Twitterrevoluci¨®n
Es un d¨ªa cualquiera de febrero en Twitter. A las seis de la ma?ana, Alex de la Iglesia ya est¨¢ de rodaje con Salma Hayek y sube una foto de la actriz, ojerosa por el madrug¨®n. Un rato m¨¢s tarde, el copresentador de Ana Rosa Quintana M¨¤xim Huerta mira su m¨®vil en directo en el plat¨®: tiene un aluvi¨®n de mensajes porque los espectadores acaban de ver en su programa a la mujer de Santiago del Valle confesar que su marido es un asesino . Al mediod¨ªa, Rubalcaba anuncia la bajada del l¨ªmite de velocidad en las autov¨ªas para ahorrar gasolina y los ciudadanos reaccionan con sorna ("?Pongamos la jubilaci¨®n a los 110 a?os y la velocidad en las autopistas a 67 kil¨®metros!"). Los blogueros asisten a un congreso en Burgos y saturan Twitter contando lo que comen, ven y escuchan, mientras redistribuyen los ¨²ltimos titulares sobre Libia y Gadafi de la cadena Al Jazeera . Por la noche se comenta el estreno de Hijos de pap¨¢ en Cuatro .
Muestra quiz¨¢ mejor que ninguna otra red social las relaciones desnudas, visibles como alambres
Usuarios y medios est¨¢n viendo que es un polvor¨ªn donde se mezcla lo p¨²blico y privado, verdad y mentira
Manuel Castells: "Para llegar a las barricadas hay que pasar por la red. Son las wikirrevoluciones"
Ahora es el festival del texto sacado de contexto. El humor puede ser malinterpretado
Y as¨ª cada d¨ªa. Este caos de informaci¨®n -p¨²blica y privada, relevante y accesoria, seria y en broma, trascendente y cotidiana, canalizada por amigos, celebridades, desconocidos, empresas y medios de comunicaci¨®n- llamado Twitter afronta su quinto cumplea?os el pr¨®ximo julio con 200 millones de cuentas en todo el mundo y 130 millones de tuits al d¨ªa. Es un momento dorado para la red social, popularizada entre el gran p¨²blico gracias al idilio sostenido con famosos y medios de comunicaci¨®n, pero que ha mantenido el tipo informativo desempe?ando un papel clave en un acontecimiento hist¨®rico como son las recientes rebeliones en los pa¨ªses ¨¢rabes. Espa?a se ha apuntado a la Twitterrevoluci¨®n con energ¨ªa; es el pa¨ªs europeo donde crece a m¨¢s velocidad: un 151% en un a?o, hasta los dos millones de usuarios ¨²nicos, seg¨²n ComScore, y sin contar a los muchos que prefieren utilizarla a trav¨¦s de programas para el m¨®vil o el ordenador en lugar de usar twitter.com .
Si Facebook ha triunfado al descubrir que en realidad a los humanos nos importa menos la privacidad que las relaciones, Twitter ha probado que las comunicaciones cortas y r¨¢pidas sirven para casi todo. Sus mensajes est¨¢n limitados a 140 caracteres. Si lo que se desea explicar no cabe, se enlaza fuera, a una foto reci¨¦n tomada, un reportaje, un blog. "La experiencia tuitera es distinta para cada usuario porque cada uno la regula a trav¨¦s de la gente que decide seguir y al rev¨¦s; el contenido que publicas define qui¨¦n te va a seguir. Tambi¨¦n es asim¨¦trica en la amistad. Cualquiera puede seguirte y no hay necesidad de un seguimiento mutuo", explica el profesor de la Universidad de Navarra Jos¨¦ Luis Orihuela . ?l sigue a 1.000, pero le siguen 120.000. Cuando un espa?ol se da de alta, se le sugiere empezar a recibir sus mensajes, junto a los de otras personas y organizaciones de lo m¨¢s dispar. A partir de ah¨ª, el reci¨¦n llegado deber¨¢ empezar a buscar conocidos y a construir su red. Decidir si le interesa la vida cotidiana de los futbolistas, hablar con los amigos o retransmitir en directo lo que emite la CNN.
Twitter es cruel y muestra quiz¨¢ mejor que ninguna otra red social las relaciones desnudas visibles como alambres. Lady Gaga es seguida por ocho millones y medio de personas, mientras a miles de an¨®nimos no les hace caso nadie. Son habituales las celebridades de la red desconocidas en la calle, los periodistas con m¨¢s eco que sus propios medios o los subordinados m¨¢s populares que sus jefes. En Twitter, si te rodeas de gente interesante, te llegar¨¢ informaci¨®n interesante. Y si dices algo relevante y ocupas la posici¨®n correcta en la red, tu mensaje puede obtener repercusi¨®n mundial instant¨¢nea. Como en la vida misma, pero de una forma infinitamente m¨¢s sencilla y veloz. Los m¨¢s populares no son los m¨¢s influyentes. Las cuentas de los medios son responsables de la mayor¨ªa de los temas calientes (trendingtopics), que los usuarios filtran y difunden a toda velocidad: su vida media es de 20 a 40 minutos, seg¨²n un estudio de HP.
Desde su puesta en marcha, pr¨¢cticamente todas las grandes noticias han saltado primero en Twitter. Impensable hace cinco a?os hasta para su fundador, Evan Williams , que ya hab¨ªa tomado parte en otro terremoto informativo anterior creando ni m¨¢s ni menos que Blogger , la temprana herramienta de publicaci¨®n sencilla de blogs que vendi¨® a Google en 2003. Williams pens¨® en Twitter como una forma divertida de comunicaci¨®n entre familia y amigos, y junto a Jack Dorsey y Biz Stone ide¨® un prototipo en un par de semanas. Los earlyadopters tecnol¨®gicos, que se apuntan a todas las novedades por el placer de seguirlas, descubrieron que conversar ah¨ª era m¨¢s sencillo que hacerlo en otros espacios como los comentarios de los blogs. Pronto la comunidad le encontr¨® otras utilidades: inventaron el retuit (RT, una forma de repetir el tuit de otra persona), se organizaron con hashtags para poder seguir conversaciones (etiquetas marcadas con el s¨ªmbolo de la almohadilla #) y poco a poco la conversaci¨®n cotidiana y casual se mezcl¨® con la actualidad.
"Al principio no ¨¦ramos conscientes de que nuestra charla era tan p¨²blica, era casi un chat entre freaks", cuenta Maril¨ªn Gonzalo , directora de contenidos de la red de blogs Hipertextual y usuaria pionera. De esa ¨¦poca queda el aire desenfadado de la red y su logotipo: un p¨¢jaro azul que adquirieron en un banco de im¨¢genes barato. De hecho, tweet significa trino en ingl¨¦s. Hoy, la empresa se toma muy en serio a s¨ª misma: su objetivo es llegar a los 1.000 millones de usuarios, una meta compartida con Facebook, y algunos analistas financieros calculan que vale 10.000 millones de d¨®lares.
Su secreto es volverse imprescindible para sus usuarios. Lo primero que hace Maril¨ªn por las ma?anas es encender el ordenador y mirar Twitter, que se queda en segundo plano durante toda la jornada. Si sale a la calle, lo usa en el m¨®vil, y antes de dormir, tambi¨¦n. Desde que abri¨® su cuenta hace cuatro a?os, nunca ha estado m¨¢s de tres d¨ªas sin ¨¦l. C¨¦lebre en la red, pero desconocida fuera de ella, esta periodista argentina es una de las mujeres m¨¢s seguidas de Espa?a. Cada comentario suyo sobre un asunto de actualidad provoca docenas de respuestas, aunque ha aprendido que no tiene por qu¨¦ contestarlas todas. A diferencia del correo electr¨®nico, la etiqueta tuitera no requiere una respuesta inmediata... ni siquiera una respuesta. Tiene m¨¢s de 105.000 followers. "A partir de cierto n¨²mero de seguidores eres mucho m¨¢s cuidadosa con lo que dices", afirma. Suena l¨®gico: es m¨¢s popular que la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n espa?oles.
Usuarios y medios est¨¢n a¨²n aprendiendo que Twitter es un polvor¨ªn donde se mezclan lo p¨²blico y lo privado, donde verdad y mentira vuelan a la misma altura. Las reputaciones se construyen o se destrozan con rapidez. En EE UU ha sido sonado el caso del periodista Nir Rosen , que dimiti¨® de su trabajo tras un comentario sobre la violaci¨®n sufrida en Egipto por la enviada de la CBS. El t¨ªtulo del art¨ªculo en el que se trat¨® de explicar era elocuente: "C¨®mo 480 caracteres deshicieron mi carrera" . En Espa?a corrieron r¨ªos de tinta cuando el mes pasado EL PA?S suspendi¨® la campa?a publicitaria del director Nacho Vigalondo despu¨¦s de que publicara una broma sobre el Holocausto en su Twitter. Otro director, Alex de la Iglesia, pas¨® del infierno al cielo de la red al modificar su opini¨®n sobre la ley Sinde tras el contacto con los tuiteros y dimitir, en consecuencia, como presidente de la Academia de Cine .
El escritor Arturo P¨¦rez-Reverte tuite¨® en el ¨²ltimo baile de ministros sobre las l¨¢grimas de despedida de Moratinos que "ni para irse tuvo huevos". De inmediato, los usuarios se pusieron a hacer chistes sobre la machada del escritor. Al acad¨¦mico le hizo gracia y se uni¨® a los tuiteros, que lo recibieron encantados. Sus palabras fueron ampliamente recogidas en prensa y televisi¨®n. Meses despu¨¦s dir¨ªa al respecto en un congreso sobre redes sociales: "Twitter es una charla de amigos, una barra de bar. Ocurri¨® como cuando un periodista saca de contexto una frase. Al d¨ªa siguiente, dos ministros citaron mi nombre en el telediario. Trasladar un tuit tan crudo, aislado, descontextualizado... En Twitter, todo lo que digas ser¨¢ utilizado en tu contra. Estropea su esp¨ªritu. Hay que apelar al sentido com¨²n. No es un medio para dar una rueda de prensa".
Jos¨¦ Luis Orihuela replica que, m¨¢s que un bar, Twitter es comunicaci¨®n p¨²blica y que no se puede tomar a la ligera. Que los arranques de espontaneidad se pagan caros. Culpa en parte al hecho de que se use de forma m¨®vil y r¨¢pida, desde cualquier lugar y momento. La viralidad del medio puede jugar a tu favor, pero tambi¨¦n en tu contra. Tampoco ayuda la fascinaci¨®n medi¨¢tica que ejerce: "Los medios cada vez prestan m¨¢s atenci¨®n a aquello de lo que est¨¢ hablando la gente en las redes sociales. Es un elemento que tienen que incorporar de forma m¨¢s seria, sofisticada y cuidadosa. Twitter es el festival del texto sacado de contexto".
El humor, una parte muy importante de la experiencia tuitera, corre muchos riesgos de ser malentendido al transportarse a un titular. Gerard Piqu¨¦ dio un gran espaldarazo a la popularidad de Twitter en Espa?a el mes pasado, cuando decidi¨® publicar una foto con un grupo de amigos que confirmaba de facto su relaci¨®n con Shakira . Pero los tuiteros decidieron no fijarse en la pareja, sino en un amigo de Piqu¨¦ que aparec¨ªa en un rinc¨®n de la imagen con una camisa de cuadros y un gesto gracioso. La broma se convirti¨® en algo viral, lleg¨® a la lista de trendingtopics y el futbolista aprovech¨® para organizar un partidillo entre los usuarios y su amigo en un h¨¢bil gesto. En horas, el joven hab¨ªa pasado del anonimato a protagonizar las noticias m¨¢s le¨ªdas de todos los digitales. Piqu¨¦ brome¨® diciendo que era el nuevo m¨¢nager del chico de la camisa de cuadros y que ped¨ªa "respeto por su intimidad". Muchos medios entendieron el tuit de forma literal, como si el futbolista se hubiera convertido realmente en representante.
"El humor requiere contextos compartidos", dice el profesor. "Cuanto m¨¢s hay, es m¨¢s f¨¢cil, por eso se r¨ªen tanto los amigos, porque una sola palabra hace recordar toda la an¨¦cdota. En Twitter, el contexto no es compartido, lo pone el lector, no hay espacio para ¨¦l. Es f¨¢cil que de forma involuntaria -o intencional- ocurran ese tipo de malentendidos". El cantante David Bisbal tambi¨¦n fue v¨ªctima en febrero de la presi¨®n tuitera, aunque no fue tan h¨¢bil en su manejo como P¨¦rez-Reverte o Piqu¨¦. Escribi¨® en plena crisis egipcia a su mill¨®n de seguidores: "Nunca se han visto las pir¨¢mides de Egipto tan poco transitadas, ojal¨¢ que pronto se acabe la revuelta". En minutos, la frase fue la comidilla de medio Internet . Indignado, public¨® un tuit de queja. Despu¨¦s borr¨® ambos. Lo empeor¨®.
Alejandro Sanz , el espa?ol m¨¢s seguido de Twitter con m¨¢s de 1,7 millones de followers, mantiene una postura sobre las descargas muy impopular, que a menudo le lleva a enzarzarse en discusiones con los usuarios. Sorprende que mientras muchos pol¨ªticos, empresas y organizaciones delegan en community managers, muchas celebrities usen el servicio en persona. La desintermediaci¨®n de Internet aplicada a la fama, sin m¨¢nagers ni periodistas por medio. Para bien y para mal. El poder de los fans es una de las fuerzas ocultas que mueve Twitter: en su momento, la empresa calcul¨® que un 3% de sus servidores estaban dedicados al ¨ªdolo canadiense Justin Bieber . Tuvieron que modificar el algoritmo que detectaba los temas calientes para que no apareciera siempre en ellos. El d¨ªa que se cort¨® el pelo perdi¨® 80.000 seguidores.
Pero no es solo cosa de adolescentes. Hay escritores, intelectuales, presidentes de Gobierno. Para todos ellos, las ventajas son muchas: se trata de una herramienta de marketing barata, efectiva y f¨¢cil de manejar. La desventaja es que se arriesgan a escuchar lo que no quieren o¨ªr. En su m¨®vil y en su propio bolsillo. "Al principio me hac¨ªan mucho efecto las cr¨ªticas", explica el presentador televisivo y periodista M¨¤xim Huerta, fascinado con Twitter. "Dan m¨¢s ganas de contestar al que insulta que a quien dice algo positivo, y eso no es justo". Ha notado el surgimiento del provocador tuitero, que busca que alguien meta la pata, y en una evoluci¨®n muy com¨²n, con el tiempo se ha moderado: "Antes pon¨ªa fotos m¨ªas en el ba?o, de mi desayuno, de mi cara... Hasta que un d¨ªa vi mi foto despeinado, reci¨¦n levantado a las seis de la ma?ana en S¨¦ lo que hicisteis", explica. Le han llegado a parar por la calle para decirle que le siguen en Twitter. "No 'te veo en la tele', sino 'te sigo'. La tele es m¨¢s fr¨ªa".
Huerta tuitea en directo, pero tambi¨¦n adora ver la televisi¨®n con el m¨®vil en la mano comentando los programas. "La soledad del espectador ha terminado con Twitter. Es como estar de pronto en un campo de f¨²tbol. Ves todas las reacciones de un mont¨®n de gente". No es el ¨²nico. En la ¨²ltima SuperBowl se tuite¨® a un ritmo de 4.000 mensajes por segundo. Ya no se espera al d¨ªa siguiente para comentar en la oficina la gala de los Goya o el estreno de Operaci¨®n Triunfo , sino que se hace en directo. El papel de Twitter como marco social de la televisi¨®n o segunda pantalla ha dado una grata sorpresa a la industria, que tras a?os buscando incentivar el directo para salvar la publicidad, se encuentran con que los espectadores lo prefieren... para poder charlar entre ellos. Series como El barco han jugado con la herramienta como un canal m¨¢s de la ficci¨®n.
Tras unos a?os de tanteo, muchas empresas y organizaciones lo han incorporado con relativa naturalidad a sus estrategias comunicativas. La cuenta oficial de La Moncloa es seguida por 115.000 personas. Iberia inform¨® al instante desde la suya sobre la ¨²ltima huelga de controladores. El servicio de atenci¨®n al cliente de las operadoras suele funcionar mejor por Twitter que de forma telef¨®nica. La compa?¨ªa comercializa publicidad dentro de los flujos de b¨²squeda y en sus trendingtopics. Incluso la propaganda y la publicidad encubierta, en un proceso de p¨¦rdida de la inocencia que recuerda al sufrido por la blogosfera, han hecho su aparici¨®n. Maril¨ªn Gonzalo cuenta c¨®mo ha llegado a recibir ofertas para emitir tuits hablando a favor de una empresa, algo que, denuncia, hacen algunos tuiteros sin advertir de ello. M¨¤xim Huerta ha llegado a recibir un env¨ªo tan grande de cerveza de una marca, en agradecimiento por tuitear de forma espont¨¢nea sobre su costumbre de ir de ca?as, que tuvo que organizar una fiesta para acabar con el "regalo".
Mientras el potencial corporativo de Twitter ha ido d¨¢ndose por hecho, el debate que lo rodeaba perd¨ªa inter¨¦s a favor de otros asuntos. Uno, planteado por Nicholas Carr , es hasta qu¨¦ punto nuestro cerebro est¨¢ siendo transformado por tecnolog¨ªas como Twitter, perjudicando nuestra capacidad para concentrarnos y reflexionar. Defiende que Internet nos est¨¢ volviendo idiotas, mientras otros argumentan lo opuesto, que la tecnolog¨ªa nos obliga a evolucionar como especie. En cualquier caso, la herramienta, han reconocido psic¨®logos como Steven Pinker, engancha a nuestro cerebro gracias a la constante llegada de paquetes de informaci¨®n. Nada le atrae m¨¢s que las peque?as novedades. Actualizar. Ver mensajes nuevos. Actualizar. Mirar mensajes directos.
El segundo de los debates ha pasado en pocos meses de los te¨®ricos de la red a los telediarios. ?Puede cambiar el mundo Twitter gracias a sus portentosas capacidades para la comunicaci¨®n? Hace solo un a?o, la pregunta pod¨ªa provocar risa. Ya no. Cuando la web de Wikileaks fue inutilizada por la empresa que gestionaba sus DNS, los usuarios difundieron en segundos por toda la red las nuevas direcciones. Las acciones de Anonymous corren por Twitter como la p¨®lvora. La red social ha sido b¨¢sica para el ¨²ltimo reverdecer del ciberactivimo espa?ol, catalizado en las protestas contra la ley Sinde, desde la creaci¨®n del manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en diciembre de 2009, hasta la ¨²ltima campa?a #nolesvotes , que defiende un voto de castigo a los partidos que apoyaron la ley antidescargas. Su eslogan es, directamente, un hashtag.
"Twitter es la clave. Es la herramienta de los activistas", explica el abogado Carlos S¨¢nchez-Almeida , el primero en lanzar el hashtag #nolesvotes. Viejo conocedor de los movimientos de protesta en la red espa?ola desde los noventa, afirma que, a diferencia de entonces, la velocidad de esta nueva herramienta hace inmediatas las acciones de "guerrilla". En solo una tarde, y gracias a Twitter, los usuarios se organizaron para crear y coordinar 80 grupos regionales para la campa?a.
Un ejemplo del poder revolucionario tuitero incluso sin Twitter es c¨®mo usa la red desde Cuba la activista Yoani S¨¢nchez . No puede ver su cuenta por la censura en la isla, as¨ª que tuitea a ciegas desde su m¨®vil. A cambio, recibe SMS desde todo el mundo de sus 100.000 seguidores que le han ido informando, por ejemplo, de lo que suced¨ªa en Libia o Egipto. Despu¨¦s, las noticias vuelan al estilo cubano, en CD o memorias USB. Y en las rebeliones de los pa¨ªses ¨¢rabes , Twitter ha ayudado en la organizaci¨®n de los activistas y servido como caja de resonancia internacional de sus acciones. Cuando Mubarak orden¨® a los proveedores de Internet desenchufar el pa¨ªs, usuarios de todo el mundo ayudaron a los egipcios a saltarse la desconexi¨®n y Twitter se ali¨® con Google para crear un sistema que les permitiera tuitear mediante una llamada telef¨®nica local.
"Las revoluciones, ni estas ni ninguna, no son producidas por Twitter o cualquier otra tecnolog¨ªa de comunicaci¨®n, pero sin Twitter y otras redes sociales no habr¨ªan tenido la forma que tienen, no habr¨ªan sido tan espont¨¢neas, ni de difusi¨®n tan r¨¢pida, ni tan autoorganizadas de forma flexible y poco controlable, sin partidos de vanguardia ni autoproclamados l¨ªderes", explica por correo el catedr¨¢tico de sociolog¨ªa Manuel Castells, una autoridad en las relaciones entre comunicaci¨®n y poder . "Por eso yo las llamo wikirrevoluciones (como Wikipedia), movimientos sociales autogenerados y autoorganizados, que se basan en redes horizontales de comunicaci¨®n y confianza entre la gente, que empiezan en Twitter y Facebook y acaban en la calle y, cuando es necesario, en las barricadas, como en los tiempos heroicos. Pero para llegar a las barricadas hay que pasar por la red. Estas son las revoluciones de nuestro tiempo, protagonizadas por j¨®venes con los medios propios de su generaci¨®n, las redes sociales".
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