen combinar a la perfecci¨®n los excesos de alimentaci¨®n con una imagen ideal de delgadez y belleza. As¨ª, se sigue apostando por los extremos dirigidos a una generaci¨®n, que aunque criticada por su baja capacidad intelectual, est¨¢ siendo maniatada por los deseos de aquellos, que tienen en sus manos los recursos econ¨®micos, sin importar las consecuencias que puedan causar.

En este contexto, la lucha se vuelve desigual. A las vicisitudes propias de la enfermedad ha de sum¨¢rseles, todos aquellos obst¨¢culos que desde la esfera p¨²blica se crean para alimentar los deseos de unos pocos. Una minor¨ªa, que obtiene beneficios econ¨®micos del sector capaces de superar el valor de la vida estas j¨®venes consideradas hasta hoy, ni?as caprichosas sin educaci¨®n.