Operaci¨®n Ave F¨¦nix
A comienzos de esta semana, el presidente y el secretario general de Uni¨® Mallorquina (UM) anunciaban la disoluci¨®n del partido y su simult¨¢nea resurrecci¨®n con el r¨®tulo de Converg¨¨ncia per les Illes Balears (CIB). El prop¨®sito confesado de esa operaci¨®n Ave F¨¦nix es limpiar los estigmas de corrupci¨®n y de clientelismo ganados a pulso durante m¨¢s de dos d¨¦cadas. Las faltas de aseo moral de la formaci¨®n son contundentes. Los tres anteriores presidentes de UM -Maria Ant¨°nia Munar, Miquel Nadal y Miquel Flaquer- han sido acusados de corrupci¨®n por la fiscal¨ªa anticorrupci¨®n y sus dos secretarios generales previos -Tomeu Vicens y Dami¨¢ Nicolau- fueron condenados a penas de c¨¢rcel por las mismas razones. Varios consejeros del Gobierno balear y del Consell de Mallorca, as¨ª como otros altos cargos de la Administraci¨®n aut¨®noma y municipal afiliados a UM, han tenido que dimitir tras ser interrogados en los juzgados.
Uni¨® Mallorquina renuncia a sus siglas, estigmatizadas por la corrupci¨®n y el clientelismo
No es tan barato, sin embargo, romper con el pasado de un partido y mantener la continuidad de sus activos organizativa y materialmente beneficiosos. Pocas horas despu¨¦s de que el presidente y el secretario general de UM anunciaran la muerte de su formaci¨®n pol¨ªtica eran citados como representantes legales de la asociaci¨®n por el juez instructor del caso Picnic para exigirles el dep¨®sito de una fianza de 1.600.000 euros destinada a cubrir las eventuales responsabilidades del caso.
El sistema de partidos del archipi¨¦lago y las instituciones de autogobierno de sus territorios (los consells insulares) han permitido a UM (tres representantes sobre los 59 esca?os del Parlamento aut¨®nomo y el 6,5% de los votos emitidos en 2007) desempe?ar un papel central m¨¢s all¨¢ de su ralo apoyo electoral. La instalaci¨®n de UM como grupo-bisagra le ha permitido completar las mayor¨ªas absolutas en el Parlamento balear, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma. Durante el largo reinado de Maria Ant¨°nia Munar, obligada en 2010 a abandonar la presidencia del Parlamento balear por los esc¨¢ndalos, la imprescindibilidad de UM para la pol¨ªtica de alianzas de PP y PSOE transmiti¨® a sus dirigentes una falsa sensaci¨®n de impunidad que multiplic¨® la audacia, la desfachatez y el n¨²mero de cohechos, operaciones urban¨ªsticas, comisiones ilegales, contratas ama?adas y compra de votos.
Tal vez el ejemplo de cinismo dado por los presidentes auton¨®micos del PP Gabriel Ca?ellas (salvado de la c¨¢rcel por la prescripci¨®n del caso S¨®ller) y Jaume Matas (que acaba de sumar el caso Calatrava al caso Palma Arena) haya servido tambi¨¦n de acicate para transformar Baleares en el puerto de arrebatacapas. En cualquier caso, parece llegada la hora de que el Estado de derecho se plantee el grav¨ªsimo problema de la existencia de partidos -como UM- secuestrados por organizaciones mafiosas que no los gobiernan para desarrollar sus funciones constitucionales propias, sino para desvalijar las arcas p¨²blicas y enriquecerse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.