La ciudad de los palacios
Un libro atraviesa la historia arquitect¨®nica y social de Madrid recorriendo el paseo de la Castellana de arriba abajo - La mitad de sus mansiones han desaparecido
Cuenta el se?or Iv¨¢n Moreno, el IX conde de los Andes, que su abuelo (Francisco de As¨ªs Moreno y de Herrera, marqu¨¦s de la Eliseda, 1909-1978) compr¨® el palacio por cinco pesetas. Se lo vendi¨® su amigo, Antonio Primo de Rivera, a principios de los a?os treinta. Hoy es el Instituto de la Juventud (Injuve), en la calle del Marqu¨¦s de Riscal, 26 con el n¨²mero 27 del paseo de la Castellana. En uno de sus despachos se constituy¨® la Falange Espa?ola y en 1933 fue sede de este partido hasta que su precursor, Jos¨¦ Antonio (el ausente), fue fusilado el 20 de noviembre de 1936 en Alicante. Despu¨¦s, tras expropiarlo el Gobierno de la Rep¨²blica, se convirti¨® en checa de la CNT.
Cuenta Esperanza Fagalde Luca de Tena que desde el palacio de su familia, ubicado en el 32 de la Castellana y ya tristemente desaparecido, as¨ª como desde el edificio vecino del diario Abc, fundado por su abuelo Torcuato Luca de Tena y ?lvarez Osorio (marqu¨¦s de Luca de Tena), su familia y los periodistas pod¨ªan vaticinar los cambios de Gobierno con solo asomarse a balcones y ventanas. La raz¨®n es que, enfrente, estaba el palacio del conde de Romanones (presidente del Congreso y del Senado con los Gobiernos liberales, que era cojo): "Si tend¨ªan sus pantalones del frac o del chaqu¨¦ (con una pierna m¨¢s corta que la otra) o las casacas es que habr¨ªa alg¨²n importante movimiento en el Gobierno". Pero adem¨¢s, el palacio de Luca de Tena, que compr¨® el marqu¨¦s para su hija en 1923 (y madre de Esperanza Fagalde) con motivo de su boda, pudo cambiar la historia de nuestro pa¨ªs. Hubo all¨ª una cena la noche del 13 de julio de 1936 a la que estaba invitado el diputado Jos¨¦ Calvo-Sotelo. Al parecer este se excus¨® diciendo que se encontraba indispuesto y no fue. Aquella madrugada ser¨ªa arrestado por los guardias de asalto y varios militantes socialistas y horas m¨¢s tarde asesinado, siendo su muerte el detonante del golpe de estado y de la posterior Guerra Civil. Si hubiese ido a cenar al palacio, el rumbo de la historia habr¨ªa sido otro.
Gonz¨¢lez-Varas traza un recorrido hist¨®rico y arquitect¨®nico por la capital
En los a?os treinta la Castellana era un s¨ªmbolo de esplendor
Dec¨ªa P¨ªo Baroja que media historia de la Espa?a contempor¨¢nea puede decirse escrita dentro de los muros de los palacios de Madrid. Y quiz¨¢ muchas de las grandes piezas que hoy cuelgan de las paredes de los m¨¢s importantes museos de la capital o reposan en las estanter¨ªas de sus bibliotecas o se venden a precio de oro en las tiendas del Rastro sean la herencia de muchas de esas mansiones desaparecidas en un 50%, seg¨²n los historiadores.
Baroja, en un art¨ªculo publicado en el peri¨®dico La Naci¨®n de Buenos Aires el 22 de julio de 1940, que hoy recoge a modo de pr¨®logo el magn¨ªfico libro del profesor Ignacio Gonz¨¢lez-Varas (Los palacios de la Castellana. Historia, arquitectura y sociedad. Editado por Turner), recordaba lo que era sentarse en el paseo de Coches a principios del siglo XX: "un verdadero recreo ante aquel desfile brillante de ¨²ltimas horas de la tarde en que la gente colmaba su entusiasmo al paso de bellezas de aquel tiempo, tales como la marquesa de Casa Torres, la duquesa de Fern¨¢n N¨²?ez, etc¨¦tera".
Paseo del Prado, paseo de Recoletos y paseo de la Castellana, tres nombres para una misma calle, la arteria que divide Madrid de norte a sur, que fue urbanizada en el siglo XVIII (con Felipe II) quit¨¢ndole protagonismo a la calle de Alcal¨¢ (eje este-oeste) y que, seg¨²n recuerda Gonz¨¢lez-Varas, fue el lugar por el que discurri¨® el desaparecido arroyo de la fuente de la Castellana, rodeado de prados y zonas de esparcimiento para los antiguos madrile?os. La v¨ªa se ha convertido con los a?os en el muestrario de la arquitectura madrile?a, a pesar de las muchas desapariciones.
Gonz¨¢lez-Varas recoge en este libro-homenaje m¨¢s de 60 palacios que perfilaban los m¨¢rgenes del paseo de la Castellana y delimitaban la pir¨¢mide aristocr¨¢tica de la capital, cargada de t¨ªtulos nobiliarios y nombres propios de linajes con muchas ¨ªes griegas. "Aproximadamente la mitad ya no existen, bien porque fueron demolidos, bien porque sufrieron las consecuencias de la guerra o bien porque sucumbieron a la especulaci¨®n inmobiliaria". Hay palacios de los que solo nos quedan los nombres de las calles (como el del marqu¨¦s de Casa Riera, junto al C¨ªrculo de Bellas Artes) y sus leyendas. "Se cuenta que en sus jardines murieron un hombre atravesado por una espada y una misteriosa y bella mujer vestida de blanco. El marqu¨¦s mand¨® entonces plantar un cipr¨¦s y jur¨® que mientras no se secase ese ¨¢rbol, el jard¨ªn permanecer¨ªa abandonado y el palacio deshabitado, maldici¨®n que hizo jurar tambi¨¦n a sus descendientes. Desde 1917, y seg¨²n proyect¨® el prol¨ªfico arquitecto Antonio Palacios (Palacio de Comunicaciones, Instituto Cervantes...), el C¨ªrculo de Bellas Artes reposa en parte de ese jard¨ªn".
El libro de Gonz¨¢lez-Varas es un minucioso y riguroso recorrido hist¨®rico-arquitect¨®nico, una mirada al pasado urban¨ªstico, un intento de explicar de d¨®nde venimos y ad¨®nde vamos los habitantes de Madrid desde su eje. "Ya exist¨ªa un inter¨¦s por el Ayuntamiento de hacer un libro de este tipo", cuenta el autor. "La importancia que tuvo esta tipolog¨ªa de edificaciones en la consideraci¨®n de Madrid como Villa y Corte. El paseo de la Castellana merec¨ªa este homenaje, este intento de recuperar un poco la identidad perdida que nos lleva a una memoria relativamente reciente", explica Gonz¨¢lez-Varas.
En los a?os treinta la Castellana era un s¨ªmbolo de esplendor. Un paseo de carruajes y un lugar donde dejarse ver, casi una pasarela de ¨¦poca. Despu¨¦s, con la Rep¨²blica y la guerra, dej¨® de estar bien visto ese tipo de vida que en algunos casos como en el palacete de Medinaceli (antiguamente en la plaza de las Cortes, 7, donde ahora se eleva el hotel Palace) requer¨ªa hasta 50 sirvientes y los arist¨®cratas dejaron de lado el exhibicionismo y cambiaron el tipo de vida. Esa circunstancia casi emocional junto a la tentaci¨®n de especular con unos solares revalorizados por el hecho de que aquel paseo comenzaba a verse como s¨ªmbolo de la modernidad de la capital, hicieron sucumbir a aproximadamente la mitad de estos palacios. Ya en los a?os setenta, la pol¨ªtica cambi¨® y muchos organismos, atra¨ªdos por el prestigio de esas palaciegas construcciones, comenzaron a comprarlas y a convertirlas en su propia sede (banco Santander, Bankinter, Mapfre, Ministerio del Interior...). Hoy en Madrid solo est¨¢ habitado como tal el palacio de Liria, de la duquesa de Alba en la calle de la Princesa, seg¨²n la investigaci¨®n realizada por Gonz¨¢lez-Varas.
El resultado es un paseo de la Castellana como el que vemos hoy y que sigue su tendencia originaria: crecer hacia el norte.
Historias, leyendas y cuentos
- Palacio de Villahermosa (Museo Thyssen-Bornemisza). Es un edificio de 1770 que fue adquirido por el duque de Villahermosa un a?o despu¨¦s. En su fachada se coloc¨®, un siglo m¨¢s tarde, un front¨®n con una inscripci¨®n con el nombre de Mar¨ªa Manuela Pignatelli de Arag¨®n y Gonzaga, duquesa de Villahermosa, que seg¨²n dice el texto en lat¨ªn que ha prevalecido hasta hoy ("In eodem loco artis perfectionem et naturae oblectamentum consociavit") "en este lugar aun¨® la perfecci¨®n del arte y el consuelo de la naturaleza". Antes de su conversi¨®n en museo (1992) y habitado por la marquesa de Esquilache, su sal¨®n fue el m¨¢s famoso de Madrid.
- Palacio de Alca?ices (1630- 1882). Ubicado en el 48 de la calle de Alcal¨¢, delimitaba, junto al palacio de Buenavista (Cuartel General del Ej¨¦rcito de Tierra) y el de Linares (Casa de Am¨¦rica) la plaza de Cibeles. Ten¨ªa un ba?o ¨¢rabe, un capricho del marqu¨¦s producto de la moda neo¨¢rabe desatada por el arquitecto Rafael Contreras (restaurador de la Alhambra) y evocaba el estilo del har¨¦n de la sala de los Abencerrajes del monumento granadino.
- Palacio de Linares (Casa de Am¨¦rica). Fue construido en 1872 (Carlos Colub¨ª, Manuel An¨ªbal ?lvarez y Adolphe Ombrecht) y estuvo a punto de ser demolido en 1976, cuando fue declarado Monumento Hist¨®rico Art¨ªstico. Estuvo casi siempre abandonado y a su alrededor se cre¨® un halo rom¨¢ntico de misterio con leyendas sobre un supuesto matrimonio incestuoso entre los marqueses. En 1988 fue adquirido por el empresario Emiliano Revilla, que lo vendi¨® para su uso actual.
- Palacio del Marqu¨¦s de Salamanca (Fundaci¨®n BBVA). Ubicado en el 10 del paseo de Recoletos, fue considerado el palacio m¨¢s rico y moderno de Madrid y su propietario, el marqu¨¦s de Salamanca (diputado y ministro de Hacienda), fue una de las personalidades m¨¢s influyentes de la Espa?a de mediados del XIX: propietario de palacios, diarios (El Universal y El Correo), negocios de sal e inmobiliarios que dieron nombre al barrio de Salamanca, que denomin¨® "el nuevo Madrid".
- Palacio de Montellano. En el 33 de la Castellana, en el lugar que hoy ocupa la Mutua Madrile?a. Fue durante a?os la Embajada de Estados Unidos. Ah¨ª comienza el Rey a ir al colegio en Espa?a. Durante los a?os en los que se tensaron las relaciones entre don Juan y Franco y el Rey se va de Espa?a, los ni?os seleccionados para la escuela entre los que se encontraba Fernando Falc¨®, marqu¨¦s de Gri?¨®n e hijo del duque de Montellano, siguieron estudiando all¨ª y gracias a eso se mantuvo la escuela del Rey.
- Palacio de la Huerta de C¨¢novas (Embajada Americana). A la altura del 50 de la Castellana. Fue propiedad de C¨¢novas del Castillo (presidente del Consejo de Ministros durante casi todo el ¨²ltimo cuarto del XIX), que lo recibi¨® como regalo de los padres de su esposa para el matrimonio. All¨ª recib¨ªa C¨¢novas a todos los l¨ªderes pol¨ªticos, adem¨¢s de ser muy conocido por sus fiestas y bailes. Tras ser asesinado C¨¢novas y muerta su viuda, pas¨® a ser propiedad de los marqueses de Arg¨¹elles. Es conocida la amistad que ten¨ªa la marquesa (cubana) con Emilia Pardo Baz¨¢n, sus tertulias y reivindicaci¨®n de los derechos de las mujeres.
Tras ser Embajada de Cuba, sus herederos destacan la paradoja de que hoy sea Embajada americana, la potencia que arrebat¨® la isla a la corona espa?ola. El ¨²ltimo acontecimiento social celebrado en el palacio fue la boda de la hija de la marquesa de Arg¨¹elles: el banquete nupcial lo sirvi¨® Perico Chicote.
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