Serenidad nocturna

Valladolid es ya un destino de negocios con cierta entidad en el concierto espa?ol, lo que justifica la irrupci¨®n de numerosos establecimientos hoteleros que viene a saciar la demanda creciente de los ¨²ltimos a?os. Cerca del tri¨¢ngulo que forman las plazas de Espa?a, Col¨®n y Zorrilla, a cinco minutos de la estaci¨®n de trenes (incluido el AVE), el grupo Zarzuela ha abierto un hotel de 41 habitaciones que por su morfolog¨ªa y apariencia lleva la manida etiqueta de boutique. Es un inmueble residencial de principios del siglo XX que conserva sus galer¨ªas, sus balconadas de forja, sus ventanales cartesianos. Oscuro, aunque le robe suficientemente luz a una calle de por s¨ª escasamente soleada. Con dise?o de hoy y pretensiones de ser elegante quiz¨¢s ma?ana. Agradable y tranquilo, m¨¢s por su excelente insonorizaci¨®n que por la tipolog¨ªa de su clientela, en gran parte hombres de negocios renuentes a hospedarse en un gigante hotelero sin personalidad.

Sus autores, Gonzalo Paredes y Sonia Rivas, han seguido la l¨ªnea cl¨¢sica anticipada ya hace una d¨¦cada en el vecino hotel Meli¨¢ Recoletos. Si se quiere, con una madurez superior y con menos adornos espurios, debido a la intervenci¨®n del decorador minimalista Carlos Joral, que ha equilibrado la balanza a favor de unos interiores cultos y serenos por dem¨¢s. El hotel destila as¨ª un ambiente agradable en el vest¨ªbulo-biblioteca, en el comedor y el bar, a lo largo de los pasillos, que reflejan a todas horas, incluso por la ma?ana, un ambiente nocturno calmo y aterciopelado.

Ese mismo acento se hace notar en las habitaciones, amplias, acogedoras, bien amuebladas. Aunque, inexplicablemente, el hu¨¦sped debe soportar algunos incordios, como el de pedir en recepci¨®n las claves de acceso inal¨¢mbrico a Internet, el de encontrarse debajo de una ducha no muy ergon¨®mica que le deja tiritando desde el primer chorro sobre la nuca, o el de acostarse en un colch¨®n excesivamente r¨ªgido con una almohada de estas mismas caracter¨ªsticas. Nada que no pueda ser corregido, en cualquier caso, por una plantilla amable y profesional, siempre dispuesta a prestar servicio m¨¢s all¨¢ del manual de buenas costumbres tur¨ªsticas.

Valladolid necesitaba un hotel as¨ª de serio y a un precio verdaderamente tentador: 75 euros por noche con el desayuno incluido.