Una Europa inane

La diplomacia est¨¢ siendo una vez m¨¢s devorada por los acontecimientos sobre el terreno en Libia, donde casi un mes despu¨¦s de que comenzaran las protestas Gadafi ha recobrado plenamente la iniciativa, sus fuerzas retoman ciudades y su aviaci¨®n y sus tanques diezman a los rebeldes. Rebeldes en Libia significa personas en absoluta inferioridad de condiciones que, mir¨¢ndose en el espejo de pa¨ªses vecinos, han decidido levantarse contra una brutal opresi¨®n. Y que ahora, a la vista de la par¨¢lisis internacional, van perdiendo la esperanza de derrocar al tirano.

La Uni¨®n Europea -como el Consejo de Seguridad de la ONU, como Estados Unidos- tambi¨¦n da largas a la guerra civil libia. No cabe interpretar de otra manera la vaguedad sem¨¢ntica de un acuerdo, ayer, en el que se reconoce como "interlocutor pol¨ªtico fiable" al consejo nacional de los sublevados; o que considera, a estas alturas, que antes de intervenir contra Gadafi tiene que "demostrarse la necesidad de actuar".

Para sobrevivir, el movimiento rebelde en armas, por confuso y desorganizado que aparezca a los ojos occidentales, necesita imperativamente del reconocimiento formal internacional, abanderado por Francia y que le escatima la UE. La prevista ayuda humanitaria no sirve para canalizar apoyos pol¨ªticos ni para vender petr¨®leo. Europa, dividida, tampoco est¨¢ por secundar una zona de exclusi¨®n a¨¦rea que podr¨ªa resultar decisiva.

Es poco probable que a un rufi¨¢n tan curtido como Gadafi le impresione mucho la beata petici¨®n de la UE para que renuncie al poder. La ret¨®rica europea -pese a su incansable pr¨¦dica sobre derechos humanos, libertad y democracia- no puede ocultar el hecho de que los escaldados poderes occidentales, con Washington a la cabeza, prefieren seguir esperando, cualquiera que sea el precio de hacerlo, antes de promover una acci¨®n militar en otro pa¨ªs musulm¨¢n. Exigir para cerrar el cielo libio la anuencia plena de la Liga ?rabe, una organizaci¨®n b¨¢sicamente in¨²til, es un burdo escapismo.

Comienza a ser pertinente preguntarse qu¨¦ pasara en Libia -cu¨¢ntos muertos y cu¨¢ntos refugiados m¨¢s- con Gadafi ganando la partida. Si la contraofensiva gubernamental contin¨²a en medio del estupor internacional, las derrotas de los sublevados y las represalias llevar¨¢n presumiblemente al p¨¢nico y luego a la desbandada. ?Qu¨¦ argumentos invocar¨¢n la ONU, Washington o Bruselas, cada uno esperando que el otro d¨¦ el primer paso, para no haberlo evitado a tiempo?

La ausencia de una contundente respuesta exterior no solo refuerza la crueldad de Gadafi. Env¨ªa tambi¨¦n un devastador mensaje a otros d¨¦spotas regionales sobre las ventajas de resistir despiadadamente. Y no puede ser m¨¢s desmoralizadora para todos aquellos que a riesgo de su vida buscan libertad en una zona del mundo que, desde su independencia de los poderes coloniales, ha sido puesta de rodillas por sus propios dirigentes.