El Ej¨¦rcito egipcio nombra un nuevo primer ministro para atajar la crisis
El regreso de los emigrantes y el par¨®n tur¨ªstico hunden la econom¨ªa del pa¨ªs
Egipto dio ayer un nuevo paso en su transici¨®n, tensa y llena de riesgos, hacia un sistema democr¨¢tico. El Ej¨¦rcito nombr¨® un nuevo primer ministro, Essam Sharaf, y le encarg¨® que formara un Gobierno capaz de dirigir el pa¨ªs durante los pr¨®ximos seis meses, hasta que Egipto disponga de un presidente y un Parlamento leg¨ªtimos. Sharaf tiene cr¨¦dito como hombre dialogante y honrado, pero se enfrenta a una situaci¨®n volc¨¢nica. La crisis econ¨®mica, agravada por el retorno de emigrantes desde Libia, genera impaciencia en la sociedad egipcia. La gran tarea del Gobierno predemocr¨¢tico consiste en impedir que un colapso econ¨®mico quiebre la transici¨®n.
De la evoluci¨®n de Egipto depende en gran medida el futuro de Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica. Egipto es el pa¨ªs m¨¢s poblado de la regi¨®n y cuenta con la mayor econom¨ªa. Salvando las distancias, juega un papel similar al de Brasil o Sud¨¢frica. Pero el 95% de sus funcionarios vive por debajo del umbral de la pobreza (dos d¨®lares diarios o menos) y un obrero textil debe sobrevivir con el equivalente de unos 30 euros mensuales, lo que da una idea de la pobreza general. Hace una semana, agentes de polic¨ªa incendiaron una sede del Ministerio del Interior para quejarse de sus salarios. La mayor¨ªa de los ministerios permanec¨ªan ayer pr¨¢cticamente inactivos a causa de las protestas laborales.
Un tecn¨®crata que critic¨® la corrupci¨®n asume la jefatura del Gobierno
Este es el entorno en el que nace el primer Gobierno predemocr¨¢tico tras la esperada dimisi¨®n del ef¨ªmero Ahmed Shafik, el hombre al que Mubarak nombr¨® primer ministro cuando el r¨¦gimen se desmoronaba.
Essam Sharaf, el ingeniero de 59 a?os al que los dictadores militares han encargado la misi¨®n de estabilizar en lo posible el pa¨ªs, dispone de cierta experiencia en la administraci¨®n del caos: es especialista en gesti¨®n de tr¨¢fico, ha elaborado estudios sobre el desorden circulatorio de El Cairo y, entre 2004 y 2006, hasta que dimiti¨® harto de la corrupci¨®n que le circundaba, ejerci¨® como ministro de Transportes. Durante las jornadas revolucionarias que precedieron a la ca¨ªda de Hosni Mubarak organiz¨® manifestaciones como profesor universitario y acudi¨® a la plaza de Tahrir, sum¨¢ndose al movimiento por la democracia. Aunque su perfil corresponde al de un tecn¨®crata, ayer hizo circular que estaba dispuesto a jurar su cargo en la plaza de Tahrir, "ante el pueblo", lo que denota instinto pol¨ªtico.
En cuanto nombre un Gabinete, Sharaf deber¨¢ lidiar de forma urgente con el retorno de los emigrantes egipcios procedentes de Libia y de otros pa¨ªses petrol¨ªferos. En el ¨²ltimo recuento, de 2008, Egipto ten¨ªa 2,3 millones de ciudadanos trabajando en otros pa¨ªses de la regi¨®n y recib¨ªa de ellos una remesa anual de 6.000 millones de d¨®lares, absolutamente necesaria para mantener en marcha la econom¨ªa. Las convulsiones pol¨ªticas en la zona menguar¨¢n esos ingresos de forma sustancial y agravar¨¢n, con el retorno, un desempleo que supera el 10%. Los ingresos por turismo, de los que dependen 1,8 millones de egipcios, han desaparecido. El crecimiento para 2011 se estimaba en el 6%, pero ya se ha rebajado al 3% y se teme una recesi¨®n para el segundo semestre.
Los apuros econ¨®micos no suscitan ning¨²n desencanto ciudadano ante el proceso democratizador; al contrario, se exige que los cambios sean m¨¢s r¨¢pidos. "Hay que refundar Egipto y hay que refundarlo ya, sin perder m¨¢s tiempo", dec¨ªa ayer Ahmed Irduk, un joven "multiprofesional" (gu¨ªa tur¨ªstico, camarero, fot¨®grafo), durante una pausa de las discusiones corales en el campamento de Tahrir. La emblem¨¢tica plaza cairota deb¨ªa ser hoy escenario de una nueva manifestaci¨®n masiva para exigir la renuncia del ¨²ltimo Gobierno de Mubarak. El Ej¨¦rcito se anticip¨® a la demanda y nombr¨® a Sharaf. "Habr¨¢ manifestaci¨®n de todas formas, queremos que sepan que la revoluci¨®n sigue viva", afirm¨® Irduk.
Pero tambi¨¦n sigue vivo el Egipto de antes, y bastante gente debe tener inter¨¦s en borrar sus huellas. El mi¨¦rcoles se incendi¨® la sede de la Agencia Central de Contabilidad, en cuyos archivos abundan, cabe suponer, indicios de la corrupci¨®n masiva que caracteriz¨® la era de Mubarak. Los responsables de la agencia culparon vagamente a "manifestantes", dijeron que no hab¨ªa sido destruido nada de gran importancia y cerraron el edificio "por falta de protecci¨®n". Dos d¨ªas atr¨¢s se hab¨ªa registrado otro incendio en la sede de la Oficina Antifraude. Como en cualquier transici¨®n, los rastros del pasado tienden a esfumarse.
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