El salvaje Oeste espa?ol
Territorio de leyenda, de Babia a Sierra Morena por las viejas rutas de la trashumancia
Las viejas luchas entre agricultores y ganaderos que alimentaron tantas pel¨ªculas del Oeste americano se repitieron durante siglos en el Oeste espa?ol, un territorio menos conocido, mas no por ello menos apasionante. El olvido y abandono en los que esa larga franja fronteriza que recorre el pa¨ªs de Norte a Sur paralela a la raya portuguesa ha permanecido siempre son causa de la pervivencia de unos paisajes pr¨¢cticamente inviolados y de numerosos restos arquitect¨®nicos, hist¨®ricos y etnogr¨¢ficos sin parang¨®n en otras regiones. El Oeste espa?ol, en pleno siglo XXI, sigue siendo un territorio de leyenda.
Precisamente dos comarcas legendarias, la enso?adora y remota Babia, que acogiera los retiros de los reyes medievales leoneses y que por transposici¨®n termin¨® nombrando el estado de ensimismamiento, y la brav¨ªa Sierra Morena, con sus bandoleros c¨¦lebres, son los dos puntos de esa regi¨®n que Manuel Rodr¨ªguez Pascual, un profesor y veterinario experto en la trashumancia, sobre la que ha publicado varios estudios, y el fot¨®grafo Fernando Fern¨¢ndez eligieron como punto de partida y de llegada de un viaje a pie que ha fructificado en libro y que sirve de gu¨ªa a este reportaje: De Babia a Sierra Morena. Un viaje ancestral por la Ca?ada Real de la Vizana o de la Plata y otras v¨ªas pecuarias (Wenaewe, 2010), un largo y hermoso t¨ªtulo que anticipa un no menos sugerente viaje.
El viaje de Manuel Rodr¨ªguez Pascual y Fernando Fern¨¢ndez comienza, pues, en la Babia leonesa, all¨ª donde durante varios siglos recalaron miles de ovejas huyendo de los calores de Extremadura, adonde regresar¨ªan con el oto?o. A¨²n lo siguen haciendo, pero menos, y por eso en el verano a¨²n es posible admirar la buc¨®lica estampa de los reba?os pastando en las prader¨ªas de los puertos de altura monta?eses bajo las fabulosas pe?as que dominan la comarca donde, seg¨²n la leyenda, naci¨® el caballo del Cid y donde contin¨²an naciendo dos de los m¨¢s bellos r¨ªos de la Pen¨ªnsula: el Sil y el Luna.
Desde Babia, los reba?os y, con ellos, los pastores -la mayor¨ªa, nacidos en las aldeas babianas, tan buc¨®licas como sus prader¨ªas- descend¨ªan hacia el sur con los primeros fr¨ªos del oto?o en direcci¨®n a la bimilenaria ciudad de Astorga, donde arranca propiamente la ca?ada de la Plata o la Vizana (el primer nombre lo toma de la calzada romana que un¨ªa Astorga con M¨¦rida, las dos grandes ciudades del Oeste en aquel tiempo, y el segundo, del puente que, m¨¢s abajo de La Ba?eza, cruza las aguas del r¨ªo ?rbigo y, casi a continuaci¨®n, la frontera que separa las provincias de Le¨®n y de Zamora). Tanto en Astorga como en La Ba?eza, as¨ª como en los diversos pueblos que la calzada ha enhebrado como un rosario de cuentas en su camino, el viajero har¨¢ bien en detenerse para admirar sus muchos tesoros hist¨®ricos y arqueol¨®gicos, tanto m¨¢s cuanto se est¨¢n recuperando ¨²ltimamente, especialmente en el caso de Astorga, y las huellas de la antigua trashumancia: cordeles, vados, embarcaderos, lavaderos de lana, sesteaderos... Hasta una v¨ªa de tren, la que hasta hace veinte a?os transport¨® los reba?os desde aqu¨ª hasta Extremadura, como una sombra herrumbrosa, le hablar¨¢ de un esplendor hoy deca¨ªdo, pero que contin¨²a teniendo un cierto halo de ¨¦pica.
Por Zamora el viaje sigue, ahora cruzando inmensos p¨¢ramos cerealistas y hojas de monte bajo en los que peque?os bosques, junto a ruinas de monasterios y pueblos en abandono, guardan memoria de una ¨¦poca mejor, no solo para los trashumantes. La ciudad, por su parte, ve pasar la calzada y la ca?ada por su lado sin despertar de ese sue?o m¨ªstico en el que la sumergieron tantas batallas perdidas, tanto murmullo del Duero y tanta iglesia rom¨¢nica. Justo todo lo contrario que le pasa a Salamanca, a 60 kil¨®metros de all¨ª, donde la vida sigue su curso animada por su Universidad y por el mucho turismo que la visita. Lo que no obsta para que contin¨²e alentando su viejo esp¨ªritu ganadero, reflejado todav¨ªa en los miles de cabezas de vacuno que pueblan su extenso campo -el c¨¦lebre campo charro- y en el continuo ir y venir de reba?os de ovejas por los caminos.
Cuerpo de Hombre, el r¨ªo
De Salamanca, la calzada de la Plata o la Vizana sube hacia B¨¦jar, donde se encuentra el paso hacia Extremadura. La ciudad debe a aquella su existencia, pero la calzada le debe a ella su pervivencia. No en vano durante siglos las f¨¢bricas de pa?os bejaranas alentaron el negocio de la lana en la regi¨®n, y no en vano la Mesta fue la culpable de que la vieja calzada romana se conservara. Hoy, la industria textil de B¨¦jar es ya un recuerdo, pero de su esplendor antiguo, as¨ª como del de la ciudad, dan fe los arruinados edificios que jalonan el r¨ªo Cuerpo de Hombre (?qu¨¦ bello nombre para un regato!) y los grandes monumentos que contin¨²an desafiando al tiempo; desde la plaza Mayor o el palacio-jard¨ªn de los Duques de B¨¦jar hasta la cercana plaza de toros del Casta?ar, construida entera en granito y, al decir de los bejaranos, la m¨¢s antigua de Espa?a.
A Extremadura, la calzada llega cruzando el puerto de B¨¦jar, que es el punto de inflexi¨®n de la meseta en esa zona, y enseguida se desliza hacia Plasencia. Es su tramo m¨¢s abrupto, pero tambi¨¦n, a la vez, en el que mejor conservada est¨¢, con los miliarios originales jalon¨¢ndola en alg¨²n punto y hasta con un arco de triunfo, el de la desaparecida ciudad romana de C¨¢parra, enmarc¨¢ndola todav¨ªa. Plasencia, por su parte, a?ade a tanta riqueza hist¨®rica sus dos catedrales juntas, la rom¨¢nica y la g¨®tica, y un casco antiguo merecedor de una parada de un d¨ªa entero.
La siguiente es en Trujillo. La cuna de Pizarro y Orellana, dos de los grandes conquistadores de Am¨¦rica, sigue siendo una de las ciudades m¨¢s bellas de Extremadura y la mejor conservada junto con C¨¢ceres. M¨¦rida, en cambio, no est¨¢ tan bien conservada, pero sus importantes restos arqueol¨®gicos, junto con su condici¨®n de final o inicio de la v¨ªa romana de la Plata, constituyen otra parada obligatoria, si bien la Vizana sigue, atravesando el r¨ªo Guadiana y las inmensas tierras de Badajoz (Almendralejo, Villafranca de los Barros, Zafra...), hasta las mismas faldas de Sierra Morena, ya en la frontera de Andaluc¨ªa. All¨ª, en la m¨ªtica y remota Encomienda de Le¨®n, una tierra repoblada y defendida en la Edad Media por la Orden de Santiago, cumpl¨ªan viaje los reba?os y all¨ª pasaban el invierno entre dehesas de encinas y alcornocales, a la sombra de los pueblos y los fieros castillos fronterizos (Segura de Le¨®n, Calera, Montemol¨ªn...) que tantas hordas vieron pasar, pero que ahora se arruinan en el olvido. El mismo olvido que la ca?ada Vizana sufre y, con ella, todas las v¨ªas pecuarias que durante varios siglos fueron las venas que dieron vida a todo el Oeste espa?ol y que hoy desaparecen sepultadas por la hierba y la incuria general. Ojal¨¢ libros como el de Manuel Rodr¨ªguez Pascual y Fernando Fern¨¢ndez y la curiosidad de otros viajeros como ellos sirvan para recuperarlas.
? Julio Llamazares es autor del libro de cuentos Tanta pasi¨®n para nada (Alfaguara, 2011).
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Turismo de Castilla y Le¨®n (www.turismocastillayleon.com; 902 20 30 30).
? Central de reservas de turismo rural en Castilla y Le¨®n (www.castillayleonesvida.com; 902 36 71 04).
? Oficina de turismo de la provincia de Le¨®n (www.turisleon.com).
? Ayuntamiento de Astorga (www.ayuntamientodeastorga.com).
? Diputaci¨®n de Zamora (www.diputaciondezamora.es).
? Turismo de la Diputaci¨®n de Salamanca (www.dipsanet.es/turismo).
? Oficina de turismo de Extremadura (www.turismoextremadura.com).
? Turismo de la Diputaci¨®n de C¨¢ceres (www.turismocaceres.org).
? Turismo de Badajoz (http://turismo.badajoz.es).
? Turismo de Andaluc¨ªa (www.andalucia.org).
? www.sierramorenaonline.com.
? www.turismohuelva.org.
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