Dirigentes del PP piden que Cospedal deje su cargo si es elegida presidenta
Sostienen que no deber¨ªa seguir de secretaria general si gana Castilla-La Mancha
Las elecciones en Castilla-La Mancha definen buena parte del futuro del PP. No solo porque Mariano Rajoy ha convertido esta comunidad en la prueba de fuego del ¨¦xito o fracaso en las auton¨®micas del 22 de mayo. Tambi¨¦n porque su resultado puede alterar los equilibrios de poder en el partido. En la c¨²pula nacional y entre los m¨¢ximos dirigentes regionales se ha instalado, seg¨²n todos los dirigentes consultados, esta idea: si Dolores de Cospedal es elegida presidenta de Castilla-La Mancha debe dejar la secretar¨ªa general del PP. Lo cree as¨ª la mayor¨ªa. Sin embargo, ella ha dejado muy claro, incluso en p¨²blico pero sobre todo en una conversaci¨®n con Rajoy, que no quiere dejarla aunque gane, con lo que en el PP se est¨¢ fraguando ya esa batalla clave.
Aunque el PP ahora es una balsa de aceite, conviven grupos diferenciados
Si saliera derrotada, la situaci¨®n tampoco est¨¢ exenta de problemas: aunque se ha impuesto internamente poco a poco, Cospedal es una dirigente pol¨¦mica. A muchos barones y dirigentes clave no les gust¨® que compatibilizara la secretar¨ªa general con un liderazgo regional. Aunque nadie cree que Rajoy la quite si gana en votos pero no gobierna por una ley electoral que le perjudica.
En el trasfondo, otra clave: ?habr¨¢ congreso este a?o, como se?alan los estatutos del PP y prometi¨® Rajoy? La mayor¨ªa de los dirigentes creen que si el resultado en mayo es bueno, y si Zapatero no adelanta las elecciones, habr¨¢ congreso. Pero Cospedal y sus fieles no lo ven necesario si el resultado es bueno. Ese c¨®nclave supondr¨ªa claramente su salida de la secretar¨ªa general para dejar paso probablemente a Ana Mato.
?Y Rajoy? En septiembre de 2010, aprovechando un c¨®nclave de dos d¨ªas en el Parador de Toledo, el l¨ªder tante¨® la posibilidad de nombrar un coordinador para que ella se concentrara en su campa?a. Pero Cospedal no quiso. Estrat¨¦gicamente, a ella le interesa seguir siendo la cara del PP. Ella explic¨® que ya hab¨ªa pasado lo peor -B¨¢rcenas, Camps, Costa, el caso de los esp¨ªas- y que no era momento de cambios. Rajoy, seg¨²n varios dirigentes, acept¨® los argumentos. Pero todos creen que en cuanto logre el objetivo, convocar¨¢ un congreso -se habla de octubre- para relevarla y lanzar la campa?a de las generales.
Aunque el PP, desde que le sonr¨ªen las encuestas, es una balsa de aceite, en la direcci¨®n conviven tres y hasta cuatro grupos muy diferenciados. No hay guerra, ni mucho menos, pero tampoco hay demasiada sinton¨ªa y a veces hay rivalidad. Cada uno se busca sus propias parcelas de poder y tratan de no chocar. A Rajoy, que nunca se ha destacado por crear equipos compactos -siempre se ha diferenciado de Rodrigo Rato, que creaba ratistas muy fieles- parece no molestarle.
En el primer grupo estar¨ªa la propia Cospedal y Esteban Gonz¨¢lez Pons con sus respectivos equipos. En el segundo, Ana Mato, que lleva el peso diario de la organizaci¨®n, y Javier Arenas, hombre fuerte del partido. La estructura tradicional de G¨¦nova est¨¢ muy ligada a estos ¨²ltimos.
El otro grupo lo conforman Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, sus fieles del Congreso y el equipo econ¨®mico con Crist¨®bal Montoro a la cabeza. Act¨²an casi como un partido aparte. Han creado sus grupos de expertos, tratan de nutrir al l¨ªder con informes y propuestas y son independientes.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n est¨¢ el propio gabinete de Rajoy -cada vez m¨¢s grande e influyente-, dirigido por Jorge Moragas. Y Jaime Mayor, que va por libre y contradice la l¨ªnea oficial sobre pol¨ªtica antiterrorista pero acude fiel a las reuniones de cada lunes.
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