Obama asume el compromiso moral de echar a Gadafi
El deterioro de la situaci¨®n en Libia impone cierta urgencia a EE UU, que no descarta actuar sin la ONU
Mientras los m¨¢ximos responsables de la seguridad discut¨ªan los pr¨®ximos pasos a dar, ya de car¨¢cter militar, en relaci¨®n con Libia, la Casa Blanca admit¨ªa ayer la obligaci¨®n moral del presidente Barack Obama de actuar para poner fin a la violencia desatada por Muamar Gadafi contra su propio pueblo. Estados Unidos quiere que esos pasos est¨¦n dirigidos por la ONU, pero no los condiciona abiertamente a la aprobaci¨®n de una resoluci¨®n por el Consejo de Seguridad.
"Claramente hay un componente moral en las acciones que se est¨¢n tomando y que se seguir¨¢n tomando", declar¨® el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, lo que equivale al reconocimiento de que los intereses inmediatos de EE UU, que no son muy destacados en esta ocasi¨®n, no constituyen el ¨²nico m¨®vil de la actuaci¨®n de Obama en Libia.
Obama ha exigido p¨²blicamente la salida de Gadafi y se ha comprometido en varias ocasiones a respaldar las aspiraciones democr¨¢ticas de los ciudadanos libios. Ahora se encuentra atrapado entre ese compromiso y las dificultades de tomar medidas que resulten eficaces sin provocar una crisis a¨²n mayor.
Para buscarlas se reuni¨® ayer la plana mayor de su Administraci¨®n: la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el secretario de Defensa, Robert Gates, el jefe del Estado de Mayor, almirante Mike Mullen, y el director de la CIA, Leon Panetta, entre otros.
No est¨¢ previsto el anuncio de novedades inmediatas, pero el reloj sigue corriendo, la situaci¨®n de los rebeldes en Libia se va deteriorando, el poder de Gadafi se va consolidando y la posibilidad de acciones militares, incluida la imposici¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea, es cada d¨ªa mayor. Carney reconoci¨® "el sentimiento de urgencia que se ha creado por lo que estamos viendo en Libia".
La Casa Blanca mantiene que "todas las opciones est¨¢n sobre la mesa", pero los responsables militares trataron ayer de reducir el abanico de opciones para poder actuar lo antes posible. Ese abanico abarca actualmente desde la movilizaci¨®n de medios militares en el Mediterr¨¢neo para cortar las comunicaciones al r¨¦gimen libio y dificultar los movimientos de su aviaci¨®n, hasta la aplicaci¨®n efectiva de la zona de exclusi¨®n, pasando por la introducci¨®n a trav¨¦s de las fronteras de Egipto y T¨²nez de ayuda, de momento humanitaria y log¨ªstica, para los rebeldes.
Todas esas opciones implican la utilizaci¨®n de recursos militares y comportan, por tanto, un cierto riesgo. Un bloqueo de comunicaciones podr¨ªa ser respondido con un ataque de Gadafi sobre barcos de la OTAN, el reparto de ayuda exige el uso de tropas terrestres que pueden verse envueltas en combates inesperados y la zona de exclusi¨®n requiere, como ya se ha dicho, ataques sobre los sistemas antia¨¦reos libios.
Estados Unidos conf¨ªa en poder contar, antes de emprender cualquiera de esas acciones, con luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero tampoco quiere excluir la posibilidad de tener que hacerlo sin ese aval. Carney, que ayer aludi¨® al precedente de Bosnia en 1995 -cuando la OTAN bombarde¨® Serbia sin autorizaci¨®n de la ONU-, describi¨® la posici¨®n norteamericana al respecto en los siguientes t¨¦rminos: "Nuestra clara preferencia es actuar junto a nuestros aliados, incluidos la ONU y la OTAN". Pero, presionado por los periodistas, no quiso precisar si, adem¨¢s de una preferencia, eso era una condici¨®n.
Es evidente que Obama, que el martes habl¨® con el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, para discutir "c¨®mo conseguir la salida de Gadafi lo antes posible", seg¨²n la nota oficial, no quiere tomar la iniciativa en este asunto. Resultar¨ªa demasiado f¨¢cil recurrir a la demagogia sobre el matonismo norteamericano si Estados Unidos diera la apariencia de estar forzando la voluntad de los pa¨ªses europeos y ¨¢rabes. Pero, al mismo tiempo, la presi¨®n interior est¨¢ creciendo a demasiada velocidad como para que Obama pueda permitirse el lujo de esperar por mucho tiempo una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad. En ese frente se ha avanzado muy poco: Francia y el Reino Unido mantienen su voluntad de presentar un proyecto de resoluci¨®n pero la resistencia de China y Rusia no ha cedido hasta el momento.
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