Aquellos locos en sus viejos cacharros

Fernando Alonso, que es un as, lo debe saber bien, necesita velocidad, sentir la fuerza del viento de los m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora de su nuevo Ferrari. A 110 se aburre, y como confiesa, se podr¨ªa dormir. En la d¨¦cada de los setenta, nuestra compa?¨ªa de bandera automovil¨ªstica, Seat, adem¨¢s de los 600, 850, 127 y los 124, ten¨ªa en producci¨®n un motor de 1430 sobre chasis del anterior; una fierecilla que hac¨ªa sentir m¨¢s cerca el br¨ªo de sus caballos. Con ¨¦l hac¨ªamos nuestros pinitos a lo "fangio"; la fuerza la supl¨ªamos con nuestra juventud. Por eso entiendo a nuestro campe¨®n. Aquellos motores no eran comparables con los de ahora y, tampoco, los combustibles; el marketing medi¨¢tico ya no vende ofreciendo frontales de preciadas maderas o asientos de cuero, en estos momentos la verdadera revoluci¨®n est¨¢ en los h¨ªbridos, que combinan econom¨ªa, gracias a su motor mixto, y el silencio de su conducci¨®n.