La jubilaci¨®n de las centrales nucleares
Primero alargan la edad de jubilaci¨®n de los trabajadores y ahora aprueban una Ley de Econom¨ªa Sostenible donde se propone alargar la edad de jubilaci¨®n de las centrales nucleares. Se ve que a Zapatero le encanta esto de buscarse nuevos enemigos entre sus potenciales electores.
Las centrales nucleares fueron dise?adas en su d¨ªa para funcionar unos 30 a?os. Esa vida relativamente corta se debe a que la radiaci¨®n at¨®mica que existe en estas instalaciones afecta negativamente a los elementos claves de la central, fragiliz¨¢ndolos a¨²n m¨¢s frente a los efectos derivados de las fuertes alteraciones t¨¦rmicas y desgastes qu¨ªmicos que se producen en todas las centrales t¨¦rmicas. Pero ahora que la edad media de las centrales a nivel mundial es de 27 a?os, los propietarios de las centrales nucleares de todo el mundo est¨¢n apretando a los pol¨ªticos para que alarguen la vida de las centrales a 40, 50 e incluso a 60 a?os... porque la avaricia no tiene l¨ªmites.
El 'lobby' nuclear ha presionado a los pol¨ªticos para lograr beneficios extras
?Alguien conoce una industria que funcione durante 40 o 50 a?os? Yo desde luego no conozco ninguna, y las centrales t¨¦rmicas cl¨¢sicas se cierran a esas edades por razones puramente tecnol¨®gicas, como le ha ocurrido por ejemplo a la t¨¦rmica de Santurtzi, cerrada a los 40 a?os de vida. Pero eso no ha impedido al lobby nuclear para presionar a los pol¨ªticos, con ¨¦xito por ahora, a fin de conseguir beneficios extras muy suculentos, aunque sea a costa de que la poblaci¨®n se vea obligada a asumir riesgos mayores debidos a esa prolongaci¨®n irresponsable de la vida de estas centrales nucleares.
Seg¨²n nos quieren hacer creer, el accidente de la central nuclear de Chern¨®bil no existi¨®. Como tampoco existe el riesgo de que los terroristas ataquen una central nuclear, a pesar de que incluso el CNI ha reconocido que esa es la amenaza m¨¢s importante que pesa sobre Espa?a. Bien al contrario, nuestros interesados encantadores de serpientes nos intentan vender con total desparpajo que estas vetustas centrales nucleares no tienen ya riesgos de accidentes.
Pero, curiosamente, esos mismos propietarios de las centrales nucleares siguen exigiendo, y obteniendo de los Gobiernos, una ley especial que les declara exentas de responsabilidad indemnizatoria frente a las consecuencias de un eventual accidente nuclear, de manera que s¨®lo pagar¨ªan los da?os ocasionados hasta un m¨¢ximo de 700 millones de euros, corriendo el resto de los da?os a costa del Estado. Por lo que se ve, ni ellos ni las compa?¨ªas de seguros se creen lo de la seguridad de las centrales
Tambi¨¦n nos dicen que tenemos que asumir como una ventaja indubitada que estas centrales no emiten CO2, lo que ayuda a cumplir con Protocolo de Kioto, como si fuera mejor emitir residuos radioactivos, cuyo tratamiento y eliminaci¨®n sigue sin estar disponible t¨¦cnicamente. Por si no se sabe, el CO2 no es ning¨²n veneno, sino la base de la fotos¨ªntesis y, por lo tanto, de toda la vida que existe en el planeta.
Incluso nos predican que las centrales nucleares pueden resolver la crisis de energ¨ªa, como si no supi¨¦ramos que esta forma de energ¨ªa s¨®lo aporta el 6% del consumo mundial y tiene tendencia a la baja. Por ejemplo, en este a?o 2010 la potencia el¨¦ctrica de origen nuclear instalada en el mundo ha bajado en 300 Mw y, en cambio, la potencia e¨®lica, que es otra forma de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica con vocaci¨®n minoritaria., ha subido en 35.800 Mw, que viene a ser la producci¨®n equivalente a 10.000 Mw nucleares. Ciertamente, ni la e¨®lica ni la nuclear nos van a resolver el problema de la energ¨ªa de los pr¨®ximos a?os, pero dentro de 20 a?os el mundo producir¨¢ tanta energ¨ªa el¨¦ctrica con base al viento que con base a la energ¨ªa nuclear.
Pero lo m¨¢s cruel de la ley aprobada es que elude obligar a las empresas el¨¦ctricas a compartir los enormes beneficios econ¨®micos derivados de esa peligrosa estrategia consistente en alargar la vida de las centrales. Como ocurre en el tratamiento que estos pol¨ªticos hacen de la crisis financiera que padecemos, los beneficios son para los empresarios y las p¨¦rdidas, para los ciudadanos.
En efecto, alargar en 10 a?os la vida de una central nuclear t¨ªpica de 1.000 Mw viene a suponer un beneficio adicional para la propiedad de 1.000 millones de euros. Buena parte de ese beneficio deriva del absurdo hecho de que en el sistema el¨¦ctrico espa?ol el precio que se paga por un kilowatio-hora es el precio de coste m¨¢s caro de todas las centrales que han funcionado en un d¨ªa determinado. Con esta peculiar regla, las empresas que est¨¢n amortizadas, como las nucleares o las hidroel¨¦ctricas antiguas, obtienen un superbeneficio, puesto que les pagan su producto al mismo precio que una central nueva y cara, pendiente de amortizar.
Otros pa¨ªses m¨¢s serios, Holanda o Alemania por ejemplo, cuando han decidido alargar las vidas de las centrales han tomado una medida muy simple: imponer una carga impositiva especial a estas centrales "viejas" de manera que parte de esos "superbeneficios" derivados de la prolongaci¨®n de la vida de las centrales no s¨®lo sirvan para mejorar las arcas de Hacienda, sino para desarrollar las energ¨ªas renovables, que son las que van a tener que resolver el problema energ¨¦tico en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
Si los partidos espa?oles que han votado esta ley tuvieran el mismo criterio y decencia que los alemanes, habr¨ªan impuesto unas cargas a los propietarios de las ocho centrales nucleares espa?olas que supondr¨ªan aproximadamente un valor de 10.000 millones de euros para un per¨ªodo de prolongaci¨®n de la vida de 10 a?os. La mitad de esa cifra ir¨ªa a promocionar las energ¨ªas renovables y la otra mitad, a cubrir los Presupuestos del Estado.
Pero como tenemos unos pol¨ªticos d¨¦biles, entregados a los cantos de sirena de los lobbys financieros o energ¨¦ticos, nos encontramos obligados no s¨®lo a soportar todos los peligros adicionales derivados de estas centrales envejecidas, sino a no compartir ninguno de los beneficios econ¨®micos tan arriesgadamente conseguidos.
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