Dinero por democracia
Que no hayan sido muy buenos no quiere decir que no puedan mejorar. Los Gobiernos europeos tienen, en el mejor de los casos, un historial desigual en el fomento de la democracia en el vecindario m¨¢s cercano. Tuvieron ¨¦xito en Europa del Este tras el derrumbamiento del comunismo, aunque Bielorrusia sigue siendo el punto negro del continente. Pero han tolerado durante mucho tiempo las dictaduras en todo el Mediterr¨¢neo con la dudosa excusa de que la estabilidad, cualquiera que fuese su precio, era mejor que los disturbios, cualquiera que fuese su promesa. Ahora, la agitaci¨®n en el norte de ?frica da la oportunidad a los miembros de la Uni¨®n Europea de desempe?ar una funci¨®n econ¨®mica importante que podr¨ªa acelerar el nacimiento de unos reg¨ªmenes m¨¢s democr¨¢ticos en T¨²nez, en Egipto y quiz¨¢ finalmente en Libia. Deber¨ªan tratar de no desperdiciarla.
Ya fracasaron antes. Cuando el disparate econ¨®mico que se infligi¨® a s¨ª mismo acab¨® por fin con el sistema sovi¨¦tico, las democracias occidentales crearon el Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo (BERD), que se supon¨ªa oficialmente que "fomentar¨ªa la transici¨®n hacia unas econom¨ªas orientadas al mercado abierto" en los antiguos pa¨ªses comunistas, con la condici¨®n de que "se comprometieran a aplicar los principios de la democracia multipartidista, el pluralismo y la econom¨ªa de mercado". Esto hace que el BERD sea la ¨²nica organizaci¨®n financiera internacional cuyos estatutos recogen la construcci¨®n de la democracia. Cumpli¨® el cometido de apoyar el nacimiento de un sector privado y de apuntalar las instituciones democr¨¢ticas en lo que por aquel entonces se llamaba Europa del Este. Pero el banco tambi¨¦n se involucr¨® con reg¨ªmenes de Asia Central donde los miembros del aparato comunista se transformaban de la noche a la ma?ana en dictadores despiadados. Hizo negocios, y los sigue haciendo, con pa¨ªses como Turkmenist¨¢n, Uzbekist¨¢n, Kazajist¨¢n y Azerbaiy¨¢n, donde se encarcela y tortura sistem¨¢ticamente a los miembros de la oposici¨®n, y donde los potentados y sus familias han malversado gran parte de los recursos.
Con el norte de ?frica, la UE deber¨ªa centrarse en las condiciones pol¨ªticas en vez de econ¨®micas a cambio de la ayuda. Y puede tratar de dar un leve empuj¨®n al norte de ?frica para encaminarla hacia los mercados competitivos abiertos. Pero tambi¨¦n debe guardarse de tratar de imponer una econom¨ªa de la oferta con mano dura, ya que los anteriores gobernantes segu¨ªan, despu¨¦s de todo, unas pol¨ªticas que guardan un cierto parecido con el viejo consenso de Washington. La prioridad para proporcionar ayuda deber¨ªa ser el progreso en materia democr¨¢tica, al menos si la UE quiere que sus consejos econ¨®micos sean pol¨ªticamente cre¨ªbles.
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