Una c¨¢mara en el planeta Rulfo
Ven la luz las im¨¢genes captadas en M¨¦xico por Fern¨¢ndez Balbuena
No recuerda bien si fue El llano en llamas o Pedro P¨¢ramo, pero lo que s¨ª recuerda Guadalupe Fern¨¢ndez Gasc¨®n es aquel d¨ªa de los a?os cincuenta en que, en la casa del barrio de San ?ngel (en M¨¦xico D.F.), Juan Rulfo por fin ley¨® el manuscrito que llevaba semanas cargando bajo el brazo. Tambi¨¦n recuerda que ella -entonces una ni?a- estaba enamorada del maestro del realismo m¨¢gico y que su padre, el hoy desapercibido pintor y arquitecto espa?ol Roberto Fern¨¢ndez Balbuena (Madrid, 1890-M¨¦xico, 1966), hizo un par de correcciones a lo le¨ªdo por Rulfo. Osaba el exiliado Fern¨¢ndez Balbuena corregir al joven Rulfo por dos motivos: primero, porque le sacaba una pila de a?os y era un hombre de mundo (en los a?os treinta fue presidente de la Junta de Salvaci¨®n del Patrimonio y subdirector del Museo del Prado); segundo, porque les un¨ªa una estrecha amistad forjada a golpe de caminatas por el campo mexicano c¨¢mara en mano. De esas excursiones Fern¨¢ndez Balbuena tom¨® buena nota (fotogr¨¢fica) con su c¨¢mara Hasselblad. Ahora esas im¨¢genes se ven en p¨²blico por vez primera.
El exiliado espa?ol y el escritor mexicano forjaron su amistad a golpe de caminata
La galer¨ªa madrile?a Freijo Fine Art expone hasta el 22 de mayo, 18 de las cientos de im¨¢genes que tomara el in¨¦dito Balbuena fot¨®grafo acompa?ado por Rulfo. De pie, rodeada por las fotos de su padre que componen la muestra Emulsiones hist¨®ricas, tambi¨¦n recuerda Guadalupe lo guapo que era el escritor mexicano y las pesta?as tan largas que ten¨ªa: "tanto, que mi madre le ped¨ªa que con ellas sostuviera un cigarrillo". Su madre era la soriana Elvira Gasc¨®n (tambi¨¦n exiliada) que en tierras mexicanas se convirti¨® en ilustradora de cabecera de la editorial Fondo de Cultura Econ¨®mica. Hab¨ªa conocido a Fern¨¢ndez Balbuena en la Junta de Salvaci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico cuando ¨¦l era su presidente y ella inventariaba las obras del Prado que hab¨ªa que proteger de los bombardeos. Guadalupe recuerda la ira que sinti¨® su padre cuando ley¨® en julio de 1939 c¨®mo Eugenio d'Ors y el Conde de Romanones subrayaron en la reapertura de la pinacoteca que "la Providencia ayud¨® al Caudillo en la salvaci¨®n del Museo". Tercia Angustias Freijo: "No fue la Providencia, fue la labor de, entre otros, Balbuena, quien en numerosas conferencias por Europa moviliz¨® a personalidades, conciencias e instituciones art¨ªsticas de la necesidad de acoger las obras de arte espa?olas que se hallaban en riesgo inminente".
Es la hija de Balbuena la que ha custodiado durante m¨¢s de 40 a?os los negativos en M¨¦xico, y tambi¨¦n decenas de cuadros. Guadalupe, que vino a Madrid recientemente para la inauguraci¨®n de la muestra, relata los avatares que han sufrido la obra y la memoria de su padre. Lo ¨²ltimo que el p¨²blico espa?ol supo de este personaje (del que el Reina Sof¨ªa guarda algunas obras) fue una exposici¨®n de pintura en la Tabacalera de Madrid en 1991. Para esa muestra Guadalupe trajo de M¨¦xico los cuadros m¨¢s manejables de la ¨²ltima etapa creativa de su padre. En ella se mostraron las muchas obras que Balbuena abandon¨® en su casa de Madrid. "Las dej¨® tal cual, porque sali¨® de viaje en plena guerra y no pudo regresar nunca m¨¢s. Fueron custodiadas por sus numerosos hermanos", indica Freijo.
"Todos vamos a M¨¦xico, en total 54 personas y buena gente toda: catedr¨¢ticos, m¨¦dicos, poetas, etc., (...) M¨¦xico para Elvira y para m¨ª nos dar¨¢ lugar a trabajar y a pintar (...) Por desgracia la guerra ha dividido nuestro pa¨ªs y lo ha hecho inhabitable (...)", relata Balbuena en una carta dirigida a sus hermanos en abril de 1939 desde Par¨ªs.
En sus fotograf¨ªas en blanco y negro se desliza la magia realista del pa¨ªs que el pintor descubre pasados los 50 a?os. Balbuena revive en un M¨¦xico exuberante, y lo hace a trav¨¦s de una disciplina nueva para ¨¦l: la fotograf¨ªa. ?Qu¨¦ influencia pudieron tener Rulfo y otros realistas m¨¢gicos en la obra de Fern¨¢ndez Balbuena? Esa es una de las cuestiones trazadas por Freijo, que explica el car¨¢cter investigativo de la muestra. La respuesta est¨¢ en las fotos de Balbuena y en los textos de Rulfo.
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