C¨®mo ganar elecciones
En Blandir la espada (Richard Cohen. Ed. Destino, 2003), libro subtitulado Historia de los gladiadores, mosqueteros, samur¨¢is, espadachines y campeones ol¨ªmpicos, es posible encontrar la siguiente opini¨®n del gran novelista Joseph Conrad: "Un duelo, ya se lo considere una ceremonia en el culto del honor, o incluso cuando se reduzca en su esencia moral a una forma de deporte viril, exige una perfecta determinaci¨®n, una austera disposici¨®n homicida". Deb¨ªa de saberlo, dado que se vio obligado a batirse en cierta ocasi¨®n por una dama polaca. De esa tesitura de ¨¢nimo hizo gala el PP en la campa?a electoral que hizo presidente a Feij¨®o. Al fin y al cabo, las campa?as electorales son sustitutivos democr¨¢ticos de los duelos, solo que desprovistas del car¨¢cter deportivo, del honor y de la conducta caballerosa. Hay muy poco de fair play en ellas. El hampa tiene a veces c¨®digos de honor m¨¢s exigentes.
Hay poco de 'fair play' en unos comicios. El hampa tiene a veces c¨®digos de honor m¨¢s exigentes
La campa?a de Feij¨®o009 fue, en Galicia, el pistoletazo de salida de la moderna pol¨ªtica del esc¨¢ndalo, de la cient¨ªfica organizaci¨®n de descr¨¦dito del adversario a cargo de consultoras que, para tener ¨¦xito, han de obtener el concurso de medios de comunicaci¨®n con los que retroalimentar en bucle los infundios. Las acusaciones de sultanato y lujo, audis y yates, son de libro. M¨¢s infames e innobles fueron las referencias a la vida privada del entonces vicepresidente Quintana. Durante la legislatura el PP parec¨ªa haber sabido digerir muy bien la derrota. Incluso hab¨ªan sabido elegir un l¨ªder que parec¨ªa romper amarras con lo peor de su pasado. Su oposici¨®n fue tranquila e inobjetable. Pero, en el momento decisivo, supieron asestar el golpe con "austera disposici¨®n homicida". Cogieron por sorpresa a sus adversarios. Touri?o y Quintana estaban en la inopia.
Nadie puede extra?arse, por tanto, de que, al acercarse las elecciones de mayo, retornen las oscuras golondrinas. Cualquiera podr¨ªa preverlo. En realidad, a los curiosos nos gustar¨ªa m¨¢s bien saber c¨®mo dise?an esas campa?as los estrategas de turno: d¨®nde obtienen la informaci¨®n y c¨®mo compran y organizan las connivencias en radios, televisiones, peri¨®dicos y blogs, para modelar la muy pl¨¢stica mente gallega. Tenemos, sin duda, nostalgia por los dignos modales de anta?o, un molde en el que verter los principios democr¨¢ticos, pero sabemos ?ay! que no volver¨¢n. Ya nadie empu?ar¨¢ la aristocr¨¢tica espada para dirimir la contienda en buena lid.
Ahora lo que se lleva, la nueva especialidad profesional, es "hurgar en la basura" de los rivales. El motivo: la eficacia de los ataques negativos es letal para el oponente. Manuel Castells nos cuenta en Comunicaci¨®n y Poder (Alianza Editorial, 2009) que Stephen Marks, asesor del Partido Republicano de los Estados Unidos, hastiado personal y moralmente, revel¨® sus t¨¢cticas y las de su profesi¨®n en un sorprendente libro cuyo t¨ªtulo excusa de cualquier comentario Confesiones de un asesino a sueldo pol¨ªtico: mi vida secreta de esc¨¢ndalo, corrupci¨®n, hipocres¨ªa y ataques sucios que deciden qui¨¦n es elegido (y qui¨¦n no). Es seguro que Pedro J., maestro de periodistas, de renombrada americanofilia, y otros expertos en periodismo de investigaci¨®n, lo tendr¨¢n en su mesilla.
Esta novedosa investigaci¨®n de la oposici¨®n la ha practicado el "nuevo" PP de Galicia desde el primer momento, aunque es ahora cuando ha llegado a los tribunales. Fue inadmisible que funcionarios de una conseller¨ªa registrasen, como si se tratara de un cuerpo policial con mandato judicial, la sede de un sindicato, en este caso, Uni¨®ns Agrarias. Ma?ana, con similar motivo, podr¨ªa darles por visitar las de CC OO, UGT o la CIG. Y por la misma regla de tres, un inspector de pesca o de seguridad alimentaria podr¨ªa entrar en nuestra cocina aduciendo cualquier cosa que escuchasen en un bar. El desparpajo con que cometieron ese ataque a las libertades, dentro de una estrategia inducida por Alfonso Rueda en sus comparecencias ante la prensa, es sensacional. Que el conselleiro de la Presidencia niegue que la instig¨® bordea el cinismo.
Lo mismo podr¨ªa decirse en cuanto a la casa de Pachi V¨¢zquez: si la justicia determina que se derruya lo ilegalmente construido, h¨¢gase sin dilaci¨®n, pero no es de recibo que el conselleiro de Ordenaci¨®n Territorial "amenace a V¨¢zquez con demoler su vivienda" seg¨²n un titular period¨ªstico. Es el ABC del liberalismo: no podemos estar sometidos a la arbitrariedad del Gobierno. Las insinuaciones del dirigente socialista sobre las relaciones entre Feij¨®o y el narcotr¨¢fico tambi¨¦n caben en el mismo saco. Con ese tipo de cosas uno se va a un juez o se las calla. Lo peor es que, una vez cruzada la l¨ªnea, la tendencia es a alimentar el monstruo. M¨¢s cuando se sabe que la pol¨ªtica moderna est¨¢ altamente personalizada y que la destrucci¨®n de la imagen de un candidato es premiada por los votantes.
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