Nuestro gu¨ªa, Antonio P¨¦rez
El artista recorre la Cuenca m¨¢s creativa en seis paradas exquisitas
Si nos adentramos en la Cuenca del arte contempor¨¢neo nos encontramos, de sopet¨®n, con un pu?ado de afamados nombres: Fernando Z¨®bel (Manila, 1924-Roma, 1984), Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998), Manolo Miralles (Gran Canaria, 1926-Madrid, 1972), Gerardo Rueda Salaberry (Madrid, 1926 -1996), Gustavo Torner (Cuenca, 1925), Miguel Berrocal (M¨¢laga, 1933-2006)... Todos se han ido, la mayor¨ªa para siempre, pero muchas de sus obras permanecen a buen recaudo, vigiladas y mimadas por un coet¨¢neo de todos ellos: Antonio P¨¦rez (Sig¨¹enza, Guadalajara, 1934).
No es dif¨ªcil de ver, por las cuestas medievales de esta ciudad colgada sobre el J¨²car, la melena cana de ese hombre, editor, escritor y artista pero, sobre todo, memoria viva de una ¨¦poca de agitaci¨®n pol¨ªtica y de artistas exiliados. A sus 76 a?os, Antonio P¨¦rez camina a zancadas por la vida y por este territorio patrimonio mundial. Su cuerpo y su alma est¨¢n en muchas partes. Cuando no est¨¢ en la fundaci¨®n que lleva su nombre o en su casa, tabicada con torres de libros, est¨¢ en el Jovi, junto a "los mejores gin-tonics de la provincia". Un bar que, pese a tener un nombre que suena a El Se?or de los Anillos de Tolkien, tiene un origen mucho m¨¢s prosaico: Jos¨¦ Vicente, su due?o.
El caso es que este hombre, con corpulencia de anda-r¨ªos (como le bautiz¨® su amigo Juan Mars¨¦) y voz rasgada por el uso, est¨¢ muchas veces en la puerta de su fundaci¨®n, como vigilando sus tesoros, en la entrada de ese antiguo monasterio de las Carmelitas: un edificio de cinco pisos con vistas privilegiadas de toda la ciudad manchega. Departe con unos y con otros, echa una charla con el vigilante, da una vuelta y vuelve a irse. Antonio P¨¦rez, vividor empedernido dispuesto a morir vivi¨¦ndolo todo, nos gu¨ªa y acompa?a en esta ruta por el arte contempor¨¢neo conquense, que no es m¨¢s que el recorrido por su propia vida y la de su largu¨ªsima colecci¨®n de amigos y conocidos.
01 Por arte de magia
Arranca el paseo, como no pod¨ªa ser de otro modo, en la Fundaci¨®n Antonio P¨¦rez. Un lugar hecho casi a su imagen y semejanza, organizado o desorganizado siguiendo el orden de sus sinapsis mentales. Desde 1998 all¨ª ha ido dejando gran parte de lo que ten¨ªa (que es mucho), de lo encontrado, de lo conseguido, y todo lo cedido y regalado.
All¨ª hay mucho de Saura, aquel amigo que le abri¨® la puerta de su casa en el casco viejo conquense un d¨ªa de hace ya m¨¢s de cincuenta a?os, cuando ¨¦l viajaba por los m¨¢rgenes de los r¨ªos de Espa?a. Entr¨® por su puerta y no sali¨® hasta meses despu¨¦s, para volver siempre. En otra planta, tiene su habitaci¨®n Millares y sus inquietantes obras negras y blancas. Y hay una estancia que descubre las obras editadas en la ¨¦poca de Ruedo Ib¨¦rico, aquella editorial que codirigi¨® en los a?os sesenta desde el s¨®tano de una librer¨ªa parisiense y que edit¨® la mayor parte de los libros prohibidos en el franquismo.
All¨ª est¨¢n adem¨¢s todos sus objetos encontrados que, al m¨¢s puro estilo de Marcel Duchamp, Antonio P¨¦rez ha convertido en art¨ªsticos como por encantamiento. En definitiva, en la fundaci¨®n uno puede ver el mundo a trav¨¦s de sus ojos.
02 Visiones abstractas
Pocos metros cuesta abajo, en las casas colgadas, nos encontramos con el Museo de Arte Abstracto Espa?ol, que tanto empe?o le cost¨® a Z¨®bel y que ¨¦ste fund¨® junto con Torner en 1964. Hoy, gestionado por la Fundaci¨®n Juan March, cuenta con una colecci¨®n de m¨¢s de 1.500 obras. "Este fue un empe?o personal de Z¨®bel y hoy guarda la mejor colecci¨®n de arte abstracto de Espa?a", comenta.
03 Recuerdos de Saura
Ya llegando a la plaza Mayor, junto a la grandiosa catedral g¨®tica, se encuentra la llamada Casa Zavala, convertida desde 2008, y con el impulso de P¨¦rez, en la fundaci¨®n Antonio Saura. En la Casa Zavala permanece una colecci¨®n permanente de pinturas, obra gr¨¢fica original, libros y documentos que repasan la trayectoria del gran artista.
04 Torner en 40 obras
Al otro lado del vertiginoso puente de San Pablo, junto al Parador, en el antiguo convento de los dominicos, se esconde el Espacio Torner, con 40 obras del escultor.
05 A 110 kil¨®metros
Pero el arte contempor¨¢neo conquense ha saltado al abismo de sus escarpadas hoces de mil metros de altura y se ha ido a otras zonas de la provincia. A 110 kil¨®metros de la capital, est¨¢ San Clemente, ese pueblo donde el ¨²ltimo fin de semana de Pascua llevan en volandas a las v¨ªrgenes, la de los Remedios y la de Rus (su patrona). Sale todo el pueblo a la carrera a las siete de la ma?ana y, al trote, entre magdalenas caseras y licores dulces, recorren los nueve kil¨®metros que separan el pueblo de la ermita (digno de ver). En la misma plaza de este pueblo inadvertido, en la antigua casa consistorial (un imponente edificio plateresco del siglo XVI), se encuentra el Museo de Obra Gr¨¢fica, con m¨¢s de 200 obras y curiosidades.
06 Los frescos de Mateo
En Alarc¨®n, a 87 kil¨®metros de la capital, se guarda un secreto art¨ªstico y contempor¨¢neo. El pintor Jes¨²s Mateo (Cuenca, 1971), ha convertido la iglesia de San Juan Bautista (un edificio herreriano del siglo XVI) en su particular espacio pict¨®rico (cubri¨® de frescos todas sus paredes y techos durante un a?o entero). Fue su primera obra y podr¨¢ gustar o no, pero como colof¨®n de la ruta resulta recomendable.
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