La retirada del presidente
Ahora que el Partido Socialista ha suprimido la convocatoria de Vistalegre que deb¨ªa ser la lanzadera de la campa?a para las elecciones municipales y auton¨®micas del 22 de mayo con el secretario general, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de figura central; ahora que los barones territoriales y los alcaldes, as¨ª como los candidatos aspirantes a instalarse en esas posiciones de poder, consideran que su l¨ªder nacional, en vez de ser un sumando de valor a?adido a exhibir, es un sustraendo a evitar; ahora que las encuestas reflejan su p¨¦rdida progresiva de estimaci¨®n p¨²blica; ahora que se habla de primarias e incluso se baraja la opci¨®n de investir a un nuevo presidente del Gobierno que tomara el relevo para lo que quede de legislatura; ahora, precisamente ahora, es momento de examinar las dificultades de la retirada.
Se respira un aire de fin de ciclo, aunque quedan 12 meses para que se abran las urnas de las generales
Nuestro entrenamiento ha ido en sentido contrario. De Adolfo Su¨¢rez se dijo que nos deb¨ªa una explicaci¨®n sobre las causas que le llevaron a dimitir el 29 de enero de 1981. Pero ser¨ªa m¨¢s exacto pensar que lo inexplicable es el porqu¨¦ de su aguante hasta ese momento, despu¨¦s del tsunami del "vale todo" al que ven¨ªa enfrent¨¢ndose desde mayo de 1980. Leopoldo Calvo-Sotelo prest¨® sus valiosos servicios en un tiempo m¨ªnimo. Felipe Gonz¨¢lez quiso dejar de ser candidato cuando las elecciones generales de 1989. Lo dijo, por ejemplo, en declaraciones al entonces director de la agencia Efe, aunque no llegara a publicarse por las presiones insoportables del entorno de La Moncloa. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se fij¨® un l¨ªmite infranqueable de dos legislaturas y jug¨® despu¨¦s al Ant¨®n Pirulero para la designaci¨®n de su relevo en el Partido Popular. Pero la llegada de cada uno de estos eslabones a La Moncloa fue precedida de operaciones de destrucci¨®n masiva. Porque los socialistas percibieron como derrota los resultados de las generales de 1979 y se aplicaron a romper el p¨®ster de Su¨¢rez, convencidos de que contra otro adversario ganar¨ªan mejor en las siguientes. Y esa misma y a¨²n m¨¢s agravada operaci¨®n fue emprendida por los peperos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar contra Felipe Gonz¨¢lez de manera que para desalojarle val¨ªa incluso en frase de Ans¨®n poner el riesgo la estabilidad del Estado.
La nueva derecha del PP, que cuando le conviene se presenta entroncada con la UCD para apropiarse de sus m¨¦ritos y su temple, se hab¨ªa forjado de otra manera. Consideraba, en l¨ªnea con aquella mayor¨ªa natural acu?ada por Manuel Fraga, que le correspond¨ªa ocupar el poder por la mera fuerza de la gravedad y tend¨ªa a pensar en los a?os de Gobierno socialista en t¨¦rminos de anomal¨ªa a corregir. Para los populares refundados, los centristas eran una tropa obsesionada por hacerse perdonar e incapaz de enarbolar las aut¨¦nticas banderas y de decir su verdadero nombre. Por eso llegaban "sin complejos", declarando inv¨¢lida la primera transici¨®n y dispuestos a que a la segunda fuera la vencida. As¨ª, se inauguraba por los pelos, aunque hubiera de hablarse catal¨¢n en la intimidad y tuviera que declararse despu¨¦s a los terroristas de ETA "Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco" la entronizaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el parque tem¨¢tico de La Moncloa.
Ahora, se respira un aire de fin de ciclo, aunque quedan m¨¢s de 12 meses como m¨¢ximo para que se abran las urnas de las generales pero lo que digan el 22 de mayo se leer¨¢ en todas las direcciones. La orquesta medi¨¢tica refuerza la percusi¨®n que desplaza a la cuerda y el viento. Pedro el del bombo quiere fais¨¢n de plato ¨²nico desde el desayuno hasta la cena y para nada cuenta la ca¨ªda de los etarras. El estribillo delenda est Rubalcaba se reitera como el Bolero, de Ravel, en diferentes formatos hasta el paroxismo. Como guarnici¨®n se ofrece recuperar el bel¨¦n a base de Manol¨®n, la Kangoo, los polvos de ¨¢cido b¨®rico, el titadine y las mochilas preparadas en Ferraz para volar los trenes del 11 de marzo, y otros pastorcitos que los de G¨¦nova cada vez que son emplazados por el que lleva la batuta medi¨¢tica dicen sin pesta?ear que investigar¨¢n de nuevo.
De todas maneras, sabemos de las dificultades que encierra la operaci¨®n de la retirada. Cuesti¨®n sobre la que escribi¨® nuestro Hans Magnus Enzensberger en estas mismas p¨¢ginas (v¨¦ase EL PA?S del 26 de diciembre de 1989) una columna magistral, bajo el t¨ªtulo de Los h¨¦roes de la retirada. Volv¨ªa sus ojos hacia Clausewitz, el cl¨¢sico del pensamiento estrat¨¦gico, quien demostr¨® que la retirada es la operaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil donde el non plus ultra del arte de lo posible consiste en abandonar la posici¨®n insostenible. As¨ª que, como en las antiguas letan¨ªas solo nos queda decir: Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, mira por nosotros. Continuar¨¢.
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