(Auto) parodia general
"Sancho, pues quer¨¦is que se os crea lo que hab¨¦is visto en el cielo, yo quiero que vos me cre¨¢is a m¨ª lo que vi en la cueva de Montesinos. Y no os digo m¨¢s". As¨ª saldaba cuentas don Quijote con su amigo escudero, que unos d¨ªas antes hab¨ªa cuestionado el relato de la famosa cueva y ahora afirmaba sorprendentemente que durante el viaje a lomos de Clavile?o hab¨ªa desmontado en medio del cielo para jugar con las cabritillas (la constelaci¨®n de las Pl¨¦yades). Tambi¨¦n los dos amigos que protagonizan la cuarta novela de Antonio Orejudo, Un momento de descanso, participan de la muy humana aspiraci¨®n a que se les crea y a que no se cuestionen sus relatos. Y tambi¨¦n como don Quijote y Sancho, se ven atrapados en una trama que aborda el espinoso asunto de a qu¨¦ obliga la amistad, cu¨¢les son sus abusos y cu¨¢les sus servidumbres. M¨¢s a¨²n, el rastro cervantino no acaba aqu¨ª, porque al igual que el Quijote parodi¨® en su d¨ªa las novelas de caballer¨ªas, el escritor madrile?o parodia las novelas posmodernas y muy especialmente el ¨²ltimo g¨¦nero de moda, la autoficci¨®n.
Un momento de descanso
Antonio Orejudo
Tusquets. Barcelona, 2011
241 p¨¢ginas. 17 euros
La historia arranca con un encuentro aparentemente casual. Mientras el narrador Antonio Orejudo firma ejemplares en la Feria del Libro del Madrid, se acerca a saludarlo su amigo Arturo Cifuentes, un compa?ero de la facultad con el que veinte a?os atr¨¢s se march¨® a los Estados Unidos para completar sus estudios de filolog¨ªa. Los amigos retoman la amistad y en las dos primeras partes del libro, adem¨¢s de desvelarse lo que Cifuentes quiere del narrador, se relatan las experiencias de ambos en Norteam¨¦rica.
La primera narra las peripecias que han forzado a Cifuentes a abandonar su trabajo en una universidad de Misuri y conformarse con la precaria plaza de profesor visitante que le ha conseguido su mentor, el catedr¨¢tico Desmoines, en Madrid. En la segunda, titulada 'C¨®mo me hice escritor', Orejudo invierte burlescamente los grandes relatos que han idealizado la epifan¨ªa de un artista, desde Goethe hasta Joyce, para descubrirnos que ¨¦l se convirti¨® en escritor por casualidad, tras someterse a un experimento cient¨ªfico-farmac¨¦utico remunerado, es decir, como Peter Parker se transform¨® en Spiderman a ra¨ªz de la picadura de una ara?a radioactiva, pero por dinero.
En la ¨²ltima parte de la novela Cifuentes expone al narrador lo que ha averiguado sobre Desmoines, que al parecer fue un criminal durante el franquismo, y le pide ayuda para escribir un libro denunci¨¢ndolo. Orejudo quiere averiguar qu¨¦ hay de verdad en ello, pero la verdad, siempre huidiza, rondar¨¢ en los testimonios poco fiables de una profesora de Oxford recluida en un psiqui¨¢trico, de un fraile adicto a la marihuana y del propio Cifuentes, que al final resulta muy aficionado a crear intereses y m¨¢s amigo de Plat¨®n que de la verdad.
Aunque el narrador dice ser un nominalista y sostiene que a la larga todo son discursos sin sustento en la realidad, la novela parece suscribir esa ecuaci¨®n desenga?ada seg¨²n la cual cuanto m¨¢s elevadas son las ideas que alguien dice defender, m¨¢s pedestres son las razones reales para defenderlas. Quiz¨¢s porque estas dos l¨®gicas no son del todo compatibles, cuando llega el momento de saldar cuentas la voz del narrador Orejudo pasa por un extra?o cambio de tono y el humilde y divertid¨ªsimo p¨ªcaro se transforma en un desconcertante mandar¨ªn que charla con la princesa de Asturias.
Tal vez sea un paso m¨¢s en la maestr¨ªa ¨²nica con que Orejudo es capaz de hilar aventuras fant¨¢sticas e historias reales, disparates encantadores y tristes realidades. Al fin y al cabo, Un momento de descanso tiene de obra total -y cervantina- su capacidad para parodiarlo todo, desde la novela de campus con sus enloquecidos profesores razonando ("dormir es una actividad pac¨ªfica que no interfiere en el desarrollo de la clase"); hasta la novela historiogr¨¢fica con sus criminales de oscuro pasado nazi o franquista; pasando por la autoficci¨®n, que aqu¨ª es autoparodia con documentaci¨®n fotogr¨¢fica incluida; y sin dejar de lado la s¨¢tira de una sociedad que vive entre el coche y el mall. Tal vez por ello la literatura de Orejudo atrapa, divierte, ense?a y entretiene como la de los grandes. A todos nos toca en alg¨²n punto porque todos tenemos familia y amigos, y casi siempre nos gusta que nos crean.
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