El espectro de otra Somalia se asoma a Europa
La estructura tribal de Libia, la tradici¨®n de venganza y la lucha por la renta petrolera complican una salida negociada
?Ser¨¢ Libia una segunda Somalia en ?frica, pero con petr¨®leo, colindante con Italia y a tan solo 1.230 kil¨®metros de las costas de Espa?a? Los acad¨¦micos estudiosos de Libia barajan varias hip¨®tesis sobre lo que suceder¨¢ en la naci¨®n menos poblada (6,2 millones de habitantes) y m¨¢s rica del norte de ?frica tras la ca¨ªda de su l¨ªder, Muamar el Gadafi.
Pero ?ser¨¢ derribado Gadafi? "S¨ª", contesta Moncef Uann¨¨s, profesor de la Universidad de T¨²nez y autor del libro de referencia Militares, ¨¦lites y modernizaci¨®n de la Libia contempor¨¢nea (Par¨ªs 2009, L'Harmattan).
"Es muy posible que su propia tribu [gadafa] le fuerce a abandonar el poder porque tema que cuanto m¨¢s dure la guerra, peor ser¨¢n las represalias que padezca", se?ala Uann¨¨s. "La venganza tribal sigue siendo la regla", a?ade. "Por eso le podr¨ªa empujar a exiliarse en Venezuela -sigue siendo una opci¨®n v¨¢lida- o directamente liquidarle".
En el caso libio, los expertos no se atreven a hablar de partidos y elecciones
"Las tribus ser¨¢n esenciales para la estabilidad del pa¨ªs", dice Hasni Abidi
El m¨¢s pesimista de todos los vaticinios ve a Libia convertida en una especie de segunda Somalia, el pa¨ªs del Cuerno de ?frica sumido en el caos de las luchas tribales desde que hace 20 a?os fue derrocado su presidente Mohamed Siad Barre.
"S¨ª, hay un riesgo de que acabe siendo una nueva Somalia, pero con hidrocarburos", advierte Hasni Abidi, experto en Libia y director del Centro de Estudios e Investigaci¨®n del Mundo ?rabe y del Mediterr¨¢neo (CERMAM) de Ginebra.
Aunque no siempre formulan hip¨®tesis tan negras, todos los estudiosos de Libia prev¨¦n un futuro m¨¢s complicado que el de sus dos vecinos ahora en transici¨®n democr¨¢tica. "A diferencia de Egipto y de T¨²nez, Libia est¨¢ formado por tribus, clanes y alianzas", recalc¨®, el 20 de febrero en televisi¨®n, Saif el Islam, el hijo al que Gadafi quer¨ªa dejar en herencia su cargo.
Su descripci¨®n es acertada. "En Libia hay 140 tribus y clanes familiares aunque solo una treintena tienen peso pol¨ªtico", afirma Hanspeter Mattes, director adjunto del Instituto de Estudios de Oriente Medio de Hamburgo y autor de un libro sobre Libia.
Las tribus, casi todas musulmanas sun¨ªes excepto los ibaditas, est¨¢n repartidas por las tres grandes regiones -Tripolitania en el oeste, Cirenaica en el este y el des¨¦rtico Fezzan en el suroeste- cada una con lazos con uno de los tres pa¨ªses vecinos: T¨²nez, Egipto y Argelia. El colonizador italiano las feder¨® en un Estado que adquiri¨® la independencia en 1951.
El golpe de Estado militar que Gadafi dio en 1969 acab¨® con la monarqu¨ªa, pero el nuevo l¨ªder no se mantuvo solo en el poder a punta de bayoneta. Su tribu, gadafa, se ali¨® con otras dos, magarha y warfalla. Juntas "asumieron posiciones clave en el aparato de seguridad", se?ala Hanspeter Mattes. La alianza iba aparejada con el juego h¨¢bil de un Gadafi que atizaba rivalidades y repart¨ªa prebendas.
Poco despu¨¦s de los primeros disturbios, en Bengasi el 15 de febrero, el pacto tribal se quebr¨®. Warfalla, la tribu m¨¢s numerosa, con cerca de un mill¨®n de miembros, y asentada en el este del pa¨ªs, fue la primera en "traicionar" al l¨ªder.
La sublevaci¨®n contra Gadafi no parti¨®, sin embargo, de ninguna tribu "sino que fue popular y urbana", matiza Hasni Adibi. Su detonante fue la detenci¨®n en Bengasi de Fethi Tarbel, el abogado de las familias de los 1.200 presos ejecutados en la c¨¢rcel de Abu Selim de Tr¨ªpoli en 1996.
?Ser¨¢ necesario un nuevo pacto tribal para sacar a Libia adelante? Aunque la urbanizaci¨®n y la educaci¨®n les haya hecho perder influencia "las tribus seguir¨¢n siendo esenciales en mantener la cohesi¨®n social y la estabilidad del pa¨ªs", responde Hasni Abidi, de origen argelino.
"Libia no es T¨²nez ni Egipto", subraya el tunecino Uann¨¨s. "No son unos partidos pol¨ªticos embrionarios, formados por exiliados algo desconectados de la realidad, ni los inexistentes sindicatos y asociaciones de la sociedad civil los que van a desempe?ar un papel en la transici¨®n", asegura. Tampoco lo jugar¨ªa un Ej¨¦rcito mermado y dividido.
"La naturaleza tribal del pa¨ªs, las ganas y la tradici¨®n de venganza, la lucha por la renta petrolera -concentrada sobre todo en el este- y las acentuadas diferencias regionales son factores muy preocupantes", advierte Hasni Abidi.
"Los tripolitanos rechazan, por ejemplo, las tendencias mon¨¢rquicas -las antiguas banderas reales ondean ya en edificios de Bengasi- y religiosas conservadoras que est¨¢n emergiendo en Cirenaica", observa el alem¨¢n Hanspeter Mattes.
"Alcanzar un consenso para le era pos-Gadafi parece una tarea imposible y, si no se logra, habr¨¢ un largo periodo de inestabilidad con enfrentamientos militares", augura Mattes. Algunos expertos evocan una posible balcanizaci¨®n del pa¨ªs o, como Hasni Abidi, el espectro de Somalia.
El tunecino Uann¨¨s describe una especie de hoja de ruta de tres puntos para evitar esos escollos. "Lo primero es apaciguar la sed de revancha de muchos libios", se?ala. "La segunda prioridad es crear unas m¨ªnimas estructuras participativas para fomentar el di¨¢logo", a?ade. "Y, por ¨²ltimo", concluye el profesor de la Universidad de T¨²nez, "alcanzar una plataforma com¨²n, unas nuevas reglas del juego, entre el mayor n¨²mero de libios, de dentro y de fuera, incluidos los exiliados residentes en Estados Unidos, Europa o el golfo P¨¦rsico".
Por sorprendente que parezca, los expertos no se atreven, en general, a hablar, en el caso de Libia, de multipartidismo ni de elecciones libres, como si se tratase de una ficci¨®n que no estuviese por ahora al alcance de sus ciudadanos.
S¨ª mencionan, con frecuencia, que para que Libia vuelva a bombear los 1,7 millones de barriles diarios que produc¨ªa antes de la crisis, Estados Unidos y Occidente pondr¨¢n toda la carne en el asador para impedir que caiga en la anarqu¨ªa.
Varios exiliados libios no comparten estas predicciones sombr¨ªas de los acad¨¦micos. "Todos ellos no han escuchado debidamente los gritos que lanza el pueblo", se indigna, desde Par¨ªs, Othman Ben Sasi.
"Desde Tobruk hasta Marsa el Brega -la ciudad costera rebelde m¨¢s cercana a Tr¨ªpoli- pasando por Bengasi la multitud ha coreado hasta quedarse af¨®nica: '?ni este ni oeste; todos libios!'. Es revelador del deseo de superar viejas rencillas para construir un nuevo pa¨ªs", concluye.
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