Olvidar para cicatrizar

Cuando la pregunta latente en la cabeza del ni?o se materializa, todo toma otra dimensi¨®n. El asunto tiene que ver con el indescifrable motivo de un abandono. Ah¨ª es cuando la vida, especialmente la de un hijo adoptado, empieza a centrifugar sobre una dura inc¨®gnita casi imposible de despejar. Ese es tambi¨¦n el punto de partida de la escritora Nuria Barrios (Madrid, 1962) para construir El alfabeto de los p¨¢jaros (Seix Barral), un enjambre de f¨¢bulas con las que una mujer trata de cicatrizar la herida que Nix, su hija china de seis a?os, padece desde que sali¨® del orfanato. "Hay una opini¨®n de que el ni?o es feliz solo con el nuevo cari?o que recibe despu¨¦s de ser arrancado de un lugar terrible, pero no es tan sencillo. Los ni?os tambi¨¦n tienen que adoptar a los padres. Es un proceso de filiaci¨®n doble", explica.

"Los ni?os tambi¨¦n tienen que adoptar a los padres", explica la autora

La novela surgi¨® del contacto de Barrios con los hijos adoptados de sus amigas, de una observaci¨®n de su desarrollo dentro de la nueva vida que les sobrevino un d¨ªa. "Comienzan con el procedimiento simple de preguntar de qu¨¦ barriga salieron... y en alg¨²n momento siempre acaban preguntando por qu¨¦ les abandonaron". Y ah¨ª es donde entra la imaginaci¨®n para afrontar el vac¨ªo. Pero ?conviene inventar historias para explicarles asuntos reales? "Los cuentos que le explica la madre no son mentira, son fantas¨ªa. Es imposible contar las cosas o vivir sin fantas¨ªa. La realidad es demasiado abrumadora".

Barrios tard¨® dos a?os en escribir un libro que empez¨® a gestar mientras disfrutaba de una beca para escritores en el Estado de Nueva York. Aquel oto?o, bandadas de p¨¢jaros atravesaban el cielo trazando un dibujo que sirvi¨® de inspiraci¨®n para parte de la trama, el t¨ªtulo y algunos de los caligramas que pueblan las p¨¢ginas de una novela que no ha querido, en absoluto, reflexionar de forma sociol¨®gica sobre la adopci¨®n o analizar la situaci¨®n de los chicos en origen. "No me he querido meter ah¨ª. No siempre los padres pueden ir a los orfanatos. Los ni?os son muy peque?os, y el olvido es un mecanismo de supervivencia muy poderoso. La novela empieza justo ah¨ª".

Y as¨ª, entre la ira de una ni?a desconcertada y la paciencia de la madre para ir abri¨¦ndose paso entre los matorrales de unos recuerdos difusos que se transforman a cada rato en extra?o malestar, Nix se convierte en la hero¨ªna de su propia historia; como en los cuentos de la literatura infantil, donde el protagonista siempre pasa de hu¨¦rfano a abandonado. Pero Barrios no lo ha concebido para estar a los dos lados de la frontera entre j¨®venes y adultos. "No lo creo, sobre todo por el lenguaje. Pero si pasa, pues estupendo".

Este libro va m¨¢s all¨¢ de la historia que narra y describe con sutileza un inventario de sentimientos emparentados: la soledad de levantarse una ma?ana en la cuneta de la vida de alguien que dej¨® de querernos. "Todos tenemos miedo al abandono. Lo mismo cuando est¨¢s enamorado. Siempre ha sido as¨ª".