Curiel, un trabajador por la paz
En la madrugada del 2 de marzo falleci¨® un gran pol¨ªtico, un gran amigo: Enrique Curiel. Su figura se engrandece desde la perspectiva de lucha antifranquista; a¨²n le recuerdo en esa cabecera de la manifestaci¨®n que en el campus universitario de Madrid acompa?ando a su entonces mentor, otro Enrique, Tierno Galv¨¢n.
En su larga militancia en el PCE le conoc¨ª, sus tensiones con Carrillo, la creaci¨®n de la Fundaci¨®n Europa, donde nuestra amistad se fue consolidando, y su marcha al PSOE.
Desde estas l¨ªneas mi peque?o homenaje, mi reconocimiento, mi cari?o y respeto. A su lado he aprendido mucho, sobre todo a respetar a un pol¨ªtico como ya no existen hoy en d¨ªa, inteligente, reflexivo, sensato, de izquierdas de los de verdad y, sobre todo, una excelente persona llena de humanidad.
Pero quiero resaltar especialmente su trabajo por la paz, por el di¨¢logo entre diferentes e incluso entre muy diferentes. Alg¨²n d¨ªa se escribir¨¢ esa historia. Cu¨¢ntas veces hab¨ªamos comentado escribirla conjuntamente, ahora se va sin terminarla. Nos deja su legado, especialmente sus numerosos escritos sobre el "problema vasco", realizados con lucidez, audacia y generosidad.
Ahora era su momento. Me consta que sab¨ªa que este es el momento de la paz. Por eso cuando llegue, aunque no est¨¦, le deberemos mucho a su trabajo para conseguirla.
Adi¨®s, Enrique, amigo y compa?ero, adi¨®s con el profundo dolor que me produce tu marcha. Pero no te inquietes all¨ª donde est¨¦s, porque tu bandera, la bandera de la paz, no quedar¨¢ hu¨¦rfana. Otros la recogemos para hacer que no te olviden.
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