Las unidades de ¨¦lite siguen leales

Mientras Libia avanza hacia la guerra civil, los bandos militarmente enfrentados se van definiendo. Amplios sectores de las Fuerzas Armadas se han unido a los rebeldes o simplemente han disuelto filas. Sin embargo, seg¨²n coinciden los analistas, se trata de unidades marginales y mal armadas de un Ej¨¦rcito deliberadamente debilitado por el r¨¦gimen durante d¨¦cadas. Al contrario, las mejores unidades parecen seguir leales al dictador. Entre ellas destacan la Brigada 32, dirigida por Jamis el Gadafi (quinto hijo del tirano); sectores consistentes de la aviaci¨®n; formaciones paramilitares comparativamente bien entrenadas como la Guardia Revolucionaria o la Legi¨®n Isl¨¢mica Panafricana, y grupos de expertos mercenarios.

Los fieles a Gadafi tienen mejores armas; los rebeldes, apoyo popular

"Las fuerzas que han desertado son las fuerzas que el r¨¦gimen esperaba que desertar¨ªan", comenta en conversaci¨®n telef¨®nica Shashank Joshi, analista del Royal United Services Institute e investigador de la Universidad de Harvard experto en la materia. "Esto significa que se trata de las unidades m¨¢s d¨¦biles y peor equipadas. Las mejores fuerzas en t¨¦rminos de armamento, organizaci¨®n y liderazgo siguen leales al r¨¦gimen, como la Brigada 32".

Muamar el Gadafi trabaj¨® cuidadosamente a lo largo de su dictadura para evitar la consolidaci¨®n de centros de contrapoder. El Ej¨¦rcito con escaso presupuesto, fragmentado por rivalidades tribales, mal entrenado y peor coordinado? fue una de las v¨ªctimas de esa pol¨ªtica.

Las unidades de ¨¦lite, en cambio, repletas de miembros de las tribus m¨¢s leales a Gadafi y bien pagados mercenarios, recibieron buen equipamiento y mejor formaci¨®n. "La Brigada 32, por ejemplo, ha sido dotada con buen material b¨¦lico de compa?¨ªas occidentales y recibi¨® entrenamiento de fuerzas especiales brit¨¢nicas", afirma Joshi. El diario brit¨¢nico The Daily Telegraph public¨® hace unos d¨ªas un documento secreto en el que el Gobierno de Tony Blair se compromet¨ªa a entrenar a fuerzas libias.

"En la pr¨¢ctica, el Ej¨¦rcito regular libio ha sido disuelto hace a?os. Lo ¨²nico que de verdad funciona son las unidades especiales", confirma, en conversaci¨®n telef¨®nica, el exiliado libio Othman Ben Sasi, informa Ignacio Cembrero.

En perspectiva, es preocupante constatar que los arsenales libios est¨¢n repletos de armamento de producci¨®n sovi¨¦tica, aunque en gran mayor¨ªa obsoleto. Un informe publicado en 2010 por el Center for Strategic and International Studies califica de "militarmente absurda" la ratio entre armamento y tropa. Varios de los bombardeos lanzados por el r¨¦gimen en estos d¨ªas iban dirigidos precisamente a dep¨®sitos militares para evitar que los rebeldes accedieran a los arsenales.

A pesar de ello, las fuerzas rebeldes han tenido acceso a fusiles Kal¨¢shnikov y lanzagranadas port¨¢tiles. Pero el material pesado, como los tanques y el grueso de los aparatos a¨¦reos, han quedado bajo el control del r¨¦gimen.

Los bombardeos de estos d¨ªas dan pie a consideraciones interesantes. "Gadafi ha demostrado estar en condiciones de ordenar a la fuerza a¨¦rea despegar y abrir fuego", considera Joshi. "Pero los bombardeos han sido escasos e imprecisos. Puede ser una decisi¨®n premeditada, puede ser una prueba de ineficacia o puede que los pilotos no quieran disparar contra los rebeldes en zonas pobladas. Lo cierto es que Gadafi retiene mejores fuerzas que los rebeldes, pero ninguno de los dos bandos parece en condiciones de lanzar ataques decisivos. En este estado de cosas, es previsible que el estancamiento contin¨²e. De hecho, los bandos est¨¢n consolidando sus fuerzas".

El n¨²mero de combatientes disponibles en cada bando permanece sin esclarecerse. Un cable de la diplomacia de Estados Unidos, filtrado por Wikileaks, consideraba antes de la revuelta que entre la Brigada 32 y otras unidades de ¨¦lite leales el r¨¦gimen contaba con unos 10.000 militares. Sea cual fuere la proporci¨®n num¨¦rica de fuerzas, los rebeldes cuentan con la ventaja del apoyo presumiblemente mayoritario de la poblaci¨®n, y la desventaja de las graves dificultades log¨ªsticas impuestas por las dimensiones de Libia, un pa¨ªs casi cuatro veces mayor que Espa?a.