Soderberg tira la toalla y la c¨¢mara
El director anuncia su precoz retirada y se suma a la lista de cineastas que un d¨ªa decidieron parar - El realizador de 'Traffic' admite el hast¨ªo ante su profesi¨®n
![Toni Garc¨ªa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F3326707c-9230-47a3-9aba-0edff2767e77.png?auth=f79a103bc8ea07d688ed70e1f96c6481623653c4d56881945c968e90c16963b2&width=100&height=100&smart=true)
En una soleada ma?ana veneciana, con una taza de caf¨¦ en la mano y el Wall Street Journal cuidadosamente doblado sobre la mesa, Steven Soderbergh (1963, Atlanta) meditaba sobre el futuro del cine (el independiente y el de estudio) como si el asunto ya no fuera con ¨¦l: "Las nuevas tecnolog¨ªas y el uso del HD en formato dom¨¦stico abrir¨¢n muchas puertas a j¨®venes directores que ahora ser¨¢n capaces de trabajar con recursos m¨ªnimos y de operar al margen de los grandes intereses de Hollywood. Creo que, en general, son buenas noticias".
La conversaci¨®n con este mismo peri¨®dico ten¨ªa lugar en 2009 en el legendario hotel Cipriani, a cuenta de la presentaci¨®n de ?El sopl¨®n! en la Mostra. Nada en sus palabras indicaba que el cineasta planeara plantarse (como anunci¨® ayer a la web Studio 360) pero se le notaba bastante lejos de aquel joven cin¨¦filo que en 1989 se paseaba emocionado por el festival de Cannes con Sexo, mentiras y cintas de video bajo el brazo (literalmente), entregado a su pel¨ªcula como el que acaba de conocer al amor de su vida. All¨ª conoci¨® a los hermanos Weinstein, ayud¨® a convertir Miramax en un s¨ªmbolo del cine independiente (y una m¨¢quina de hacer dinero) y empez¨® una carrera en la que supo combinar proyectos con un poso de chifladura y superproducciones de alma taquillera.
Matt Damon declar¨® hace unos meses que su amigo planeaba dejar todo
As¨ª, si por un lado explotaba su rostro autoral con El rey de la colina, Schizopolis o Solaris por el otro le hac¨ªa ojitos a Hollywood con la trilog¨ªa de Ocean's Eleven, Erin Brokovich o Traffic. Con los beneficios de las unas hac¨ªa realidad las otras, viviendo su propia vida de rebelde con c¨¢mara pero sin olvidarse de hacer felices a los mandamases.
Ayer, el anuncio de su retirada sobresalt¨® a todo el mundo, ya que aunque Matt Damon declaraba hace unos meses que su compa?ero de fiestas planeaba dejarlo todo y dedicarse a otros menesteres, este tipo de comentarios son la comidilla habitual del d¨ªa a d¨ªa en el mundillo del cine estadounidense y normalmente responden a una resaca, un mal d¨ªa o la promesa de un poco de publicidad gratuita, bajo aquel inquebrantable precepto de "que hablen de uno aunque sea mal".
El realizador une as¨ª su nombre al de otros directores con denominaci¨®n de origen que un d¨ªa decidieron que ya ten¨ªan suficiente. Arthur Penn, por ejemplo, un profesional con t¨ªtulos como La noche se mueve, Bonnie & Clyde o La jaur¨ªa humana a sus espaldas, que de la noche a la ma?ana dejo de mirar el mundo a trav¨¦s de la c¨¢mara para pasarse al teatro. Despu¨¦s entro y sali¨® del s¨¦ptimo arte sin hacer mucho ruido, dejando lustros de distancia entre pel¨ªcula y pel¨ªcula.
Penn nunca necesit¨® ning¨²n medio de comunicaci¨®n para decir adi¨®s, al igual que Terrence Malick, otro mito con modos de hura?o que se retir¨® durante dos d¨¦cadas (las que separaron D¨ªas del cielo de La delgada l¨ªnea roja) simplemente porque no lo ten¨ªa claro. Y David Lynch, que advirti¨® de que no pensaba volver a tocar una c¨¢mara convencional de cine ya que el formato digital le parec¨ªa mucho m¨¢s interesante, ha acabado -finalmente- por no hacer ni una cosa ni otra, y ya suma cinco a?os sin un largometraje.
Que Hollywood es una trituradora estaba claro, pero pocos sospechaban que hasta un hombre con la cintura de Soderbergh acabar¨ªa tirando la toalla. De momento el de Atlanta contempla terminar The man from U.N.C.L.E. (adaptaci¨®n de la serie televisiva), Contagion y Liberace y ¨²ltima los detalles del que ser¨¢ su pr¨®ximo estreno, Haywire, sobre un s¨²per-soldado traicionado que decide tomarse la justicia por su mano.
Las palabras de Soderbergh a la p¨¢gina web Studio 360 ten¨ªan un poso de amargura que poco tiene que ver con las boutade a las que nos tienen acostumbrados al otro lado del Atl¨¢ntico: "Cuando llegas al punto en el que piensas que si tienes que volver a subirte a la furgoneta para localizar exteriores te pegar¨¢s un tiro, es el momento de dejar subirse en la furgoneta a otros a los que de verdad les haga ilusi¨®n". Nada de mensajes contradictorios o lecciones sobre el inexorable mal que asuela el cine moderno, simplemente la verdad. La verdad de un tipo cansado de jugar a lo mismo una y otra vez, como un t¨¦cnico enredado en los cables de la m¨¢quina que supuestamente deber¨ªa hacerle la vida m¨¢s f¨¢cil.
Los que vieron el documental que acompa?aba a la edici¨®n especial de Che, editada por Criterion en Estados Unidos, ya pudieron advertir en el discurso del director que la ilusi¨®n por su trabajo se hab¨ªa empezado a desmoronar, cansado de las inquinas del negocio y de sus infinitas dobleces, incomprensibles hasta para ¨¦l, con 30 pel¨ªculas a sus espaldas.
De momento el cin¨¦filo puede consolarse sabiendo que Clint Eastwood ha declarado que nunca dejar¨¢ de hacer pel¨ªculas o que Terrence Malick ha vuelto a lo grande: su pr¨®ximo filme, The tree of life, se proyectar¨¢ en el festival de Cannes si todo va como est¨¢ previsto.
![Steven Soderberg, fotografiado en 2009 durante el rodaje de <i>?El sopl¨®n!</i>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SG5XK7ALX3AQ5SXJUC47RYUPCQ.jpg?auth=6715c9f061d4582ee6caeebc68f2db46dad837c1c4042c589e1ae6ed4186ee5d&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.