Desencuentro total
El mal rollo que se transmit¨ªa en los partidos no era una suposici¨®n. La sorprendente dimisi¨®n de Messina a mitad de curso y sin ning¨²n batacazo de por medio solo puede ser entendida a trav¨¦s de elementos de relaci¨®n. De mala relaci¨®n. El entrenador y los jugadores llevaban un tiempo echando un pulso soterrado. La irregularidad extrema del Madrid, enlazando buenas victorias con sonrojantes derrotas, apuntaba a una doble realidad. Por un lado, la de un t¨¦cnico incapaz de mantener las constantes competitivas para que los vaivenes no se produjesen. Por otro, la de unos jugadores a los que les faltaba algo de rebeld¨ªa, mucho liderazgo en la cancha y conocimiento del significado de la camiseta. La plantilla, sin dejar de ser un buen proyecto de futuro, adolece de una voz clara y rotunda, de alguien capaz de que se cohesione a su alrededor. Tanto en las buenas como en las malas, ofrece una imagen de grupo con d¨¦ficit de personalidad y exceso de conformismo, pues las victorias y las derrotas se enlazaban con normalidad.
Con su dimisi¨®n, Messina escenifica su fracaso. Contratado como una estrella, su a?o y medio no ha cumplido, ni de lejos, las expectativas creadas por su impresionante curr¨ªculo. Su apuesta inicial por jugadores expertos y baqueteados fue un fiasco que oblig¨® a una nueva reinvenci¨®n en esta campa?a a partir de un rejuvenecimiento. Pero tampoco ha funcionado. Sus agresivas pr¨¢cticas de motivaci¨®n a trav¨¦s de las indisimuladas broncas en busca de reacciones positivas han acabado por producir efectos contraproducentes. Los castigos no han funcionado y el ambiente se ha ido enrareciendo hasta llegar a un punto sin retorno. No hay duda de los conocimientos t¨¦cnicos y t¨¢cticos de Messina, contrastados en su carrera, pero su paso por el Madrid s¨ª que deja lagunas en otras cuestiones que tienen que ver con su capacidad para manejar material muy sensible emocionalmente, como los jugadores en proceso de formaci¨®n.
Si Messina no sale muy bien parado, tampoco lo hacen los jugadores. El devenir de un equipo no es responsabilidad exclusiva del entrenador. El abandono competitivo en el que se ha sumido en demasiadas ocasiones no habla muy bien de la fuerza del colectivo, de su entendimiento del club al que pertenecen, de la obligatoriedad de rebelarse contra el destino cuando este muestra mala cara. Ah¨ª es donde m¨¢s se han echado en falta jugadores con liderazgo. El problema de este Madrid no es el talento, sino su correcto encauzamiento.
Total, que Messina se va, cansado de sus jugadores, asumiendo su derrota. Su desaz¨®n deber de ser de tal calibre que ni ha esperado a alcanzar uno de los grandes objetivos que le trajo al Madrid y que ahora est¨¢ m¨¢s cerca que nunca: la Final Four de la Euroliga, a la que el equipo no asiste desde hace 16 a?os. Una muestra del desencuentro total.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.