Ram¨®n Sugranyes, referente del pacifismo cat¨®lico
El pasado d¨ªa 26 fallec¨ªa el profesor Ram¨®n Sugranyes de Franch cuando le faltaban unos meses para llegar a los cien a?os.
Amenazado de muerte por su conocida trayectoria de dirigente de los universitarios cat¨®licos, logr¨® salir de Espa?a en agosto de 1936. En Ginebra fue a confesarse con un sacerdote catal¨¢n, que le dijo que no le dar¨ªa la absoluci¨®n si no promet¨ªa ir a Espa?a a luchar por Cristo Rey. Se levant¨® sin la absoluci¨®n. En cambio, el te¨®logo y posterior cardenal Charles Journet, le tranquiliz¨® y le anim¨® a obrar seg¨²n su conciencia, a?adiendo que el reino de Cristo no vendr¨¢ a la tierra por las armas. M¨¢s tarde escribi¨® a Luigi Sturzo (fundador del Partito Popolare Italiano, exiliado en Londres desde que P¨ªo XI y Mussolini firmaran los Pactos de Letr¨¢n), quien le contest¨® en 1937: "La Iglesia de Espa?a, que hubiera podido hacer obra de paz, se ha alineado mayoritariamente con uno de los partidos, hasta declarar la guerra una cruzada, o guerra santa. En este mismo partido se hallan los latifundistas, los industriales, la clase rica... El fondo de la guerra es social y no religioso... (al t¨¦rmino de la guerra) solo los cat¨®licos y el clero que hayan permanecido fuera del conflicto podr¨¢n hacer obra de pacificaci¨®n".
Su intervenci¨®n en el Concilio evit¨® la condena expl¨ªcita de la p¨ªldora
Sugranyes ecolabor¨® con los comit¨¦s por la paz civil y religiosa en Espa?a que dirig¨ªa en Par¨ªs Alfredo de Mendiz¨¢bal, con Joan B. Roca (padre de Miquel Roca Junyent) como secretario y el fil¨®sofo Jacques Maritain como figura de mayor prestigio.
En Friburgo, donde resid¨ªa, ingres¨® en Pax Romana, la organizaci¨®n internacional de universitarios cat¨®licos que buscaba la reconciliaci¨®n entre Francia y Alemania y lleg¨® a presidirla. Tanto se involucr¨®, que algunos bromeaban llamando al movimiento "Pax Ramona". Le suceder¨ªa Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez.
Pablo VI lo nombr¨® auditor seglar en el Concilio Vaticano II, durante el que trabaj¨® para la comisi¨®n sobre la familia de la constituci¨®n Gaudium et spes. En una de sus reuniones plenarias -en las que solo los obispos, como miembros propiamente dichos de la comisi¨®n, pod¨ªan intervenir libremente- el presidente, el cardenal Mauricio Roy, ley¨® una comunicaci¨®n de la Secretar¨ªa de Estado diciendo que el Papa quer¨ªa una condena expl¨ªcita de la p¨ªldora anticonceptiva en el documento conciliar. Sugranyes, salt¨¢ndose el protocolo, afirm¨® que no le parec¨ªa propio de un concilio ecum¨¦nico pronunciarse sobre un f¨¢rmaco cuyos efectos no estaban a¨²n bien estudiados. Acabada la sesi¨®n, el cardenal Roy dijo a Sugranyes que lo que hab¨ªa dicho era muy importante: "P¨®ngamelo en una nota y se la presentamos al Papa". Sugranyes se quej¨® de que no le hubiera apoyado, pero la redact¨®. Gaudium et spes acabar¨ªa diciendo que la regulaci¨®n de los nacimientos no puede seguir unos caminos que el magisterio de la Iglesia reprueba.
Sugranyes es uno de los m¨¢s insignes ejemplos de aquella tercera Espa?a, la de los que no cab¨ªan ni en la blanca ni en la roja. Fue hombre de paz en la Guerra Civil, y despu¨¦s de la II Guerra Mundial, desde Pax Romana, trabaj¨® por la paz mundial. Descanse en paz.
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat.
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